Causa AMIA: acusado se defendió atacando a espías de la SIDE
Es el ex subcomisario Anastasio Leal, uno de los más perjudicados en el juicio a la "conexión local" del atentado
El ex subcomisario Anastasio Irineo Leal, uno de los cinco acusados de haber participado en el ataque a la AMIA, intentó refutar ayer los indicios que lo convirtieron en el imputado que resultó más perjudicado en el juicio oral y público que se sustancia sobre la llamada 'conexión local'.
La defensa de Leal criticó a los agentes de la SIDE por haber sembrado más sospechas sobre la figura del ex policía bonaerense a casi diez años de la masacre, y quisieron probar que habría habido una confusión con otro comisario. Es que, al ser relevados del secreto de Estado, agentes de la SIDE contaron que Leal se presentó en la casa del reducidor de autos Carlos Telleldín en la noche del 26 de julio de 1994, horas después de que se halló el motor de la camioneta Trafic que se usó para volar la AMIA. Esa noche, hombres de la Policía Federal se habían llevado a Ana Boragni, pareja de Telleldín, para interrogarla, mientras el «Enano» se refugiaba en Misiones a la espera de negociar su entrega, que se realizó al día siguiente.
En la casa, mientras tanto, quedaron los «amigos» de Telleldín, los policías Mario Bareiro y Diego Barreda, al cuidado de los dos hijos de Ana Boragni junto a un agente de la Policía Federal. Por ahí también pasaron el hermano de Telleldín y el abogado Juan Carlos Botegal, imputado por las extorsiones.
En tanto, en las afueras de la vivienda de República 107, de la ciudad de Villa Ballester, se instaló un auto de la SIDE.
Fue así que, en setiembre pasado, cuando se presentó Néstor Hernández -a cargo de los dos agentes que participaron en esa vigilancia-, asestó un golpe claro al centro de la defensa de Leal: dijo que el subcomisario había ido allí junto a un subordinado para interiorizarse de la situación de Barreda y Bareiro.
Los abogados Jorge Poblete y Karina Bacci trataron de dar por tierra con esa prueba. Dijeron que los dos espías que hicieron la vigilancia no recordaron el nombre del subcomisario, no se pusieron de acuerdo en su descripción ni tampoco «cumplieron fehacientemente su función».
Pero cargaron contra Hernández quien, sin haber estado allí, imputó directamente a Leal «por comentarios de terceros», en un «vuelo de su imaginación abusivo e irresponsable», según dijeron. «Es sospechoso que después de diez años se recordaran el apellido de Leal. Eso perjudicó desmedidamente a Leal, desvirtuando la verdad histórica de los hechos», dijeron.
«Queremos suponer que hay una notoria confusión porque de lo contrario estamos en presencia de un falso testimonio agravado», añadieron tras criticar la «poca seriedad» con la que actuaron los espías.
Según la defensa de Leal, el hombre que se presentó en la casa de Telleldín fue en realidad el comisario Pablo Santiago «Japonés» López, quien era el segundo jefe de la Brigada de San Martín, jefe directo de Barreda, que se había visto complicado por su presencia en la vivienda.
El ex subcomisario Anastasio Irineo Leal, uno de los cinco acusados de haber participado en el ataque a la AMIA, intentó refutar ayer los indicios que lo convirtieron en el imputado que resultó más perjudicado en el juicio oral y público que se sustancia sobre la llamada 'conexión local'.
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