Un sol brilla en los barrios en busca de igualdad

La Fundación Sol Patagonia de Cipolletti brinda herramientas para mejorar la calidad de vida de los niños de distintas partes de la ciudad. Golpeada por la crisis, la institución civil sin fines de lucro necesita reunir fondos para sostener su labor.

Cuando a fines de 2010 Carlos Baruf observó los resultados de los estudios médicos y psicológicos que realizó en el colegio 294 del barrio Anaí Mapu se alarmó tanto que al año siguiente llegó a la institución con una propuesta. Malnutrición, problemas oftalmológicos y odontológicos graves y complejas tramas familiares fueron algunos de los indicadores que llevaron al docente de la cátedra APS2 de la Facultad de Medicina, a formar un equipo de trabajo.

Pasaron nueve años y ese proyecto es una realidad. Se trata de Sol Patagonia, institución sin fines de lucro que brinda herramientas para mejorar la calidad de vida de los niños y amalgamar ese proyecto con la currícula tradicional de educación pública.

La Fundación brinda talleres de música, ajedrez, asesoramiento médico, psicológico, nutricional y odontológico, entre otros. Uno de los más interesantes es el taller sobre prevención de adicciones que tuvo tal recibimiento que se convirtió en una materia más. Algo similar pasó con las clases de ajedrez que se convirtieron en obligatorias. Los chicos se fueron entusiasmando con el juego a tal punto, que uno de ellos clasificó hace poco para la fase provincial de los Juegos Evita (ver aparte).

“¿Qué costo tiene cambiar un hábito? ¿Cómo hacer que un niño elija comer una manzana y no un chocolate, o qué se laven los dientes todos lo días? ¿Cuánto cuesta que desde pequeños tengan conciencia de una vida saludable o conocimiento sobre los efectos de las sustancias tóxicas?” Algunos interrogantes surgieron en el equipo de trabajo de la Fundación y se van respondiendo con acciones.

“La idea no es una imposición, sino que ellos elijan, no sacamos los dulces en el kiosco saludable. Hay menos oferta, pero hay. El objetivo es fomentar hábitos saludables”, explicó Mariela Rochón, la coordinadora del proyecto Sol Mapu, es uno de los dispositivos que tiene la Fundación y que funciona hace nueve años con el colegios 294 del Anai Mapu. También está la propuesta Sol Ferri que de a poco genera lazos para crecer. Otro proyecto trabaja con jardines de infantes de Puente 83, Labraña y María Elvira, que es un jardín integrado.

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Hábitos saludables. La Fundación trabaja con talleres para que los chicos aprendan a elegir una mejor calidad de vida. El objetivo de la organización es seguir creciendo en toda la ciudad.

El Sol salió en el Mapu

Del Proyecto Sol Mapu, además de la Escuela 294, también participan dos jardines, el 49 y 118, el centro infantil municipal y el centro infantil del CEM 147 que es vespertino. El proyecto trabaja con 1000 chicos. Cada año a los niños que se acoplan se les hace un control de rutina.

“Tenemos una médica que se encarga de hacer ese control. No podemos revisar a todos cada año, sino a los ingresantes a los centros infantiles y a los que vienen de otras escuelas. De ahí se hacen derivaciones o no”, explicó Mariela. El proyecto es trabajar en conjunto con educación pública, municipio, facultad y con el centro de salud del Mapu.

Una de las novedades del proyecto es la instalación de baños con duchas que fue entregado por el Club de Leones meses atrás. Se utiliza para que los chicos puedan bañarse allí y está ubicado en la escuela. “Muchas familias no tiene duchas en sus casas. Está hace poco pero nos está costando más de los que pensábamos. Por ahora hay mucha vergüenza”, explicó Mariela.

“¿Cómo hacemos para que todos los niños de estos barrios puedan tener las mismas posibilidades? Eso fue lo que me convenció de ingresar al proyecto. Tratamos de dar herramientas para mejorar su calidad de vida. Imaginate de más grandes cuando vayan a buscar un trabajo y le falten los dientes porque no tuvieron una mínima atención”, explicó Alejandro Pujol.

Taller de adicciones

Hace más de cuatro años el proyecto Sol Mapu incorporó un novedoso taller de prevención contra las adicciones que apunta a formar a los niños desde temprana edad sobre esta problemática. El dispositivo no sólo apunta a las sustancias tóxicas, también a usos nocivos como el exceso de tecnología.

“Es como una materia más, es la única escuela de Cipolletti en la que este taller se da anualmente. Venimos trabajando hace muchos años. Con el tiempo, fuimos perfeccionándolo y agregándole nuevas herramientas”, explicó el psicólogo Juan Manuel Molina, quien se encarga de dictar los talleres.

Molina señaló que el taller se dicta a temprana edad porque se detectan muchos casos de consumos problemáticos en jóvenes de nivel inicial. “Hay chicos que comienzan a consumir cuando apenas tienen 11 o 12 años”, dijo. Cuando detectan algún caso se les da intervención a los organismos estatales pertinentes.

El taller se puede llevar a cabo porque ganó un programa de Argentina Previene que impulsa la Sedronar, que otorga subsidios a este tipo de proyectos. “Fuimos seleccionados entre varios proyectos que se presentaron en Nación”, agregó Molina.

Tiempo y alcance

Piden colaboración para “hacer algo grande”

Agustín Argibay y el médico Carlos Baruf son dos de los mentores de Sol Patagonia, la fundación que nació hace 9 años con el objetivo de tender un puente entre la comunidad y las instituciones educativas. Pero la crisis del país también golpea a Sol Patagonia, una entidad que lucha a diario por sostener un trabajo que es único en barrios como Anai Mapu, Ferri, María Elvira, Puente 83 y Labraña.

“Como toda institución civil sin fines de lucro, necesitamos reunir fondos para sostener nuestra labor. Por eso, lanzamos una campaña para que nuestros vecinos colaboren en procura de que este sueño se mantenga en el tiempo y crezca”, se entusiasmó Argibay, presidente de la institución.

La campaña fue bautizada “Hagamos algo grande”, y los interesados en participar pueden ingresar a www.solpatagonia.org

“Trabajamos con realidades complejas, apoyando a las comunidades educativas. Trabajamos por niños sanos y, sobre todo, para construir nuevos hábitos de salud y de vida”, remarcó Baruf.

“La idea es que la escuela se transforme en promotora de salud más allá de la Fundación. Ahora comenzaron a trabajar en la cuestión ambiental”,

Mariela Rochón, coordinadora de Sol Mapu

Mueve las piezas para ser mejor

Agustín disputará el Provincial de los Juegos Evita en Bariloche.
Florencia Salto

Agustín abre el juego, manda al pelotón de peones al frente, pasea los elegantes caballos al medio del tablero, protege al rey y piensa. Piensa y juega, se divierte. Cada pieza la mueve con una seguridad envidiable y no saca la vista de un pequeño tablero amarillo y negro que le regaló su mamá. Quizá sea el primero de otros tantos, es el que tiene y que usa casi a diario para jugar. Agustín tiene 13 años. En el ajedrez va al ataque, es agresivo, se mueve con soltura; afuera de ese mundo es algo más tímido y ríe cada vez que cuenta algo.

Comenzó a jugar hace algunos meses y ya se ganó un lugar para los provinciales de los Juegos Evita que se disputarán a fines de noviembre en Bariloche. Su mamá, Roxana, lo mira orgullosa mientras él cuenta que ganó los siete partidos en la escuela del Mapu y tuvo que trabajar mucho para lograr uno de los tres pasajes en el regional que se disputó meses atrás con representantes del Alto Valle Oeste.

Agustín encontró el gusto por el juego de ingenio gracias al taller de ajedrez que brinda Rubén Álvarez como unas de las actividades de la Fundación. Es la única escuela cipoleña que tiene un taller que forma parte de la currícula de escuela.

“Al principio dejé de ir porque los chicos no iban a jugar. Pero después me enganché. Me gusta jugar. Quiero seguir compitiendo”, asegura el joven.

Roxana jura que el juego generó muchos cambios, mejoró su comportamiento y sus notas en la escuela. “Siempre fue buen alumno pero ahora trae mejores notas, está mucho más tranquilo. Antes era muy inquieto”, relata Roxana. Agustín la mira fijo y cuando ella termina de hablar desliza: “le llevé un ‘so’ y casi se muere”, ambos ríen.

“Es un juego que me entretiene mucho, hay mucha estrategia, hay que pensar dónde vas a mover cada pieza. Tengo muchas ganas de ir a Bariloche a competir”, resalta.

Los beneficios que veía en su hijo llevaron a Roxana a comprar el primer tablero y la casa se transformó, por momentos, en una partida de ajedrez. Todos juegan, todos aprendieron. “No siempre gana”, confiesa la madre y celebra que Agustín dio un “giro” muy importante en su vida.

El objetivo de la Fundación es la prevención y la promoción de la salud en las escuelas.

Es un modelo de la Organización Mundial de la Salud. Las escuelas nos abrieron la puerta para trabajar acá. Nosotros les ofrecemos apoyo en distintas áreas”.

Agustín Arbigay, director de la Fundación

Datos

1.000
es el número de chicos con los que trabaja la Fundación en el proyecto Sol Mapu, del que participan varias instituciones.
9
años hace que se gestó la Fundación. Tiene un edificio en el patio de la Escuela 294 del Anaí Mapu.
“La idea es que la escuela se transforme en promotora de salud más allá de la Fundación. Ahora comenzaron a trabajar en la cuestión ambiental”,

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