35 años de democracia

El 30 de octubre de 1983 el pueblo argentino ponía una bisagra en su historia para terminar con la pendiente de su decadencia y deterioro en la organización política e institucional de la república, que desde la promulgación de la Ley Sáenz Peña (1912) había tenido que soportar la suspensión de su orden institucional con 23 años de dictaduras militar repartidas seis golpes de estado. Dos partidos nacionales y populares llegaban con idénticas posibilidades de ser elegidos gobierno: el Partido Justicialista o peronista con su candidato presidencial Italo Luder ofrecía un amnistía a quienes habían cometido los más horrendos crímenes de lesa humanidad, un perdón a los genocidas de 30.000 argentinos; en el polo opuesto Raúl Alfonsín candidato de la Unión Cívica Radical prometía juicio a los torturadores y criminales de las juntas armadas. Se terminaba con el concepto erróneo que para ser presidente del país había que estudiar en un colegio militar y no concurrir a la sede de un partido político.

Hace 35 años, un domingo 30 de octubre dábamos vuelta la página de las frustraciones de una sociedad arrasada por la intolerancia, la violencia y la decadencia económica proponiendo a la democracia como conducto hacia un orden social justo y un régimen económico próspero, una sociedad abierta y moderna e inclusiva que asegurara la igualdad de oportunidades.

Alfonsín, que pregonaba 100 años de democracia terminaba en un rezo laico cada uno de los discursos de los actos de campaña recitando el preámbulo de la Constitución Nacional, para recordarnos la síntesis conque el espíritu patriótico y republicano de nuestros constituyentes de 1853 diseñaron las bases para un país de respeto, de libertades, con justicia, solidario y fraterno.

Con la victoria del radicalismo se cumple lo prometido: se forma la Comisión Nacional de los Desaparecidos (Conadep), se lleva a juicio a los militares genocidas (hecho único en el mundo) y de allí el Nunca Más queda como un sello irrenunciable para todos los tiempos. Se termina con el péndulo político que se meció durante décadas entre gobiernos democráticos y dictaduras.

Fueron varias las generaciones que sufrieron la suspensión de los derechos civiles de la república, pero fue sin duda el último golpe de estado de 1976 el que sembró de espanto, terror y muerte al país , donde se cercenaron todo tipo de derechos , se pisoteó la Constitución Nacional, se suspendieron todo tipo de derechos y garantías, la vida de quienes luchaban por reivindicaciones políticas y sociales dependía de asesinos con traje militar.

Legado de Alfonsín

Hoy un reconocimiento generalizado coincide en designar con propiedad al ex presidente Raúl Alfonsín (UCR) como el padre de la recuperada democracia. Sobrados fundamentos existen para tal afirmación: su férrea lucha en defensa de la misma, de los derechos humanos presentando habeas corpus para liberar a detenidos políticos-gremialistas sin importarle el partido político al que pertenecieran, su batalla para enjuiciar a los asesinos de la dictadura. Como candidato presidencial transmitía una frase que quedó para los tiempos: “con la democracia se come, se estudia y se cura”, definiendo que en un estado de decisión en manos del pueblo se garantizan estos estándares mínimos de vida que requiere una sociedad.

Nos enseñaba el ex presidente radical que uno de los sistemas que más atenta contra la democracia es aquel que se le parece pero no lo es.

Durante estas tres décadas y media fueron varios los gobiernos que desvirtuaron principios fundamentales de una eficiente organización del país, pero el autoritarismo del gobierno kirchnerista de los últimos años fue el que atentó con mayor impunidad contra la independencia de los poderes regulados para la Nación. Eliminó los controles básicos de auto regulación para beneficiarse impunemente con recursos que debieron ser destinados a una mayor y mejor equidad social, ejemplo explícito de algo parecido a la democracia, vestida con sus ropas, pero superficial y tramposa. Muestra de ello fue la negativa de la ex presidenta CFK a entregar los atributos de mando al nuevo presidente y las continuas provocaciones de la dirigencia camporista hoy aliada a un sector de la izquierda solicitando el derrocamiento de las autoridades electas.

La quiebra súbita de una escala de valores se tradujo en la ausencia de términos de referencia políticos, sociales, culturales, morales y éticos y pasó a constituir un daño colateral que perjudicó la credibilidad del sistema, creando un clima de total desconfianza del cual es difícil de retornar. Es lo que conocemos como pseudodemocracia, que reúne métodos alternativos tendientes a lograr beneficios personales en detrimento de la sociedad en general.

Tiempos de reflexión, es la oportunidad de efectuar el maduro mensaje hacia los desilusionados de hoy: sólo la democracia vigoriza al hombre para que levante las antorchas de sus ideales, es el único sistema que nos conduce hacia la formación de una sociedad cada vez más libre, más justa e igualitaria.

* Expresidente del Comité UCR Bariloche (1983/85). Presidente UCR- Línea Bariloche.

El autoritarismo del gobierno kirchnerista de los últimos años fue el que atentó con mayor impunidad contra la independencia de los poderes regulados para la Nación.

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El autoritarismo del gobierno kirchnerista de los últimos años fue el que atentó con mayor impunidad contra la independencia de los poderes regulados para la Nación.

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