Aborto clandestino
El lunes 14 de agosto una mujer de 34 años falleció como resultado de un aborto clandestino realizado mediante prácticas aberrantes y agresivas hacia su cuerpo que le provocaron una grave infección. Vivía en José León Suárez, una de las zonas más pobres del Gran Buenos Aires. Y dejó un hijo de dos años huérfano.
El 8 de agosto, cinco días antes de su muerte, 38 senadoras y senadores votaron en contra del proyecto aprobado en Diputados que posibilitaba la interrupción del embarazo a través del aborto legal, seguro y gratuito practicado en centros de salud, sistema con el que se terminaba la actual actividad abortiva clandestina que pone en peligro mortal a las mujeres que han decidido tomar tan difícil determinación.
La tragedia de esta joven es una refutación categórica de la realidad a los mendaces, retorcidos y rastreros argumentos tales como el que las mujeres pobres no abortan y sólo lo hacen las pudientes, etc., como sostuvieron los senadores que votaron por el No, en función de sus reaccionarias creencias y las directivas de obispos, curas y pastores a quienes han mostrado obedecer y respetar mucho más que a los ciudadanos que los colocaron en sus bancas para que legislen en función del bien. La muerte de esta mujer y la decisión negativa del Congreso son situaciones íntimamente vinculadas y tienen una relación de causa y efecto. De haberse sancionado la ley es muy posible que este drama no hubiera ocurrido.
Por lo tanto, las senadoras y los senadores que votaron por el No deben hacerse cargo de su comportamiento totalmente contrario a su cacareada “defensa de la vida”. Nadie puede rehuir a la responsabilidad que le corresponda por este caso y por los que, seguramente, ocurrirán en el futuro al no haberse adoptado las disposiciones legales y sanitarias para evitar que se continúe con la corrupta y peligrosa clandestinidad que ha costado la vida de tantas mujeres.
Carlos Segovia
DNI 7.304.065
Carlos Segovia
DNI 7.304.065
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