Chicos accidentados durante

Los casos de ahogamiento son muy frecuentes en el verano.

En la medida en que sean previstas las causas por las que suelen ocurrir los accidentes en niños, habrá menos imprevistos. Esto puede parecer obvio, y sin embargo existe la idea generalizada –y equivocada– de que los accidentes forman parte del reino del azar o del destino, cuando en realidad la mayoría de ellos pueden ser evitados.

Esto es lo primero que los adultos deben tener en cuenta para prevenirlos, según destacó Alberto Iñón, médico que encabeza de la Subcomisión de Prevención de Accidentes de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

«Todo es poco a la hora de insistir en la prevención», aseguró, aunque aclara que «proteger a nuestros hijos no significa impedir que se muevan, que investiguen».

 

Un manual para padres

 

Para ayudar a lograr ese punto de equilibrio, la SAP ha elaborado un manual para padres con indicaciones precisas de prevención, surgido de la experiencia clínica y de la identificación de las causas más comunes de accidentes.

Dejando de lado los automovilísticos, siempre a la cabeza de la lista en casi todas partes del mundo, los accidentes graves más comunes en esta época del año son los traumatismos por caídas y fracturas ocurridas durante los juegos al aire libre y, sobre todo, los ahogamientos en piletas, playas o hasta en pequeños cursos de agua.

En este último sentido el doctor Iñón es terminante con la indicación preventiva: «Un niño menor de 12 años siempre debe estar acompañado de un adulto allí donde haya una acumulación de agua».

Y eso, en los muy pequeños, incluye la bañera o fuentón del baño. Se debe cuidar aún a los que sepa nadar (desde luego que eso disminuye notablemente el riesgo), y siempre que no haya adultos cerca, el ámbito de las piletas debe estar cercado y su acceso cerrado de manera mucho más segura.

 

Supervisión activa

 

Por su parte la doctora Mariela Ghiggi, jefa de Terapia Intensiva Pediátrica del Hospital de Clínicas José de San Martín, agrega que la supervisión del adulto en el agua «tiene que ser activa», es decir: puede ser insuficiente si se la comparte con otras tareas realizadas en forma simultánea. «Muchas veces son pocas las cosas que podemos hacer desde terapia intensiva porque cuando los chicos llegan accidentados acá es porque ya han fracasado la prevención y los auxilios primarios», explica la doctora, que también ha elaborado un manual instructivo de prevención junto con sus colegas Cecilia Chede y Adrián Saporiti y brinda cursos de capacitación específica en el hospital.

 

Marcelo Rodríguez

El peligro de los objetos sólidos

El conducto respiratorio es de diámetro muy reducido y también los objetos sólidos, aún siendo muy pequeños, pueden obstruirlo si en lugar de ser bien tragados ingresan en él. Por eso deben evitarse los juguetes despiezables en los niños de muy corta edad, no permitir que coman sólidos reducidos y duros como maníes o almendras, quitarle siempre el carozo y las semillas a las frutas (aceituna, damasco, sandía, etc.) antes de dárselas y procurar, sobre todo, que mastiquen bien todos los alimentos sólidos, sean duros o blandos. Si ocurre un accidente de este tipo y el niño es menor de 4 años y no está desmayado, hay que sentarse y sostenerlo sobre el antebrazo boca abajo, sujetándole la mandíbula con la mano para que no se resbale. El brazo del adulto debe inclinarse de modo que la cabeza del niño quede más abajo que el tronco, y en esa posición se deben aplicar 5 golpes enérgicos en la espalda, entre los omóplatos, con el talón de la mano.

Luego se lo coloca boca arriba y se presiona 5 veces sobre el pecho. Estas maniobras se repiten hasta que el niño expulse el objeto o bien quede desmayado. Si el niño es mayor de 4 años y no está desmayado se lo debe abrazar por la espalda para extraer el objeto, pasándole los brazos por debajo de sus axilas y juntando las manos sobre la panza, y comprimir 5 veces, rápidamente, entre el ombligo y las costillas del niño, para que al empujarle el diafragma hacia arriba expida el objeto. Cuando el niño está desmayado se lo acuesta boca arriba y se le abre la boca para ver si se ve el objeto que lo obstruye. Si se ve se le quita, pero si no se ve, no hay que meter los dedos porque eso puede empeorar las cosas. Luego, se haya podido extraer o no el objeto, se le realizan los pasos 2 y 3 de la reanimación cardiopulmonar hasta que llegue la ayuda.

Qué hacer si un niño se ahoga

Al dejar de recibir oxígeno el corazón, un paro respiratorio no tarda en transformarse en cardiorrespiratorio, y si se prolongara por más de 3 minutos puede provocar una lesión cerebral, dejando secuelas aún cuando se le salve la vida.

Y lo más frecuente es que una ambulancia demore más que 3 minutos, por eso es tan importante que un adulto sepa qué hacer si un niño se ahoga y tiene un paro respiratorio.

Los ejercicios de reanimación para esos casos, mientras se pide a otro que llame al servicio de emergencia, son sencillos y consisten en:

-Desalojar el agua del conducto respiratorio (laringe, tráquea y bronquios) acostándolo boca arriba sobre el piso y levantándole el mentón.

-Inducir la respiración mediante la técnica de boca a boca, tapándole la nariz (si es mayor de 1 año) para que no escape el aire, o insuflando 2 veces sobre nariz y boca a la vez si es un bebé.

-Favorecer la circulación sanguínea mediante masajes cardíacos externos sobre el pecho.


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