Colombia y el dilema de terminar 40 años de guerra

Los 40 años del principal grupo guerrillero, que se cumplieron el jueves, llegaron sin la temida ola de violencia. Al mismo tiempo, sirvieron para que el país debatiera sobre las causas de una guerra interna que tiene hastiada a la población. Dudan de la salida “dura” intentada por Uribe.

La guerrilla colombiana de las FARC llegó el jueves pasado a 40 años de existencia en medio de la gran incógnita sobre si están golpeadas por el gobierno de Alvaro Uribe o replegadas para luego contraatacar, planteando así un escenario incierto de una guerra en la que no se vislumbra una salida negociada.

La guerrilla colombiana de las FARC llegó el jueves pasado a 40 años de existencia en medio de la gran incógnita sobre si están golpeadas por el gobierno de Alvaro Uribe o replegadas para luego contraatacar, planteando así un escenario incierto de una guerra en la que no se vislumbra una salida negociada.

Tras sobrevivir a 11 gobiernos que han intentado doblegarlas, por la vía militar o negociada, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) enfrentan hace dos años una feroz ofensiva del gobierno que hace creer a algunos que el conflicto está a las puertas de un desenlace.

Tras sobrevivir a 11 gobiernos que han intentado doblegarlas, por la vía militar o negociada, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) enfrentan hace dos años una feroz ofensiva del gobierno que hace creer a algunos que el conflicto está a las puertas de un desenlace.

La última estrategia en esta ofensiva es el envío de unos 15.000 hombres a copar las selvas del sur del país donde las FARC concentran su mayor poder militar, como parte del denominado 'Plan Patriota', puesto en marcha con ayuda de Estados Unidos. El involucramiento de los civiles en una gigantesca red de cooperantes de Ejército y la Policía, la creación de brigadas de soldados campesinos, la presencia del Estado en todo el territorio y el fortalecimiento de las Fuerzas Militares son los ejes de una agresiva política de seguridad con la que Uribe pretende someter a la guerrilla.

La última estrategia en esta ofensiva es el envío de unos 15.000 hombres a copar las selvas del sur del país donde las FARC concentran su mayor poder militar, como parte del denominado 'Plan Patriota', puesto en marcha con ayuda de Estados Unidos. El involucramiento de los civiles en una gigantesca red de cooperantes de Ejército y la Policía, la creación de brigadas de soldados campesinos, la presencia del Estado en todo el territorio y el fortalecimiento de las Fuerzas Militares son los ejes de una agresiva política de seguridad con la que Uribe pretende someter a la guerrilla.

«O negocian o los derrotamos», repite Uribe. Pero la urgencia por mostrar resultados le puede jugar una mala pasada al gobierno colombiano, según analistas. Por el contrario, a sus 40 años y acostumbrada a lidiar con políticas guerreristas o pacifistas, la guerrilla parece no tener afán.

«O negocian o los derrotamos», repite Uribe. Pero la urgencia por mostrar resultados le puede jugar una mala pasada al gobierno colombiano, según analistas. Por el contrario, a sus 40 años y acostumbrada a lidiar con políticas guerreristas o pacifistas, la guerrilla parece no tener afán.

«El tiempo está de su lado y esperan con paciencia que el gobierno se desgaste. Lo que hay es un repliegue de las FARC ocasionado por el Estado, pero también aceptado por ellas transitoriamente mientras reorganizan y adaptan sus fuerzas a las nuevas condiciones. No creo que estén debilitadas», dijo el politólogo Fernando Giraldo.

«El tiempo está de su lado y esperan con paciencia que el go

bierno se desgaste. Lo que hay es un repliegue de las FARC ocasionado por el Estado, pero también aceptado por ellas transitoriamente mientras reorganizan y adaptan sus fuerzas a las nuevas condiciones. No creo que estén debilitadas», dijo el politólogo Fernando Giraldo.

De este criterio se aparta e analista Eduardo Pizarro, quien sostiene que la guerrilla tiene muchas cosas en contra, además de la política de seguridad de Uribe y del desprestigio internacional. El repliegue por mucho tiempo desmoraliza a los combatientes y el fraccionamiento para evitar las arremetidas militares rompe la unidad de mando, explica.

De este criterio se aparta e analista Eduardo Pizarro, quien sostiene que la guerrilla tiene muchas cosas en contra, además de la política de seguridad de Uribe y del desprestigio internacional. El repliegue por mucho tiempo desmoraliza a los combatientes y el fraccionamiento para evitar las arremetidas militares rompe la unidad de mando, explica.

Soportar la ofensiva y salir relativamente intactas es el dilema de las FARC, mientras que el gobierno tiene el problema de sustentar su política de seguridad con medidas para combatir la pobreza y el desempleo, amén de sostener la ofensiva en el tiempo, financiera y militarmente. En este sentido, el experto en seguridad Alfredo Rangel advierte que en 2005 expira el Plan Colombia, al cual Washington destina unos 2.600 millones de dólares desde 2000 para la modernización de las Fuerzas Militares. «El fin o la disminución sustantiva del Plan Colombia probablemente va a coincidir con el momento de la contraofensiva «, advirtió.

Soportar la ofensiva y salir relativamente intactas es el dilema de las FARC, mientras que el gobierno tiene el problema de sustentar su política de seguridad con medidas para combatir la pobreza y el desempleo, amén de sostener la ofensiva en el tiempo, financiera y militarmente. En este sentido, el experto en seguridad Alfredo Rangel advierte que en 2005 expira el Plan Colombia, al cual Washington destina unos 2.600 millones de dólares desde 2000 para la modernización de las Fuerzas Militares. «El fin o la disminución sustantiva del Plan Colombia probablemente va a coincidir con el momento de la contraofensiva «, advirtió.

El analista Daniel Samper añade que «sería muy peligroso olvidar que los FARC surgen de un problema social, porque de otro modo pensaríamos que mediante la mera represión se va a solucionar el problema «. «La sola fórmula violenta en 40 años ha llevado a la multiplicación de las personas armadas en Colombia, llámense guerrilleros, narcotraficantes o paramilitares». «Si no hay una solución social al lado de la solución política, en 10 ó 20 años otra vez estaremos combatiendo contra campesinos sin tierra y muchachos sin empleo», concluye. (AR/ AFP)

El analista Daniel Samper añade que «sería muy peligroso olvidar que los FARC surgen de un problema social, porque de otro modo pensaríamos que mediante la mera represión se va a solucionar el problema «. «La sola fórmula violenta en 40 años ha llevado a la multiplicación de las personas armadas en Colombia, llámense guerrilleros, narcotraficantes o paramilitares». «Si no hay una solución social al lado de la solución política, en 10 ó 20 años otra vez estaremos combatiendo contra campesinos sin tierra y muchachos sin empleo», concluye. (AR/ AFP)

 

Historia de un poder paralelo

Hace 40 años, los reclamos agrarios de una comunidad campesina no fueron tomados en cuenta por el Estado colombiano, que ordenó aniquilar a sangre y fuego el incipiente brote comunista, el mismo que hoy aspira a tomarse el poder por las armas y para lo cual ha combinado la política y la guerra.

El 27 de mayo de 1964, el gobierno colombiano atacó Marquetalia, una pequeña colonia de campesinos que pedía una reforma agraria que acabara con las propiedades latifundistas. El ejército estimó que la operación no demoraría más de 20 días.

Quienes resistieron el ataque se reorganizaron en guerrillas móviles que dos años más tarde se unieron en el «Bloque Sur» de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En la séptima conferencia nacional de las FARC celebrada en 1982, las FARC replantean su accionar militar. Pasa de una pequeña guerrilla a una fuerza organizada en bloques y frentes, con un Estado Mayor y un secretariado. En ese trasegar de cuatro décadas de muerte, los rebeldes han incursionado legal y clandestinamente en la política y han impuesto gobiernos de facto en sitios donde han impuesto su justicia, economía y leyes.

En 1984, las FARC iniciaron el primer proceso de paz con el gobierno del entonces presidente Belisario Betancur. En 1986 lograron elegir 14 congresistas, 18 diputados y 335 concejales. Más de tres mil miembros de su partido fueron asesinados.

Otras aproximaciones se dieron con el gobierno de Virgilio Barco (1986-1990); César Gaviria (1990-1994) y En 1998 se inició el último proceso de paz , bajo el gobierno de Andrés Pastrana hasta el 20 de febrero de 2002 , sin resultados.

Hoy, las tropas estatales atacan a una fuerza de 17.000 hombres que han puesto en jaque más de una vez a los 11 presidentes que las han enfrentado. Tampoco hay que perder de vista la fortaleza económica de las FARC, con ingresos de 400 millones dólares anuales provenientes, según las autoridades, de su asociación con el narcotráfico, del secuestro y las extorsiones.

 

'Tirofijo', el alma rebelde

El hombre que estos días concentra la atención en Colombia por liderar a la guerra más antigua e importante de Occidente tocó violín cuando niño, se espantó con las historias de terror de su abuelo y un mal día huyó del campo para refugiarse en el monte, donde ha envejecido al compás de la guerra.

A sus 76 años, «Tirofijo», el guerrillero más viejo del mundo, alienta desde la manigua un conflicto que ha impedido gobernar en paz a 11 presidentes y convertido a las FARC en la guerrilla más poderosa, rica y con mayor historia del continente.

Pedro Marín (alias 'Manuel Marulanda Vélez' o 'Tirofijo' por su puntería), un campesino sagaz, de mediana estatura y agudo olfato político, representó hasta la década de los 80 a la «otra Colombia», la de los pobres y excluidos; aquella que pedía tierra y a cambio recibía plomo, según sus propias palabras.

Su oposición a la «oligarquía corrupta» surgió de la guerra que hasta 1958 libraron conservadores y liberales, y se afianzó después con el robo de unas gallinas y unos marranos que todavía reclama y que hoy son el símbolo de su lucha por la tierra. La anécdota, ampliamente comentada por historiadores, retrata el perfil de «Tirofijo» y del conflicto colombiano, una guerra de profundas raíces campesinas pero alimentada por la injusticia social, la mezquindad de los dirigentes, la represión política, la venganza, y más recientemente por el narcotráfico, de donde la guerrilla extrae los millonarios recursos para la confrontación.

Oriundo del municipio cafetero de Génova, «Marulanda» creció en un hogar humilde y fue aserrador y comerciante. Cuando estalló la guerra entre liberales y conservadores por el asesinato, en abril de 1948, del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán , conformó con 14 primos una guerrilla campesina de origen liberal que se convirtió al marxismo.

Para varios analistas, la desaparición de 'Marulanda' marcará el fin de las FARC o, al menos, el inicio de su desarme. Con su partida -sostienen- la revolución habrá muerto. «Si él muere ocurrirá lo mismo que con el Imperio Macedónico de Alejandro: los generales se repartirán el imperio. Los cabecillas que rodean a 'Tirofijo' no están cohesionados; son rivales entre sí, no tienen una filosofía compartida. 'Tirofijo' es la revolución», indicó el general retirado Alvaro Tovar. (DPA)

 

INFOGRAMA: Los decanos de la guerrilla (clik acá)  

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