Carteras a pedido

Desde hace tres años, la roquense Noemí Agrelo se dedica a diseñar bolsos de cuero “únicos e irrepetibles”.

Después de casi una vida dedicada a vender seguros, de viajar por Río Negro y Neuquén, de estar mucho tiempo en la ruta, Noemí Agrelo cambió su paisaje. La propuesta de una sobrina fue la causa del viraje de rumbo. Ella le contó que había un curso de marroquinería, y Noemí, curiosa y siempre interesada por el arte y las artesanías, se anotó. Fue su antes y después. En cuanto terminó con las clases, viajó a Buenos Aires y se internó por las calles de Boedo a elegir cueros, de distintos colores y distintas texturas; distintos tamaños, con estampados y lisos. Y a la vuelta, en una habitación de su casa, armó su taller. Allí, entre cueros de los más variados colores y tonos –algunos con brillos, otros rústicos–, Noemí imagina las carteras, porta celulares, nécessaires o sobres que hará. “Cada pieza es única e irrepetible. No hay dos iguales”, asegura esta mujer que trabaja con su propia imaginación y también con los pedidos que le hacen las clientas. “Yo me adapto. Algunas las hago a partir de lo que me imagino. Pero es cierto también que hay mucha gente que ya tiene una cartera que ama y le encanta ese modelo porque le queda cómodo. Entonces, hago una cartera similar, pero con los cueros que tengo”. Al entrar al taller de Noemí se abre el abanico de posibilidades para hacer una cartera. Gamas de colores y de texturas que ella, con mano y ojo expertos, sabe combinar para alcanzar la mejor opción. “Siempre tuve predisposición al arte. Y, sin parecer arrogante, la verdad es que yo veo los cueros ahí colgados y ya estoy viendo la cartera. Me la imagino como va a ser. La veo”, se entusiasma. A la hora de pensar en los modelos, no se ata a nada en particular. “Todo me inspira. Y siempre estoy atenta a todos los detalles. No sólo miro revistas de decoración para ver los colores y cómo combinarlos… yo me inspiro con un montón de cosas: miro los paisajes y presto atención a los colores; miro en la calle, en la vida cotidiana y siempre estoy pensando en cómo traducirlo en una cartera”, cuenta. Hacer un bolso le lleva a Noemí unos cinco días. “Cuando la tengo terminada, es tan gratificante. Para mí, hacer esto es cumplir con un deseo muy mío”, dice, orgullosa de haber dado aquel cambio de rumbo que le dio un sentido a su inspiración y la puso manos a la obra entre cueros y puntadas.

VERÓNICA Bonacchi vbonacchi@rionegro.com.ar

Tal como reza la etiqueta con su nombre, las creaciones de Agrelo son hechas a mano y en forma personalizada.

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