Egresadas de la vida: terminaron el colegio a los 83 y 59 años

Milagros Pérez y Elsa Mora Barrera concluyeron la secundaria en el CENS Nº 21 de Cipolletti. Los sueños que siguen: Mili duda entre Derecho y Lengua. Elchi quiere ser técnica en Laboratorio.

Dos mujeres cipoleñas demostraron que nunca es tarde para encarar los proyectos pendientes. Milagros Pérez y Elsa Mora Barrera egresaron hace pocas semanas del colegio Cens 21 y ya piensan en continuar sus estudios terciarios y universitarios. Por diversos motivos, ambas tuvieron que postergar el paso por la secundaria, sin embargo, el tiempo no aplacó las ganas de levantar un diploma en alto.

Los profesores que acompañaron a las estudiantes de 83 y 59 años reconocieron el esfuerzo realizado a lo largo del cursado. La directora del colegio cipoleño, Carolina Villagrán, explicó que la heterogeneidad de los alumnos permite la permanencia en el sistema educativo. “El adolescente tiende a abandonar la escuela, en cambio ellos tienden a persistir”, remarcó.

A días del egreso, Mili y Elchi recordaron cómo fue la llegada al Cens 21 ubicado sobre calle Naciones Unidas. Las ganas de concluir una materia pendiente fue uno de los motivos por los que decidieron volver al aula.

“La última vez que fui a la escuela tenía 13 años, llegué hasta cuarto grado”, recordó Milagros, una mujer de 83 años, activa y sonriente oriunda de Luis Beltrán. “Dejé la escuela porque me parecía que era muy grande para seguir estudiando y me fui a trabajar a Bahía Blanca. Volví a la región y a los cinco años me casé”, agregó.

Su nuevo nexo con el aula fue años atrás, cuando una profesora que tenía en el Centro de Jubilados la incentivó a continuar los estudios. De esa forma llegó a “El pueblo de Dios”, una entidad religiosa que brinda enseñanza básica de adultos.

Recién en el 2015, Mili llegó al Cens 21 donde la recibieron con los brazos abiertos. “Fue la primera preinscripta del año”, recordó la preceptora Claudia Perea. “Cuando vino preguntó si podía seguir estudiando. Para nosotros fue muy natural”, agregó.

A partir de ese momento, Mili se transformó en un gran apoyo y ejemplo para gran parte de sus compañeros. Pese a que se terminó una etapa, la risueña estudiante asegura que continuará el proceso de aprendizaje. “Tengo muchos proyectos, no sé cuál agarrar. La idea es seguir algo que me ayude un poco. Me gusta Derecho y Lengua también. Mis hijos están felices y me preguntan si voy a ir a la universidad”, confía sonriente.

Nunca es tarde

“Trabajé 30 años en un laboratorio y siempre me echaron en cara que no era nadie porque no tenía el secundario terminado. Ahora voy a estudiar técnica en Laboratorio”, asegura con énfasis “Elchi”, compañera de curso de Milagros.

La mujer de jóvenes 59 años explicó que dejó de estudiar a los 14 y desde entonces comenzó a trabajar. Con el tiempo llegaron los hijos y su vida se repartió entre el empleo y la maternidad. Su llegada al colegio también fue en el 2015. Allí conoció a Mili, su compañera que admira debido a que “es la única que no usa la calculadora ni el celular en clase”, dice con simpatía.

Durante esta etapa de su vida, Elchi pudo disfrutar de su amor por la literatura. Dice que leyó todos los libros de “Harry Potter y Crepúsculo”, además del 10 que se sacó en un trabajo práctico que hizo sobre la vida del doctor René Favaloro.

Al compartir su experiencia, aseguró que “nunca es tarde” para encarar nuevos proyectos. “Nunca es tarde cuando hay algo pendiente y existen ganas de hacerlo (…) hay que tener la mente abierta; el hecho de aprender ayuda a no quedarse”, remarcó.

Milagros en la fiesta de egreso. En el 2015 fue al CENS 21 y preguntó si podía seguir estudiando.
Juan Thomes

Elsa con otros egresados. Sacó un 10 en un trabajo práctico sobre la vida de René Favaloro.
Juan Thomes

“La última vez que fui a la escuela tenía 13 años, llegué hasta 4° grado. Ahora mis hijos están felices y preguntan si voy a ir a la universidad”.

Milagros Pérez es oriunda de Luis Beltrán.

“Trabajé 30 años en un laboratorio y siempre me echaron en cara que no era nadie porque no tenía el secundario terminado…”.

Elsa Mora Barrera empezó a trabajar a los 14 años.

Datos

“La última vez que fui a la escuela tenía 13 años, llegué hasta 4° grado. Ahora mis hijos están felices y preguntan si voy a ir a la universidad”.
“Trabajé 30 años en un laboratorio y siempre me echaron en cara que no era nadie porque no tenía el secundario terminado…”.

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