Chavela Vargas sigue reinando

CIUDAD DE MÉXICO (DPA) – Bastaron siete canciones, cuatro de ellas cantadas en solitario y a media voz, para que la nonagenaria intérprete costarricense-mexicana Chavela Vargas confirmara su reinado en la música popular y el público estallara en aplausos atronadores en Ciudad de México. A los 91 años y en el marco de la Feria del Libro del Zócalo de la capital mexicana, la legendaria artista apareció a las 20:20 en el escenario del Teatro de la Ciudad de México, en el centro histórico, para brindar el espectáculo: “¡Viva Chavela Vargas en el Bicentenario!”, junto a la cantante argentina La Negra Chagra. Sentada en un sillón rojo, con un poncho multicolor, Chavela sirvió de anfitriona a su colega, con la que mantiene una amistad de años y que, en el concierto de unas dos horas, cantó canciones clásicas del folclore argentino. Autores como el Cuchi Leguizamón, Eduardo Falú, Jaime Torres, Raúl Carnota, entre otros, fueron evocados por la voz grave de La Negra Chagra, una artista nacida en Salta y que comenzó su carrera a mediados de los 80. Chavela escuchaba atentamente a la cantante elegida para celebrar lo que sus aficionados llamaron “la fiesta de la Vargas” y aplaudía con entusiasmo cada tema. Un dúo de Chavela con La Negra Chagra, acompañado por los músicos mexicanos Juan Carlos Heredia y Miguel Peña en las guitarras, en la ejecución de “Mundo raro”, tema del autor mexicano José Alfredo Jiménez, puso al público de pie. Con una gran cantidad de jóvenes entre las butacas, fueron muchas las personas que dejaron correr visiblemente lágrimas de emoción cuando de la garganta profunda de Chavela sonó aquello de “les diré que llegué de un mundo raro, que no sé del dolor, que triunfé en el amor y que nunca he llorado”. A dúo también con su amiga, Vargas interpretó el que ella misma considera su tema favorito: “La canción de las simples cosas”, de Armando Tejada Gómez y César Isella. Una tonada compuesta por Chavela el año pasado en coautoría con Mario Ávila llamada “¿Adónde te vas, paloma?” fue cantada por sus autores, como preámbulo al famoso bolero “Piensa en mí”, pieza clave en la carrera de Vargas.

Bastaron siete canciones para que todos se pusieran de pie.


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