Caer en la trampa de Al Qaeda

MICHEL MOUTOT AFP

Los manifestantes contra una mezquita cerca de la Zona Cero en Nueva York o los que amenazan con quemar el “Corán” caen en la trampa ideológica que les tiende Al Qaeda, que se alimenta de la islamofobia de Occidente. Lo dicen analistas internacionales. Quienes asimilan islam y terrorismo aportan a Ben Laden los argumentos en los que asienta su propaganda y su visión del mundo, que enfrenta a las civilizaciones, aseguran. “La emergencia de la islamofobia en Occidente es el oxígeno que mantiene en vida a Al Qaeda”, explica Fawaz Gerges, profesor de Relaciones Internacionales de Medio Oriente en la London School of Economics. “Lo que pasa en Estados Unidos es para ellos una bendición”. “Todo concepto de ‘guerra contra el terrorismo’ le ha dado a Al Qaeda los argumentos teológicos e ideológicos que le permite decir al mundo musulmán: ‘Occidente nos declara la guerra, y nosotros somos la vanguardia del islam’”, prosigue el experto. “Su estrategia es provocar una choque de civilizaciones y también en Occidente estamos impulsados, contra nuestra voluntad, hacia una confrontación que de hecho no existe. Es una trampa”, añade Gerges. Según él, las violentas manifestaciones –especialmente en Afganistán e Indonesia– para protestar contra el proyecto de un oscuro pastor norteamericano de quemar coranes muestra hasta qué punto es fácil manipular pueblos. Tanto para Fawaz Gerges como para el investigador francés Dominique Thomas, de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales (Ehess), es importante destacar que Al Qaeda utiliza su versión radical del islam para camuflar mejor una agenda y objetivos políticos precisos. “Detrás de esta retórica religiosa fundamentalista, hay un discurso político de tipo revolucionario, que recuerda al de un movimiento tercermundista revolucionario de liberación que en absoluto es religioso”, subraya Dominique Thomas. “Afirman: ‘Occidente ocupa nuestras tierras, hace ya 80 años que ha troceado nuestros territorios con los acuerdos Sykes-Picot, es colonialismo directo e indirecto. Roban nuestras riquezas, invaden nuestros países, matan a nuestras mujeres y niños’. Y eso es pura política. El islam no tiene nada que ver con ello”, según Thomas. Ghayasuddin Siddiqui, jefe del “Muslim Parliament of Britain”, denuncia que “estos yihadistas se amparan en el lenguaje islámico para hacer avanzar su causa política y reclutar más gente. Es algo triste. El islam no tiene nada que ver con su agenda. Al final, quienes sufren son los musulmanes. Directamente, porque son ellos las principales víctimas de sus atentados; e indirectamente, porque padecen la mala reputación que estos terroristas crean al islam”.


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