El G20 y un curioso salto al pasado

Panorama nacional

Conexidad”. Entre sí y con un olvidado episodio de los primeros días del año, cuando fueron arrojadas dos bombas caseras contra el departamento central de la Policía Federal en Buenos Aires. Ya esa vez se había hablado de grupos anarquistas. El salto a un siglo atrás se materializó el miércoles con el estallido de un explosivo en el mausoleo de Ramón L. Falcón, jefe de Policía asesinado por esas mismas manos, en la misma fecha, pero en 1909. Extraño caso de un ataque a los muertos, una conducta más propia de profanadores que de activistas. El Ministerio de Seguridad “conectó” esa detonación en La Recoleta, que se cobró un herido, con el explosivo arrojado ese mismo día contra la casa del juez Claudio Bonadio, que investiga el caso de los cuadernos.

El gobierno también está mirando a un siglo atrás cuando asocia el desafío de la organización de la Cumbre del G20 de finales de noviembre con la de los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo; quedar en la historia es la ambición de cualquier gobernante, aun en este pobre presente que administra Mauricio Macri. Aquellos fastos de 1910 parecían estar realmente amenazados por la acción de grupos anarquistas, que hasta entonces eran los de mayor predicamento entre los trabajadores de la Argentina. Fueron duramente golpeados por el gobierno de Figueroa Alcorta, que decretó el estado de sitio y empujó al sindicalismo anarquista a la clandestinidad. ¿Son este tipo de reflejos de la historia los que movilizan a estos nuevos “libertarios”? Por el momento parece más una farsa.

Mejor irse de Buenos Aires, como recomendó con una alta dosis de franqueza Patricia Bullrich. A favor de la ministra de Seguridad hay que decir que en la cumbre del G20 de 2016, en Hangzhou, los chinos también promovieron un éxodo masivo de la ciudad, de 9 millones de habitantes. La diferencia es que las autoridades pagaron vacaciones, pasajes y estadías. La ciudad quedó vacía. Bullrich y Hernán Lombardi, titular del sistema federal de Medios Públicos y desde hace dos meses máximo responsable de la coordinación de encuentro, dará el martes precisiones sobre la organización y la seguridad de la Cumbre. Algo ya se sabe: se clausurarán autopistas, no funcionará la terminal ferroviaria de Retiro ni los vuelos comerciales en Aeroparque y se detendrán las operaciones en el puerto de Buenos Aires. Kilómetros de calles porteñas permanecerán cerrados al tránsito.

El presidente “está muy enfocado” en la Cumbre, dijo el viernes una fuente familiarizada con la organización. Tendrá nada menos que 37 intervenciones, entre las que les demande el G20 y las reuniones bilaterales. Macri debe mucho a algunos de los visitantes, sobre todo a uno de ellos: Donald Trump, quien construyó en buena medida las condiciones que llevaron a su gobierno a esta crisis, pero también ha sido quien lo rescató de ella. Ese proceso está en pleno desarrollo y su resultado aún es incierto, como lo es el futuro de Macri. Pero el mundo ha sido su principal aliado y Macri está listo para recibirlo. El éxito de su cumbre será al mismo tiempo el éxito de esa alianza.

La fuga en el bloque de Miguel Pichetto no fue tal y, pese al alejamiento de los dos senadores por Tucumán, buena parte del peronismo federal acompañó como se preveía la sanción en el Senado de la ley de Presupuesto, último objetivo importante del oficialismo del año parlamentario. Fue la otra Cámara sin embargo donde la oposición dio la sorpresa: todos los bloques de raíz peronista –kirchneristas, parte de los federales, massistas– sumaron su votos y se quedaron con dos de los tres representantes por Diputados en el Consejo de la Magistratura. El massismo lo justificó: dijo que es un acuerdo encapsulado cuyo único objetivo fue impedir que el oficialismo se quedara con los dos tercios del Consejo, el organismo encargado de elegir, sancionar y destituir a los jueces. Puede que así sea. Pero también representa una primera señal de unidad en el peronismo.

Aquellos fastos de 1910 parecían estar realmente amenazados por la acción de grupos anarquistas, que hasta entonces eran los de mayor predicamento entre los trabajadores.

A favor de la ministra hay que decir que en la cumbre de Hangzhou los chinos también promovieron un éxodo masivo de la ciudad. Pero pagaron para que la gente se fuera de allí.

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Aquellos fastos de 1910 parecían estar realmente amenazados por la acción de grupos anarquistas, que hasta entonces eran los de mayor predicamento entre los trabajadores.
A favor de la ministra hay que decir que en la cumbre de Hangzhou los chinos también promovieron un éxodo masivo de la ciudad. Pero pagaron para que la gente se fuera de allí.

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