Chacarerita de Angola

Dos fueron los motivos que trajeron a Raúl Carnota hasta la ciudad de Neuquén. El primero fue su recital del sábado pasado por la noche. El segundo fue una clínica sobre chacarera que dictaría dos horas antes de comenzar su concierto nocturno.

A la clínica llegaron algo más de cincuenta profesores de música y músicos interesados en aprender los secretos más íntimos de la chacarera de la boca y las manos de un verdadero doctor en el tema.

«El año pasado estuve en Berkeley (USA), dando unas clínicas y charlas sobre la chacarera. Fue interesante -sonríe-, me convertí en una suerte de objeto raro, excéntrico», rememora la experiencia con alegría minutos antes de comenzar con el taller.

Aquí, en Neuquén, continuó con la experiencia de la «docencia chacareril» y dejó boquiabiertos a muchos de sus eventuales alumnos, cuando les contó que la chacarera tiene sus raíces en la costa occidental de Africa, en Angola y Congo, entre las tribus bantúes Precisamente son oriundos de esa zona los hombres y mujeres que fueron esclavizados por los españoles en el siglo XVII y -ya entrado el XVIII- llegaron (encadenados, claro) a Santiago del Estero provenientes de Lima.

Algunos alumnos lo sabían, otros no pudieron cerrar la boca de asombro al escucharlo: «Y bueno… es impensable el asunto de las cosas en estado puro en América, ¿no?», dice Carnota, ensayando una reflexión instantánea y global sobre el origen de muchos de los acontecimientos culturales latinoamericanos de los últimos… seis siglos Carnota abandona por un instante la historia del género musical que ama con pasión y se dedica a explicarlo musicalmente, a mostrar lo que él llama «el hormigón armado de la chacarera». «Después hagan lo que quieran -le dice el guitarrista a su atenta audiencia-, pero si van a tocar chacarera, el 3 y 2 tienen que seguirlos a todos lados, como si fuera la respiración misma». Toca el 3 y el 2 con las manos sobre la caja de su guitarra y habla pausadamente de la deformación que del género se ha hecho en los festivales: «eso es puro show, está desconectado de la música. Eso está preparado para tirar sillas por el aire en los festivales», ironiza. Los alumnos ríen. El se acomoda las gafas y vuelve a la pizarra en la que intentará escribir la chacarera en notas. Golpea la punta del marcador sobre la pizarra y parece un viejo sabio. Por la noche se lo podrá ver tocando la chacarera de manera salvaje. Así es Carnota.


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