Chile renuncia a cerrar heridas

La Justicia de Chile libró a Augusto Pinochet de una probable condena por crímenes durante su régimen, pero le arrebató al país la oportunidad histórica de cerrar las heridas que lo han lacerado durante décadas. La Corte de Apelaciones de Santiago sobreseyó el lunes al ex dictador de 85 años en un proceso por homicidios y desapariciones al declararlo loco, es decir, inimputable judicialmente.

Como en una estática fotografía, que no se destiñe con el tiempo y en la que sus protagonistas jamás envejecen, los partidarios del ex dictador descorcharon champaña para celebrar el éxito. A pocas cuadras, sus detractores lamentaron con amargura haber perdido la inédita chance de ver a su enemigo tras las rejas.

«Chile no cambia. Se ha farreado (desperdiciado) una oportunidad histórica de producir un cambio auténtico en la mentalidad de la gente, de resolver de una vez por todas quién es Pinochet, culpable o inocente», dijo la politóloga Marta Lagos.

La mayoría de los jóvenes que festejaron el sobreseimiento, levantando pancartas que retratan el duro rostro de un joven general, ni siquiera había nacido cuando se produjo el golpe de Estado de 1973, que otorgó a Pinochet un poder omnímodo por casi dos décadas. Conocen una historia de oídas, porque en los libros no está escrita. Y tal vez pasen muchos años antes de que exista una sola versión.

Ni siquiera las 20.000 fojas del proceso judicial que narraron con lujo de detalles probatorios los crímenes que se imputaron al ex dictador y que hicieron temer a sus defensores una inevitable condena, lograron transformarse en una verdad cierta, por todos conocida y aceptada.

«Esto va a seguir durante décadas. Ni siquiera con la muerte de Pinochet se va superar. Pero tal vez en ese momento exista un debate más abierto. La muerte puede liberar energías que hoy están encubiertas y que van a resurgir, como la de sus partidarios que van a defender su obra», opinó el analista Fernando Moreno. (Reuters)