Coincidencias, Por Héctor Mauriño 01-02-04

Por Héctor Mauriño

or estos días el ex subsecretario de Trabajo de Sobisch y principal exponente de la rama sindical del MPN, Guillermo «Caballo» Pereyra, parece empeñado en amargarles el verano a las empresas petroleras con el argumento de que han ganado mucho dinero y sería bueno que repartan algo entre sus empleados.

Llamativamente el jefe de Pereyra, el gobernador y líder del MPN Jorge Sobisch, un hombre que se ha proclamado «aliado estratégico» de Repsol YPF, dejó que la sangre llegara al río en este conflicto, que se parece más a un intento de cobrar peaje que a un genuino reclamo laboral.

En definitiva, las petroleras han perdido en un sólo día 9,5 millones de dólares por esta jugada, y a un aliado no se le hace perder tanto dinero. Sin contar con que la provincia, cuyas arcas Sobisch se supone que debe custodiar, se verá privada de un golpe de unos 3 millones de pesos, correspondientes al 12% de regalías sobre la suma indicada.

Casualmente el paro lanzado por Pereyra el jueves pasado coincidió con el viaje del presidente Néstor Kirchner a España y con los contactos que éste mantuvo con empresarios de ese país, entre otros con directivos de Repsol.

Sobisch parece disfrutar creándole dificultades al gobierno nacional. Decidido como está a convertirse en la contrafigura del presidente, no parece tan casual al cabo que su embestida por el precio del gas haya coincidido con la visita de Kirchner a la península.

Como si se tratara de una operación de pinzas, mientras el gobierno provincial profundizaba su ofensiva por el aumento del gas sumando a los intendentes, el presidente debía escuchar en Madrid un reclamo idéntico por parte del titular de Repsol, Alfonso Cortina.

El tema no pasó desapercibido en la Casa Rosada. Si bien los hombres más cer

canos al presidente se cuidaron de dar la cara para no «inflar» lo que consideran «el globo de ensayo» del neuquino, dos ministros coincidieron en tachar a Sobisch de «lobbista de las petroleras». Y trajeron a colación la «bochornosa» renovación de la concesión de Loma de la Lata a Repsol.

Para el kirchnerismo, el proyecto de ley de hidrocarburos pergeñado por Sobisch es inconsistente y sólo encubre una «maniobra propagandística» condenada al fracaso, porque Neuquén no está facultada para fijar el precio de los hidrocarburos.

El grado de aislamiento de Sobisch respecto del gobierno nacional es casi total. Según confesó otro estrecho colaborador del presidente, el gobernador no tiene contacto con ninguno de los miembros del gabinete. «Néstor lo tiene entre ojos» por eso nadie lo atiende, admitió, consciente de que Sobisch aspira a forjarse una imagen de opositor implacable. No obstante aclaró que por ahora no habrá intercambio público de reproches sino «una guerra sorda hasta que resolvamos hacerla pública».

El ex subsecretario de Energía de la provincia, Rubén Etcheverry, puso el dedo en la llaga al salir a cuestionar públicamente el proyecto de ley de hidrocarburos del gobierno. Etcheverry es un ex felipista que rompió lanzas con Sobisch y fue candidato a vicegobernador por Recrear, pero su solvencia en temas energéticos es conocida.

Desde su óptica, el proyecto oficial está plagado de errores y reiteraciones, y no tiene nada que no exista ya en la normativa actual. Más grave aún, consideró que varios artículos del proyecto constituyen «un armado para hacer posible un gran proceso de adjudicaciones directas» de las áreas revertidas a la provincia. El resto de la norma -sostuvo- «es un dibujo para distraer la atención y hacer negociados» amparados en la defensa de los intereses neuquinos.

En todo caso, a Sobisch no le fue tan mal desde que lanzó su ofensiva para lograr el aumento del gas. Esta semana, el gobernador logró sumar a los intendentes en una declaración emitida en El Chocón. No obstante hacer suya la demanda del gobierno, los jefes comunales se solidarizaron con los sectores de bajos ingresos que se verían afectados por un alza del fluido. Algo similar a lo que le dijo Kirchner a Cortina: se revisarán los valores, pero bajo ningún concepto se trasladaría un eventual aumento a los consumidores domiciliarios.

En realidad, la mayoría de los municipios pequeños y medianos están en una crítica situación financiera, recaudan lo mínimo y los fondos que reciben por la coparticipación se van en sueldos. No es casual que se avinieran a firmar el documento que les presentó el gobierno, teniendo en cuenta que el jefe de Gabinete, José Brillo, les prometió repartir unos 60 millones de pesos más si se logra concretar el aumento del gas.

En este contexto, y teniendo en cuenta la fragilidad de la oposición en la Legislatura, es un hecho que Sobisch logrará sancionar su proyecto antes de que finalice febrero.

Aunque el trámite puede ser infinitamente más complicado, es muy probable que el gobierno nacional acepte a corto plazo un alza escalonada del gas, exclusivamente para los sectores industriales que hoy producen a muy bajo costo por el atraso tarifario. En definitiva en el 2002, Oscar Vicente, entonces ejecutivo de Perez Companc, le hizo a Duhalde una propuesta similar que aún no fue tenida en cuenta.

Lo que no parece escrito es que Neuquén pueda fijar el precio de los hidrocarburos. Por el contrario, lo más probable es que la «ley Sobisch», no muy diferente de la que sancionó Felipe Sapag en el '86, cuando popularizó el famoso «no al caño» para oponerse a la construcción de un gasoducto que impulsaba Alfonsín, pase a la historia sin pena ni gloria.

Héctor Mauriño

vasco@rionegro.com.ar


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