Carta de una cholula
Análisis
La presidenta Cristina Fernández, en la carta abierta dirigida a Ricardo Darín se reconoce como una mujer “un poco cholula”. En Argentina el término se utiliza para señalar a aquellos que rinden admiración exagerada a celebridades provenientes del mundo artístico. De este modo, la presidenta intenta congraciarse con Darín al declararse “cinéfila total” y admiradora del actor, después de haberlo acusado de haber incurrido en un delito de contrabando al introducir una camioneta que ingresó al país con una franquicia especial para discapacitados. Es una fórmula de pésimo gusto, que pretende jugar con la ironía cuando en realidad trasluce un enorme y cínico rencor. Otras incursiones en terrenos pantanosos llevan a la presidenta a acusar al gobernador Scioli de mantener sus ahorros en dólares; de suponer que Darín es lector de medios que ocultan información o que el actor “debía estar más de acuerdo con otro país que con éste”. La presidenta se queja también de que no se publican fotos de las casas de gobernadores, jueces, altos magistrados, intendentes y legisladores y que “nadie parece preocuparse de la vida rumbosa que esposas, hijos, hijas y otras yerbas (¿?) de otros políticos llevan adelante en fiestas y viajes permanentes que parecen no tener fin”. En definitiva, dos carillas y media de un texto mal concebido y peor escrito, para evitar dar una respuesta convincente al autor de una pregunta simple: “Que alguien me explique el crecimiento patrimonial de los Kirchner”.
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