Cincuenta años de historia
Swing Timers grabó desde 1955 simples en pasta, en vinilo de una canción por lado, casetes y ahora cedés. En un baile en Rosario tocaron para diez mil personas; para miles, muchas veces. Lo hicieron en el programa de Niní Marshall y en el de Fidel Pintos.
Entre película y película, fueron número vivo en el Opera, por años. Hicieron los carnavales de San Lorenzo de Almagro, Independiente, Racing, donde las parejas colmaban las pistas al aire libre y se arrojaban serpentinas y papel picado.
«Siempre nos cuidamos de tocar con buena gente, con amigos. Jamás, en cincuenta años, tuvimos una pelea. Discusiones claro, pero no reñimos. Es raro. Ahora tocamos dos, tres veces por semana, pero antes lo hacíamos todos los días por años y años. Con Mauricio Percan llevamos la vida juntos; teníamos 18, 19, cuando empezamos. De los restantes dos miembros del primer grupo, uno falleció (el baterista Raúl Céspedes) y al otro (Michel Barandis) lo perdimos y nunca más supimos de él. Era pianista, un francés muy raro, un personaje notable. Venía de familia de actores que hacían circo y teatro. Tenía un hermano italiano, padre húngaro, medio gitano. Michel hablaba diez, doce idiomas, cantaba, tocaba casi cualquier instrumento, bailaba muy bien, zapateaba, caminaba por el alambre, hacía malabarismo, era mimo, todo con una calidad increíble. Fue el tipo más gracioso que conocí…». (E.R.)
Nota asociada: Swing Timers y una cuestión de amor
Nota asociada: Swing Timers y una cuestión de amor
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