Chihuido y Portezuelo: las dos represas postergadas

Los dos principales proyectos hidroeléctricos en el país, Chihuido I y Portezuelo del Viento, se encuentran enredados en medio de una maraña de problemas a la espera de que una decisión política logre destrabarlos y, finalmente, puedan empezar a construirse.

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La represa neuquina es la más avanzada, ya que fue adjudicada en 2014 aunque se encuentra paralizada por falta de financiamiento. La administración de Alberto Fernández parece decidida a ponerla en marcha más por necesidad política que por convicción energética.

Por eso, primero incluyó el endeudamiento que necesita en el Presupuesto Nacional 2021 y, luego, le escribió a la canciller alemana, Ángela Merkel, para comunicarle que Chihuido I es de “considerada relevancia para el Estado Nacional” y que su gobierno tiene “la voluntad de continuar” con el proceso.

“Los equipos técnicos se encuentran abocados a la consideración de la estructuración de la nueva propuesta financiera, con los alcances detallados en la misma”, sostuvo Fernández en la carta.

Esto sorprendió al gobernador Omar Gutiérrez, ya que el Presidente nunca se comunicó con él para informarlo del tema, dado que la provincia deberá endeudarse para financiar las obras, y se enteró por los medios de la nota enviada a Alemania.

Incluso, Gutiérrez recién supo que deberá tomar créditos por 450 millones de dólares para llevar adelante el proyecto cuando sus legisladores vieron que la garantía soberana a nombre de Neuquén estaba incluida en el proyecto de ley del Presupuesto Nacional 2021.

“Ni nos consultaron cuando incluyeron la garantía para el crédito en el Presupuesto y menos ahora que mandaron esta carta. Nosotros no estamos en condiciones de sacar un crédito ni tenemos de dónde sacar el dinero”, sostiene una fuente cercana al gobernador.

El apuro presidencial está vinculado con tratar de mostrarle a Merkel avances en el proyecto, ya que necesita de sus votos (cuenta con el 5,32%) en el Fondo Monetario Internacional, para aprobar la propuesta de restructuración de los 52.000 millones de dólares de deuda que el país tiene con el organismo multilateral de crédito.

La mandataria está personalmente involucrada en el proceso de Chihuido I, ya que busca que la empresa alemana Voith Hydro se quede con el contrato para proveer las cuatro turbinas verticales Francis que potenciarán la represa de 637 MW sobre el río Neuquén, para lo que ofrece el financiamiento para respaldar el 85% de los 2.200 millones de dólares que se necesitan para su desarrollo.

“La aprobación del endeudamiento en el Presupuesto nacional y la carta que le envió el Presidente a Merkel implican un grado de seriedad del gobierno con el proyecto. Los fundamentos para realizarse son muy fuertes”, sostiene el presidente de una de las constructoras que conforman el consorcio entre Helport (41%), Panedile Argentina (31%), Jose J Chediack, Eleprint e Hidroeléctrica Ameghino, que fue adjudicado con las obras.

Sin embargo, la concreción del proyecto no es tan simple. Algunas de las UTEs que perdieron en la licitación realizada en 2014 le enviaron cartas a Fernández en octubre explicándole que el actual contrato estaba caduco porque no se habían cumplido con los tiempos establecidos para el cierre financiero, entre otras irregularidades, y que debía darlo de baja y reasignarlo a los otros contendientes.

En su momento, también habían presentado ofertas IMPSA, el consorcio Electroingeniería–China Gezhouba Group–Hidrocuyo y el conformado por Power Construction Corporation of China (PowerChina), HidroChina Corporation, Rovella Carranza, CPC y Holdec.

Incluso, el gobierno nacional aún no ha convocado a la comisión especial, en la que participa el gobernador y EMHIDRO, que debe ser la encargada de tomar las decisiones sobre el proyecto.

Tampoco, se ha sentado a conversar con la población local que tiene que relocalizar, ni ha realizado los cálculos actualizados de los costos de construcción, ni ha asignado quién se hará cargo y abonará la inspección de la obra, entre otros detalles. Por eso, en Neuquén ven como muy lejana aún la posibilidad de que el sueño de Chihuido I se pueda concretar.

La esperanza mendocina

El caso de la represa Portezuelo del Viento, de 210 MW, es diferente, ya que se encuentra inmersa en medio de una pulseada política entre el gobierno nacional y el mendocino, en el que las autoridades pampeanas sirven como punta de lanza para los intereses presidenciales.

El proyecto se encuentra en pleno proceso licitatorio, que por momento fue turbulento, y la administración de Rodolfo Suárez espera abrir a mediados de febrero el tercer sobre, con la oferta económica, con la intención de pre adjudicar el contrato poco tiempo después.

El ganador ya tiene nombre porque solo se presentó el consorcio Malal-Hue, compuesto por Sinohydro (46%), IMPSA (22%), Construcciones Electromecánicas del Oeste (CEOSA) (16%), Obras Andinas (OASA) (16%), con la participación de China Gezhouba Group Corporation (CGGC).

Sin embargo, el gobernador podría tomarse hasta 18 meses para firmar el contrato para la construcción de la represa, ya que quiere estar seguro de que estén dadas todas las condiciones políticas para hacerlo.

Para avanzar con el proyecto, Suárez depende directamente de Alberto Fernández, ya que es quien debe laudar sobre la decisión del Consejo de Gobierno del Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (COIRCO) de realizar un nuevo estudio de impacto ambiental a pedido del mandatario pampeano Sergio Ziliotto.

La votación en el organismo terminó 4 a 1 (Neuquén y Río Negro apoyaron la moción), pero como las decisiones deben ser tomadas por unanimidad, debieron recurrir al Presidente como mediador. “Si hay que hacer un nuevo estudio de impacto ambiental, todo el proceso se va a retrasar”, afirma una fuente cercana a la administración mendocina.

Fernández hasta el momento lleva casi seis meses de silencio al respecto y parece no tener demasiado apuro en fallar. Sin embargo, en junio ya había dado su opinión en una conferencia de prensa en la capital pampeana. “No quiero financiar una obra del estado que está cuestionada por cuatro de las cinco provincias por donde pasa” el río, sostuvo.

La otra herramienta de presión política que tiene el Presidente es el fondeo del proyecto, ya que el Ministerio de Economía de la Nación es quien debe pagar trimestralmente los vencimientos de los 1.023,36 millones de dólares en Letras del Tesoro (Letes) intransferibles que emitió para financiar Portezuelo del Viento, como parte del acuerdo firmado entre Néstor Kirchner y Julio Cobos en 2006.

Hasta ahora, la cartera que conduce Martín Guzmán viene depositando el dinero regularmente y ya lleva desembolsados 85,82 millones en un fideicomiso constituido especialmente para el desarrollo de la represa hidroeléctrica, correspondientes a las cuotas de octubre de 2019, enero, abril, julio y octubre de 2020.

El próximo pago, de 65,45 millones, deberá realizarlo el 29 de enero, al que le seguirán uno de 64,09 millones el 30 de abril, otro de 46,32 millones el 30 de julio y uno de 57,12 millones el 29 de octubre de 2021.

En la administración de Suárez, confían en que Alberto Fernández seguirá girando los fondos como lo viene haciendo hasta ahora y, así, poder avanzar con el sueño de construir Portezuelo del Viento.