Chicos de una escuela técnica restaurarán un Packard de 1938 12-4-03
El antiguo Packard -auto señorial si los hay- fue hallado en un galpón de Cerro Policía, paraje de la Línea Sur. NEUQUEN (AN).- Pocos saben que en Neuquén funciona un club que cuenta con una selecta galería de autos antiguos. Menos aún saben de la iniciativa experimental, de confiar un Packard Limusina modelo 1938 a alumnos avanzados del colegio EPET 8 para su restauración mecánica total. La idea de las autoridades del establecimiento escolar de incluirlo como proyecto de trabajo del período lectivo 2003 en conjunto a las actividades de taller fue un éxito total. Los estudiantes se enamoraron a primera vista de la antigua máquina, por encima de la carrocería bastante maltrecha. Para ellos es, nada más y nada menos, una experiencia única la de poner a cero kilómetro un automóvil de colección. En uno similar perseguía el inolvidable detective Eliot Ness a los gangster más temidos de la época. Con la supervisión de Pedro González, un chapista-artesano-luthier amigo del club, y del profesor del colegio, los chicos de especialidad mecánica van a desarmar el motor, pieza por pieza, restaurarán algunas y otras reemplazarán con originales con el apoyo del club Packard de Detroit, en Estados Unidos. Desde Detroit Es que a las asociaciones de autos antiguos las une el mismo apasionamiento, y entre todas hacen lo imposible para encontrar las piezas que hagan falta en cualquier lugar del mundo. De hecho, en Detroit, se encuentran las acerías más importantes. De un primer contacto ya llegaron catálogos acerca del diseño original del motor, lo cual facilitará el ajuste al mínimo detalle. José Frades es miembro fundador del club neuquino y «fana» coleccionista desde que egresó del secundario, a los 18 años. Tres Mercedes Benz conservados fuera de serie son sus niñas mimadas. La relación con la EPET 8 empezó a tejerse en las exposiciones técnicas, que el club considera «la» oportunidad de exhibir sus tesoros y compartirlos con la comunidad. Fue el inicio del proyecto educativo común con el colegio técnico, el único que cuenta con sistema dual en el país. Como suele suceder, este Packard 38 fue encontrado hace poco de casualidad en una estancia de Cerro Policía, una localidad pequeña de la línea sur. Estaba semienterrado, parado sobre cuatro tacos, no se sabe desde hace cuánto tiempo. Los lugareños creen que el coche perteneció al primer médico del lugar, anterior al recordado doctor Miguel Lembeye, el mismo que construyó el puente en el paraje Balsa Las Perlas. El Packard es considerado el auto señorial por excelencia. Por su refinamiento fue elegido por figuras internacionales y la realeza, y usado como vehículo oficial por embajadas y gobiernos de todo el planeta. La «joyita» que va a ser restaurada tiene ocho cilindros en línea, caja de cuarta y por supuesto, el radiador característico que es símbolo distintivo de la marca. Una publicidad de la época elogiaba su virtud mecánica, la serenidad: colocaba un vaso de agua sobre el motor en funcionamiento. Y afirmaba que si se movía el líquido no era un Packard. Obviamente, tenía razón. Hay proyectos para cuando la restauración haya finalizado: hacer un raid por las provincias como la mejor publicidad del trabajo neuquino. Y si realmente gusta el Packard, dice Frades, gestionar un viaje a Detroit para que los estudiantes puedan conocer las fábricas de acero, como premio a su labor. Hasta tanto, como anticipo, el 11 de julio se correrá en el Alto Valle la primera prueba de regularidad con autos antiguos, desde Neuquén. Van a pasar por «todos los pueblitos para que la gente pueda apreciarlos y fotografiarse».
El antiguo Packard -auto señorial si los hay- fue hallado en un galpón de Cerro Policía, paraje de la Línea Sur. NEUQUEN (AN).- Pocos saben que en Neuquén funciona un club que cuenta con una selecta galería de autos antiguos. Menos aún saben de la iniciativa experimental, de confiar un Packard Limusina modelo 1938 a alumnos avanzados del colegio EPET 8 para su restauración mecánica total. La idea de las autoridades del establecimiento escolar de incluirlo como proyecto de trabajo del período lectivo 2003 en conjunto a las actividades de taller fue un éxito total. Los estudiantes se enamoraron a primera vista de la antigua máquina, por encima de la carrocería bastante maltrecha. Para ellos es, nada más y nada menos, una experiencia única la de poner a cero kilómetro un automóvil de colección. En uno similar perseguía el inolvidable detective Eliot Ness a los gangster más temidos de la época. Con la supervisión de Pedro González, un chapista-artesano-luthier amigo del club, y del profesor del colegio, los chicos de especialidad mecánica van a desarmar el motor, pieza por pieza, restaurarán algunas y otras reemplazarán con originales con el apoyo del club Packard de Detroit, en Estados Unidos. Desde Detroit Es que a las asociaciones de autos antiguos las une el mismo apasionamiento, y entre todas hacen lo imposible para encontrar las piezas que hagan falta en cualquier lugar del mundo. De hecho, en Detroit, se encuentran las acerías más importantes. De un primer contacto ya llegaron catálogos acerca del diseño original del motor, lo cual facilitará el ajuste al mínimo detalle. José Frades es miembro fundador del club neuquino y "fana" coleccionista desde que egresó del secundario, a los 18 años. Tres Mercedes Benz conservados fuera de serie son sus niñas mimadas. La relación con la EPET 8 empezó a tejerse en las exposiciones técnicas, que el club considera "la" oportunidad de exhibir sus tesoros y compartirlos con la comunidad. Fue el inicio del proyecto educativo común con el colegio técnico, el único que cuenta con sistema dual en el país. Como suele suceder, este Packard 38 fue encontrado hace poco de casualidad en una estancia de Cerro Policía, una localidad pequeña de la línea sur. Estaba semienterrado, parado sobre cuatro tacos, no se sabe desde hace cuánto tiempo. Los lugareños creen que el coche perteneció al primer médico del lugar, anterior al recordado doctor Miguel Lembeye, el mismo que construyó el puente en el paraje Balsa Las Perlas. El Packard es considerado el auto señorial por excelencia. Por su refinamiento fue elegido por figuras internacionales y la realeza, y usado como vehículo oficial por embajadas y gobiernos de todo el planeta. La "joyita" que va a ser restaurada tiene ocho cilindros en línea, caja de cuarta y por supuesto, el radiador característico que es símbolo distintivo de la marca. Una publicidad de la época elogiaba su virtud mecánica, la serenidad: colocaba un vaso de agua sobre el motor en funcionamiento. Y afirmaba que si se movía el líquido no era un Packard. Obviamente, tenía razón. Hay proyectos para cuando la restauración haya finalizado: hacer un raid por las provincias como la mejor publicidad del trabajo neuquino. Y si realmente gusta el Packard, dice Frades, gestionar un viaje a Detroit para que los estudiantes puedan conocer las fábricas de acero, como premio a su labor. Hasta tanto, como anticipo, el 11 de julio se correrá en el Alto Valle la primera prueba de regularidad con autos antiguos, desde Neuquén. Van a pasar por "todos los pueblitos para que la gente pueda apreciarlos y fotografiarse".
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