Cuentas en orden, números en rojo

Aunque cerrará su anteúltimo año de gobierno con un superávit financiero en las cuentas públicas, al gobernador Alberto Weretilneck hay números que le preocupan. En los últimos dos años, los ingresos corrientes de la provincia aumentaron en torno del 85%, con picos del 100% en las regalías. Pero es un efecto que no está relacionado con la mejora de la actividad económica sino con la devaluación.

Como los gastos crecieron menos, el resultado financiero a septiembre es de 1.300 millones de pesos contra el déficit de casi 700 millones del mismo período del año pasado.

Agustín Domingo no es Isaías Kremer. Sus perfiles son bien diferentes y sus gestiones como ministros de Hacienda de la Provincia, también.

La exposición que Weretilneck le deja tener a Domingo es llamativa. No cultiva el perfil alto y es más bien reservado, pero esta semana se conoció que hasta habló frente a un auditorio con exfuncionarios de Carlos Soria reunidos en el Museo de Ciencias Naturales de Roca.

El ministro pasa buena parte del mes en Bariloche, desde donde dicta resoluciones. Después de todo, vive allí desde hace años (era el responsable local de Rentas, cuando Weretilneck lo reclutó para el gabinete). Cada vez que puede, se deja ver en los actos oficiales, aunque no esté el gobernador presente. Dicen que es para relacionarse con otros miembros del gabinete.

La emisión de bonos en dólares del Plan Castello disparó el pago de servicios de la deuda en proporciones superiores al 40% interanual y 700% en relación con el 2016. Fueron casi 4.000 millones de pesos entre enero y septiembre.

Pero Domingo defiende el esquema: por el Castello, cuyas obras están en pleno desarrollo, hay que pagar 11.550.000 dólares cada seis meses. Una devaluación puede ser tan perjudicial para la deuda como beneficiosa para los ingresos porque el precio del petróleo y el gas están dolarizados, lo que traslada esa volatilidad a dos recursos claves del Estado: las regalías y el impuesto a los Ingresos Brutos que pagan las petroleras.

No está el desagregado en los informes oficiales, pero el aumento de Ingresos Brutos, que grava directamente la actividad económica en la provincia, no fue mayor porque el comercio tuvo una caída de ventas tal que el incremento ni siquiera acompañó la inflación.

El 64% de los gastos corrientes del Estado fueron este año a parar a las cuentas sueldo de los empleados del Estado. Esa proporción era del 70% el año pasado. Esto se debe a que los salarios crecieron un 52% entre 2016 y 2018, menos que los ingresos pero sobre todo menos que otros gastos.

Por caso, las transferencias a la enseñanza privada llegaron en los primeros nueve meses del año a 458 millones de pesos, 100% más que en 2016. Son los subsidios que cubren los gastos salariales en varias escuelas de la provincia.

Algunos colegios son confesionales y tienen cuotas muy pequeñas; otras directamente son de raíz social y gratuitas. Pero hay varias escuelas subsidiadas que cobran cuotas cuyos costos se dispararon de tal manera que es muy probable que el año que viene haya una migración a la escuela pública. ¿Cómo haría una familia de clase media con dos hijos en primaria para pagar 15.000 pesos de matrícula y 8.000 de cuota mensual por cada uno?

El gobierno de Mauricio Macri ya avisó que desaparece el subsidio que permite que el boleto de colectivo cueste lo que cuesta ahora (que no es poco) en Bariloche, Cipolletti, Roca o Viedma. Y que habrá en el presupuesto nacional 6.500 millones de pesos para compensar el esfuerzo que harán las provincias y los municipios. Es apenas el 15% de lo que se destina hasta ahora, así que la pelea por el reparto va a ser dura.

Weretilneck les dijo a los intendentes con los que habla (no es el caso de Martín Soria) que va a tratar de obtener los 300 millones de pesos que subsidian ahora el transporte en la provincia y que caerán el 1 de enero de 2019. Cree que es una cifra tan pequeña en relación con los más de 40.000 millones que perderán las ciudades más grandes del país, que no sería difícil conseguirla.

La devaluación dispara el pago de la deuda pero también mejora la recaudación de las regalías y del impuesto a los Ingresos Brutos que pagan las petroleras.

El superávit a septiembre es de 1.300 millones de pesos. En dos años los ingresos corrientes crecieron en torno del 85% y los salarios perdieron peso sobre el total de gastos.

Datos

La devaluación dispara el pago de la deuda pero también mejora la recaudación de las regalías y del impuesto a los Ingresos Brutos que pagan las petroleras.
El superávit a septiembre es de 1.300 millones de pesos. En dos años los ingresos corrientes crecieron en torno del 85% y los salarios perdieron peso sobre el total de gastos.

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