El largo brazo de los conflictos en Medio Oriente

Los rebotes del conflicto de Medio Oriente son múltiples y aparecen de pronto en los lugares menos esperados. Por ejemplo, en la lejana Malasia. Allí, específicamente, acaba de ser asesinado, en las afueras de Kuala Lumpur, por manos hasta ahora anónimas, Fadi al-Batsh, un joven ingeniero electrónico de 34 años que, emigrado desde Gaza, residía en Malasia desde hacía ya siete años.

La entretenida crónica del episodio publicada por “New York Times” parece pertenecer a una buena novela de espionaje. Al-Batsh fue muerto a tiros. Recibió nada menos que catorce balazos propinados por dos sicarios que se movían en una motocicleta.

Su familia, tras lo sucedido, inmediatamente responsabilizó directamente al Mossad israelí por su muerte.

Es posible que ella tuviera que ver con una operación de bastante mayor alcance, que presumiblemente apuntaba a las operaciones externas de Hamas, organización terrorista a la que al-Batsh aparentemente alguna vez perteneciera.

Ocurre que al-Batsh estaba especializado en operaciones aéreas con drones y en sus particulares “sistemas de armas”. Para Israel se trata sólo de una consecuencia fatal vinculada –sostiene– con una “disputa interna” de Hamas.

Malasia no mantiene relaciones diplomáticas con Israel, pese a lo cual, curiosamente, su primer ministro visitó personalmente la franja de Gaza hace tan sólo cinco años.

En el 2016, el mencionado al-Batsh había recibido una beca de estudio por parte de un fondo de inversión que es de propiedad del gobierno de Malasia.

Era, por lo demás, hijo de un ex jefe de Policía de la Franja de Gaza. Nada menos que dieciocho de sus familiares murieron como consecuencia de distintos bombardeos israelíes a blancos emplazados en la agobiada Franja de Gaza.

En su funeral, en la Franja de Gaza, un grupo de milicianos pertenecientes a las Brigadas Qassam –el brazo armado de Hamas– rindieron honores de corte militar que están normalmente reservados a las personas de alguna importancia que son residentes de la Franja de Gaza.

Aparentemente, al-Batsh abría intermediado recientemente en el suministro de armas y componentes electrónicos para usos militares vendidos desde Malasia a Hamas.

En Malasia, recordemos, fue asesinado también, hace sólo poco más de un año, un medio hermano del líder norcoreano: Kim Jong-un, al que dos mujeres sorpresivamente rociaron la cara con un gas venenoso.

Siete norcoreanos abandonaron sospechosamente el país asiático tan sólo momentos después del atentado. Los norcoreanos –cabe recordar– no necesitan visa para entrar en Malasia.

A todo lo que cabe agregar que, hace dos años ya, otro ingeniero electrónico también originario de la Franja de Gaza, en este caso Mohammed Zawahiri, había sido asesinado en Túnez, en la ciudad de Sfax. Lo que sugiere que Israel sigue muy de cerca los pasos y andanzas de este particular tipo de personajes. Como sucedía con al-Batsh, Zawahiri estaba, él también, especializado en el uso militar de los drones.

El funeral de al-Batsh fue realizado en la mezquita de Gombak, donde el fallecido actuaba como “imán”, lo que habla de su cercanía con el Islam.

*Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios