Cada vez son más los que buscan otro futuro en el exterior

España, EE. UU. e Italia son los destinos elegidos. Se van confiados en que en otro país estarán mejor. Gran demanda de visas y doble ciudadanía.

BUENOS AIRES (ABA).- En el medio de una fila de 50 personas que se prolonga con cada minuto, Sergio Decelis espera su turno para pasar. Se muestra impaciente, con la mirada clavada en su carpeta llena de papeles y credenciales. Llegó al lugar a las 6 de la madrugada y sólo pudo posicionarse en la mitad de la cola. Está en la puerta del Consulado de España en Buenos Aires para tramitar un documento de identidad que le permita establecerse en el viejo continente legalmente. Y, al igual que los jóvenes que esperan en el consulado de Estados Unidos y en el de Italia durante una de las últimas mañanas del 2000, debe aguardar sereno para llegar a la ventanilla.

La demanda de documentos, pasaportes, visas de estudiante y de trabajo para emigrar al exterior se mantiene y hasta es mayor en esta época, según confirmaron fuentes de estas representaciones diplomáticas en la Argentina.

España aumentó su nivel de solicitudes de visados en más de un 35 por ciento con respecto del mismo período del año anterior, Italia ya otorgó más de 7000 pasaportes y Estados Unidos ratificó por ley su intención de permitir el ingreso irrestricto de argentinos con planes de estudio o de vacaciones.

El último viernes del año, “Río Negro” recorrió estas tres representativas sedes consulares y comprobó a través de los relatos de los protagonistas las historias que se esconden detrás de los números que señalan el masivo éxodo que se dio en todo el 2000.

“Es fácil de explicar”, asegura Decelis, un joven decorador de interiores que ya tiene un pie adentro del avión que lo llevará a Andalucía. “Yo estoy acá para arreglar mi situación e irme a la tierra de mi viejo, porque para terminar como él acá, con una jubilación mísera, sin un peso después de trabajar toda la vida, no me quedo. Me preocupa mi futuro”, aseguró.

Tiene 28 años, y su padre llegó al país desde España con toda la familia cuando él era pequeño. Pero ahora desconfía de lo que puede depararle el futuro, y más porque los familiares que regresaron a la madre patria lograron hacerse de un buen pasar y hoy están sin inconvenientes económicos. “Es desconcertante. Uno estudia, se prepara y después…nada. Tiene que terminar atendiendo un negocio de ropa o limpiando mesas en un bar para ganar dos pesos”, agregó.

Las dobles ciudadanías y las visas de radicación son los documentos que más se solicitan en los consulados. Es que con estos papeles en regla, las posibilidades de conseguir un trabajo semicalificado son altamente superiores a lo que sucede en el ámbito nacional. “Cuando vivía acá, mi esposo era empleado de comercio. Lo echaron del trabajo y se volvió para Málaga (en el sur de España) con un documento español. Ahora está trabajando de lo más bien en El Corte Inglés y pronto nos sumaremos todos a él allá”, expresó por su parte Leonor Collado, una mujer de doble ciudadanía que acompañaba a tres de sus hijos en la cola para obtener los documentos.

En pleno Barrio Norte, a pocas cuadras de allí, el consulado italiano estaba atestado de gente. A lo largo de la última semana, las filas empezaban a gestarse desde la 0 en esta representación.

“Yo vengo porque nunca se sabe qué es lo que puede pasar. Prefiero tener todos mis papeles en regla para el momento en que vea que acá se pone feo, entonces me voy y allá vivo tranquilo”, comentó Fernando Rofrano, un joven de 24 años que estudia para despachante de aduana.

Su madre es italiana. A pesar de que tiene un buen pasar no descarta la posibilidad de verse tentado por las oportunidades y ofertas laborales italianas. “En un futuro veré. Tengo tíos y primos que allá me pueden recibir sin problemas, así que la idea de irme no es tan remota”, sintetizó.

Dos personas más adelante en la fila, Claudio Delia, un reciente graduado de Administración de Empresas de la Universidad del Salvador, no paraba de repetir que Europa atrae gente por las oportunidades laborales que ofrece. “No está bien ser tan escéptico, pero a veces no queda otra. Los jóvenes egresados acá somos de segunda categoría y no tenemos oportunidades de crecer en nuestros trabajos, por eso muchos tenemos intenciones de ver que hay más allá”, aseveró Delia.

Las demandas en el consulado de EE. UU. son por estudios

En el consulado estadounidense, las demandas son un tanto diferentes que en las sedes de los países europeos. Allí es posible encontrar más que nada jóvenes que solicitan visados estudiantiles, ya que la oferta del norte en lo que respecta a carreras de grado, posgrado y seminarios es abundante y bien calificada.

Jorge Rojo tiene 23 años y es un flamante médico egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Sus planes son pasar los próximos seis meses que van desde marzo a agosto en un Hospital de Florida, haciendo un internado (algo parecido a lo que aquí se conoce como una pasantía).

“La preparación que te dan allá es superior, sobre todo por la tecnología y por los reducidos grupos de investigación que se confeccionan”, explicó. Sin embargo, no tiene intenciones de quedarse a vivir en aquellas lejanas tierras del norte.

“Bernardo Houssay nunca se fue y rechazó ofertas de mucha importancia. Yo creo que quienes nos formamos acá debemos aportar con nuestra presencia, como una manera de devolver lo que aprendimos en las aulas de la universidad pública. Hay que trabajar en y para nuestro país”, concluyó. (ABA)

Lucas Colonna


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