Castellano Fotheringham y Norah Borges, unidas por los ángeles

BUENOS AIRES, (Télam).- Afinidades espirituales y algunas recónditas simetrías alega la muestra «Homenaje a Norah Borges» que la ceramista María Castellano Fotheringham presenta en el Centro Cultural Borges.

Fue Norah quien advirtió a María la «semejanza de los ángeles» que protagonizan la mayoría de la obra de ambas artistas, donde se observan las analogías iconográficas. Pero otros puntos de contacto y las singularidades personales condimentan la exposición.

La producción de Norah (apelativo familiar de Leonor Fanny, 1901 -1998) se vio opacada por el esplendor irreductible de su hermano Georgie. Compartieron crianzas en Palermo, Adrogué, Uruguay, educación en Ginebra y aventuras ultraístas en España y martinfierristas en Buenos Aires.

Norah perseguía un mundo «más pequeño», «más perfecto» que aquel convulso que le tocó vivir. Lo construyó a partir de imágenes atemporales donde el prodigio de lo angélico se vuelve familiar. Todo es armónico, sosegado, diáfano, definido con ideal nitidez. Esta es la idiosincrasia de sus dibujos, grabados y pinturas de las que desterró los contrastes de color, el negro y los ocres y grises densos. Le bastó una paleta reducida donde sólo admitía los tonos que dan «alegría a los ojos». María recuerda a Norah Borges como nimbada por la gracia y el misterio.

Los atributos señalados caben para describir la obra de Castellano Fotheringham. Su temática recorre toda la iconografía religiosa y toda la corte de ángeles músicos y arcángeles arcabuceros. Este mundo no conoce sobresaltos ni estridencias. Tiene la serena familiaridad de las imágenes de Fra Angélico, fray Guillermo Butler, de los santeros criollos o de los anónimos imagineros de los siglos XVIl y XVIII.

La cerámica permite a Castellano Fotheringham modelar este homenaje a la amiga admirada. De su madre, la ceramista Isabel Fotheringham, aprendió el delicado oficio de trajinar arcillas, engobes, esmaltas y a dominar el arte del fuego. El dominio del oficio le permite sortear los permanentes riesgos de la cerámica. En su paleta predominan los blancos y azules, colores marianos por excelencia. Angeles ensimismados, camafeos en los que cabe intuir a los hermanos Borges, medallones con ramos sostenidos por manos de exacto modelado son emarcados por esmaltes de azul intenso en contraste con los blancos nacarados o traslúcidos. Lo humano y lo divino se funden en estas cerámicas. También fluyen la devoción religiosa y la intensidad de los afectos filiales y fraternales. Esas afinidades unen a las dos artistas con lazos que la muestra pone en evidencia.

María Castellano Fotheringham ha realizado siete exposiciones individuales en las galerías Antígona y Centoira, Jardín Botánico, Centro Cultural Recoleta, Claustro de la iglesia de La Merced y museos Larreta y Fernández Blanco. Sus obras figuras en colecciones privadas y en iglesias de Morón, Mar del Plata, Buenos Aires, Córdoba, Uruguay y Francia. La muestra puede visitarse en el Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín) de lunes a sábados de de 12 a 21, domingos de 10 a 21.


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