Chávez enfrenta hoy en las urnas una gran prueba de fuego

CARACAS (DPA y EFE).- Después de cinco años de conflictivo gobierno, el presidente venezolano Hugo Chávez afronta hoy el crucial referendo revocatorio en el que espera seguir contando con el apoyo de los sectores más populares. Sin embargo, la oposición sostiene que de allí saldrán muchos votos por el «Sí».

Las últimas encuestas conceden al gobierno de Chávez al menos un 50 por ciento de apoyo entre los posibles votantes de Venezuela, respaldado especialmente por los sectores más humildes.

Sin embargo, la opositora Coordinadora Democrática asegura que el triunfo de los adversarios de Chávez reside en el voto «oculto» de una gran cantidad de electores, quienes no han hecho público su inclinación por «sí» a la revocación del presidente por temor a represalias.

Como última actividad, Chávez ratificó ayer al ex mandatario estadounidense Jimmy Carter y al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, que respetará los resultados del referendo sean cuales fueren.

«Le expresaba a ambos la bienvenida a nombre del pueblo venezolano y la garantía del respeto por nuestra parte a los resultados del referendo histórico de mañana sean cuales sean», indicó tras un encuentro con ambas personalidades en el palacio presidencial.

El mandatario agregó que también le manifestó a Carter y Gaviria su preocupación por el anuncio de la oposición de informar de los resultados de la consulta antes de que lo hagan las autoridades.

El gobernante venezolano relató que había recibido llamadas telefónicas de sus homólogos de Argentina, Néstor Kirchner, y de Argelia, Muammar Gadaffi, y que se había comunicado con el jefe cubano Fidel Castro para felicitarlo por su cumpleaños.

¿Qué país se manifiesta hoy? Venezuela aparece como una sociedad políticamente polarizada, expresión de una visible y profunda división y desigualdad social. A simple vista se ve esta realidad social que marca las fronteras de dos Caracas: por un lado la realidad popular de las villas de las laderas de los cerros, de las casas ocupadas, de los asentamientos y ba

rrios ocultos.

Esta realidad se derrama en la ciudad a través de los miles de trabajadores informales y vendedores ambulantes que pululan en el centro; en las coquetas avenidas del este y en los cientos de desvencijados autos que hacen de taxis truchos; en los sin techo, sin pan, pero con mucho alcohol encima.

Enfrente, la otra Caracas, la del este y otras zonas de su endiablada geografía, la de sus barrios exclusivos cuyos muros rematan en alambradas espiraladas, propias de trincheras o asentamientos militares en situación de guerra. Pero también esta la Caracas de las viviendas de una escasa y atemorizada clase media, con sus departamentos en edificios torres, enrejados en sus entradas, con puertas de reja superpuestas a las normales de madera en cada unidad. No por casualidad, la creciente inseguridad es uno de los principales reclamos de la oposición al gobierno, en una ciudad que se hace casi desierta después de las 10 de la noche y donde se roban 130 autos por día, según estadística policiales.

Estos abismos sociales que conviven en Venezuela fueron puestos en algunos números por la última Guía de Negocios preparada por la Cancillería argentina, en base a datos oficiales. Un 70,2 por ciento de la población venezolana es pobre; un 34,6 es indigente; el desempleo abierto y el subempleo es del 25 por ciento y un 52,5 por ciento del trabajo es informal. Pero una renta per cápita de 4.080 dólares encubre esta realidad polarizada.

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