Carnaval 12-4-03

Esta milenaria manifestación popular fue introducida en América por la conquista española (alrededor del año 1600) y se fusionó con otras maneras de festejar la fecundidad de la tierra en nuestras regiones: rituales pre-hispánicos como el culto a la Pachamama, «Madre Tierra», según la cosmovisión indígena. Hasta hace algunos años (alrededor de diez) cada familia del pueblo invitaba a todos los familiares, vecinos y amigos a un almuerzo y baile un día del carnaval. Era esa familia la que asumía todos los gastos, sabiendo que al día siguiente lo haría otra, y así sucesivamente. Lamentablemente la masividad que tomó esta festividad hizo que se perdiera parte de la tradicional hospitalidad y se pensara en forma más comercial. En la Quebrada de Humahuaca y la Puna las celebraciones duran hasta el 12 de marzo. Son nueve días de fiesta callejera con gente disfrazada que baila al ritmo del erquencho, el charango, los sikus y los bombos. La actividad comienza con el «Jueves de Compadres», una semana después sigue el «Jueves de Comadres» y el sábado se desentierra el «Pullay». En los pueblos de la Quebrada de Humahuaca el carnaval es simbolizado por un diablo que se «desentierra» de un lugar mágico. El verano pasado los diarios hablaban de los festejos en Maimará, en Tilcara, en Humahuaca, en Volcán y en San Pedro. Son algunos pueblos de la provincia de Jujuy donde cada año se mantiene viva la tradición de este particular carnaval.

Jueves de Comadres El 27 de febrero de 2003 tuve la oportunidad de presenciar un ritual frente a la Apacheta del barrio «Perales», cuya comparsa se llama RE-TO-TE (Resero Toro y Termidor). Las familias se van acercando con bolsas o canastos con serpentinas, talco, vino, papel picado, albahaca y cigarrillos. Luego de persignarse agradecen a la Pachamama, imploran por un año de mejor producción y comienzan a adornarla, «le dan de comer y beber a la tierra». Cantan coplas, beben chicha y vino. Por la noche la cita es sólo para mujeres en «Los Aromos» y en «Marca Acme», en cambio en «Guerrero» la diversión es compartida con los hombres; bailan cumbias, sayas y folclore con músicos invitados. Desentierro: sábado 29 Viajamos de Jujuy a Humahuaca por la ruta 9 cruzando caravanas de autos que se dirigían a los diferentes pueblos a festejar el desentierro del carnaval. Llegamos a Humahuaca buscando a las hermanas Cari, quienes todos los años reciben invitados a su almuerzo. En las calles nos cruzamos con gente entalcada, todos con una «ramita de albahaca», muchos vendedores de coca, sombreros, espumas, talco, etc. En la plaza, en algunas casas y en «La Cacharpalla» (salón de baile) lugareños, músicos y turistas esperaban la hora clave, las seis y media de la tarde, momento en el que se produce el «Topamiento».  La Casa Encantada es el sitio donde se juntan, sólo los hombres, a jugar a la taba por dinero y a beber antes de desenterrar al diablo. Se pone en juego la amistad y la competencia con un trato muy respetuoso. Tanto el que pierde como el que gana siguen tomando, pero este último comienza a cantar y a sentir confianza en que va a conseguir una buena mujer en el momento del «Topamiento» para terminar los festejos del carnaval. En las vías las mujeres esperan con penachos y entonando coplas, la llegada de los hombres que vienen de la casa encantada con el «diablo desenterrado», con ramas de maíz, para empezar a «seducir a señoritas». Este es el momento tan esperado en que el hombre roza con su rama la pierna de la mujer que elige. Previamente los participantes deben enunciar el siguiente párrafo: «autorizo a mi esposo/a a divertirse cuanto quiera y pueda, beba hasta emborracharse, trasnoche y se distraiga con cuantas señoras/es se le presenten…» Las personas se alejan del lugar brindando y bailando al compás de música de las anatas detrás de las comparsas, por las calles del pueblo. Se tiran serpentinas, espuma, talco y papel picado, que son parte de este ritual. En algunos pueblos de la quebrada durante cuatro días nadie trabaja ni tiene obligación alguna que cumplir, ni responsabilidad alguna de sus actos. Todo está permitido y todos deben estar predispuestos para estos eventos. No valen los «celos» a la la hora de que otra persona invite a bailar a la pareja, ni el respeto por el horario en que debe empezar o terminar el baile. Por las calles corren personajes disfrazados de «diablos» batiendo la cola e invitando a bailar a cuanta gente se cruce por el camino. A la entrada de los «Bailes de Carnaval» todos son recibidos con la tradicional «vacuna» que consiste en un vaso de alguna bebida generosa en graduación alcohólica que nadie puede despreciar y que debe ser consumido en el mismo instante en que se traspasa la puerta. Otro símbolo tradicional del Carnaval Norteño es la «ramita de albahaca» que se coloca a todos los presentes en el baile, como amuleto para las buenas ondas. Todo el sonido lo aportan bandas en vivo que interpretan temas populares como cumbias, sayas, taquiraris, carnavalitos, bailecitos, cuecas, etc. La familia entera sin distinción de edades concurre a los salones y todos se divierten por igual. Luego de la algarabía general, el desenfreno, los excesos en comidas y bebidas que reinan durante los días que dura el Carnaval se comienza con la triste despedida que tiene como momento culminante el «entierro», que se realiza en el mismo lugar todos los años. Así se guarda, mata y olvida al «diablo» hasta que sea resucitado el año próximo.


Esta milenaria manifestación popular fue introducida en América por la conquista española (alrededor del año 1600) y se fusionó con otras maneras de festejar la fecundidad de la tierra en nuestras regiones: rituales pre-hispánicos como el culto a la Pachamama, "Madre Tierra", según la cosmovisión indígena. Hasta hace algunos años (alrededor de diez) cada familia del pueblo invitaba a todos los familiares, vecinos y amigos a un almuerzo y baile un día del carnaval. Era esa familia la que asumía todos los gastos, sabiendo que al día siguiente lo haría otra, y así sucesivamente. Lamentablemente la masividad que tomó esta festividad hizo que se perdiera parte de la tradicional hospitalidad y se pensara en forma más comercial. En la Quebrada de Humahuaca y la Puna las celebraciones duran hasta el 12 de marzo. Son nueve días de fiesta callejera con gente disfrazada que baila al ritmo del erquencho, el charango, los sikus y los bombos. La actividad comienza con el "Jueves de Compadres", una semana después sigue el "Jueves de Comadres" y el sábado se desentierra el "Pullay". En los pueblos de la Quebrada de Humahuaca el carnaval es simbolizado por un diablo que se "desentierra" de un lugar mágico. El verano pasado los diarios hablaban de los festejos en Maimará, en Tilcara, en Humahuaca, en Volcán y en San Pedro. Son algunos pueblos de la provincia de Jujuy donde cada año se mantiene viva la tradición de este particular carnaval.

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