Cambios en clave electoral

Redacción

Por Redacción

ESCENARIO

“No es un tema menor mantener la iniciativa parlamentaria”, se sinceró anoche una alta fuente oficial, de aceitados lazos con jefes provinciales del peronismo, sobre las modificaciones en el gabinete presidencial que, dada la renovación de octubre (la mitad de la Cámara de Diputados, un tercio de la de Senadores), debe leerse en clave electoral. Es que el enroque dispuesto ayer por Cristina Fernández parece ser el inicio de un diseño para apuntalar a los candidatos K y conseguir si bien no los dos tercios necesarios para una reforma constitucional (algo quimérico, según se acepta), sí un triunfo que permita “profundizar” el proyecto político, económico y social y empezar a pensar, en los dos últimos años de gestión, el problemático tema sucesorio. La incorporación del hasta aquí timonel del bloque de diputados del FpV, Agustín Rossi, a la cartera de Defensa, le permite al oficialismo mejorar las chances en Santa Fe, donde en 2011 fue relegado al tercer lugar por el socialismo aliado al radicalismo y el PRO de Miguel del Sel, que contó con el apoyo del justicialismo disidente. El “Chivo” Rossi era un obstáculo a los planes de oxigenación que a partir de ahora podrán desarrollar el ex gobernador Jorge Obeid y María Eugenia Bielsa, quien renunció hace unos meses a la legislatura provincial precisamente por desavenencias con el hoy flamante ministro. Con la oposición expectante y desorientada a la vez, Cristina está dilucidando el papel que tendrán en el distrito clave, la provincia de Buenos Aires, que concentra al 38 por ciento de la población, dos dirigentes de su espacio que, como tienen “un millón de amigos” y aspiraciones de ascenso inocultables, están jugando con estilo componedor a tener un rol protagónico a partir de 2015. Se trata del mandatario Daniel Scioli (al que esta tarde se le facilitarían las herramientas para destrabar el conflicto docente) y el intendente de Tigre, Sergio Massa, quien tentado a romper por el “establishment”, se inclinaría por presentar una lista encabezada por su esposa Malena Galmarini y Felipe Solá, que terminaría siendo funcional a los K porque licuaría el armado de De Narváez. ¿Con la salida de Nilda Garré y la entrada de Rossi, más el pase de Arturo Puricelli a Seguridad, se acaban las movidas? Los indicios indican que no. El ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, se apresta a salir para competir en Chubut. “Andá preparando las valijas”, comentan que Cristina le dijo a Florencio Randazzo, quien si se cumple ese vaticinio dejaría Interior y Transporte, para enredarse en “la madre de todas las batallas”, en el territorio bonaerense, en una nómina en la que no faltaría una K: Alicia Kirchner, todavía al frente de Desarrollo Social, la cartera que administra los planes para gente de menores recursos. De acuerdo con fuentes fidedignas, y a pesar de que Cristina sigue atada a la consigna de que la juventud “es la vanguardia y retaguardia”, esta vez no se trataría de sumar con fórceps a miembros de La Cámpora, sino de hacer una mixtura con figuras del partido a las que, por supuesto, se les demandará pruebas de “lealtad”. En tal sentido, “Río Negro” pudo saber que hubo un intento para que Andrés “Cuervo” Larroque tomara el puesto de Rossi en el Congreso, pero la resistencia en sordina de más de una veintena de legisladores, movió a la recapacitación y a la designación de Juliana Di Tullio, una probada cristinista de 41 años. “La obligación es ganar en octubre y para ello se requiere pragmatismo, sin abandonar el rumbo”, aseguró el vocero consultado por esta agencia.

arnaldo paganetti


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