Chicos discapacitados dan un ejemplo de vida en Roca

Algunos tienen problemas mentales, otros físicos, pero los superan con las ganas de hacer. Concurren a la escuela laboral, donde aprenden oficios que los ayudarán a insertarse en la sociedad. Son 50 jóvenes de Roca que se dividen en cuatro talleres, de carpintería, panadería, agropecuario y de albañilería. Escuelas similares existen también en Allen y Viedma. Ahora también tienen abierta la posibilidad de realizar las pasantías en empresas.

ROCA (AR)- Ellos pueden tener muchas diferencias. La edad, el sexo, las capacidades físicas, mentales y otras tantas que suelen ser motivo de discriminación para algunas personas.

Sin embargo, todos persiguen un mismo objetivo, que los mantiene unidos y los empuja a seguir adelante: las ganas de apren-der un oficio y a partir de allí insertarse en la comunidad.

Son más de 50 alumnos. Diariamente concurren a la Escuela de Formación Cooperativa y Laboral 2 de Roca, una de las tres que hay en la provincia.

Las otras se encuentran en Allen y Viedma, y trabajan bajo la misma consigna, que es ayu-dar a los chicos egresados de escuelas especiales y desertores del nivel primario para que puedan desenvolverse en la sociedad mediante una labor.

El establecimiento funciona desde 1998 y abarca una población muy grande. Hay discapacitados mentales, sensoriales y motrices. La prioridad para el ingreso son los egresados de escuelas especiales y personas que hayan abandonado la escuela primaria.

Todos ellos se dividen en cua-tro talleres específicos: carpintería, agropecuaria, panificación y albañilería, que son dictados por profesores especializados.

De lunes a viernes, a la mañana y a la tarde, los chicos reciben las instrucciones que les permitirán acceder a un trabajo en el futuro. De hecho, algunos ya tienen la posibilidad de hacerlo, porque afortunadamente hay empresas y comercios que les brindan un espacio para que practiquen y se formen.

El caso más concreto es el de una alumna del taller de panificación y cocina, que se encuentra muy cerca de acceder a una pasantía en el supermercado La Anónima. Además, cuando termine quedará en la bolsa de trabajo de la empresa a la espera de una oportunidad para ser contratada como empleada efectiva.

Alicia Giaconi, directora del establecimiento, informó que «el plan de trabajo en los talleres es a tres años y el alumno puede avanzar en los módulos de oficio de acuerdo a las potencialidades de cada uno».

Cuando llega al tercer módulo, el chico ya está en condiciones de insertarse laboralmente en la sociedad.

El oficio que aprenderá cada joven es elegido al ingresar a la escuela laboral. En la mayoría de los casos existe una orientación por parte de los docentes de la escuela especial de la que provienen.

En la escuela, el funcionamiento de los talleres tiene mucho de sensibilidad social y esfuerzo de los docentes. «Las necesidades son muchas porque es una escuela laboral y todo lo que usamos son máquinas y herramientas de alto costo. Ahora estamos esperando que el CPE instale el horno pizzero y pastelero que conseguimos y todavía no podemos usar», comentó la directora.

Panaderos, albañiles, carpinteros o trabajadores de la tierra. No importa cuál será el trabajo de cada uno en el futuro. Lo importante está dado por las ganas que demuestran los chicos por aprender e integrarse a una sociedad que muchas veces les da vuelta la cara, sin entender que a ellos también les sobran las ganas de vivir.

Un gran sentido de cooperación

El establecimiento se llama «Escuela de formación cooperativa y laboral». Ya desde el nombre puede advertirse el gran sentido de cooperación que tienen los chicos.

Dentro de la escuela funciona una cooperativa denominada «Mari Mari» que se encarga de reunir los esfuerzos de todos en pos del mejor funcionamiento de la institución. Esto queda demostrado todas las semanas, cuando salen a vender alguna comida.

Los integrantes de los talleres de carpintería, albañilería y agricultura levantan los pedidos y los chicos de panadería realizan el trabajo.

«A medida que aparecen necesidades para un taller, los 50 jóvenes de la escuela trabajan para conseguir lo que hace falta y a la semana siguiente pasa lo mismo con otra área», dice la directora.

Y no se olvidan de reconocer la solidaridad de la gente, que siempre los apoya. (AR)

Cómo hacer para ayudarlos

Entre las actividades realizadas por los alumnos de la escuela laboral se encuentra la venta de comi-das, pan, masas y otros productos de panificación. Los pedidos pueden hacerse todas las semanas en la propia escuela, en San Martín 857, al lado de la biblioteca «Julio A. Roca».

Además, los otros tres talleres hacen trabajos por encargue, como bajo mesadas, ceniceros, marcos para cuadros y muebles hogareños.

El método es muy sencillo: los interesados llevan los materiales a la escuela y los chicos se encargan de hacer el trabajo. El costo es mínimo y se utiliza para mantener los elementos de trabajo.

«Para los alumnos tiene el doble de importancia, porque aprenden y sienten que la gente se preocupa por su crecimiento profesional», señaló Alicia Giaconi, la directora de la escuela.

Entre los proyectos conjuntos, el taller de albañilería está desarrollando con la Secretaría de Obras y Servicios Públicos de la municipalidad un plan relacionado con la construcción de bancos para las plazas.

Todos los días trabajan en el obrador municipal. «El beneficio es doble porque conocen el oficio y se relacionan con la gente, algo que les servirá en el futuro para el caso en que tengan que ir a pedir trabajo a una empresa», destacó la directora. (AR)


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