El peso cada vez más alto de las tarifas

Mientras sigan subiendo los precios que el gobierno nacional autoriza a petroleras, generadoras de electricidad y transportistas de energía, las tarifas de los servicios públicos continuarán creciendo y golpeando a la clase media. En un año el impacto de las facturas en el salario promedio aumentó un 52% en nuestro país, según datos dados por ciertos en ámbitos oficiales.

El gobierno nacional, cuya jurisdicción alcanza el mercado completo del gas y el segmento mayorista de la electricidad, viene aplicando incrementos que se hacen notar cada vez con mayor crudeza en los bolsillos.

El precio mayorista de la electricidad que paga Edersa y traslada a sus clientes pasó de 90 pesos el megavatio hora (MWh) en el 2015 a 1.170 ahora. Pero el subsidio del Tesoro nacional no se redujo en la misma proporción porque el costo de generar y transportar energía pasó de 790 pesos el MWh en enero del 2016 a 1.503 en el mismo mes de este año.

El precio mayorista de la electricidad dependería de la oferta y la demanda si no fuera porque en los últimos dos años se sumaron emprendimientos de energía renovable con precios promocionales que hicieron crecer el promedio.

La política de subsidios cambió: en vez de subvencionar el consumo, se promociona ahora la producción de energía (electricidad y gas) con aportes de los usuarios y del Tesoro.

De hecho, si el costo mayorista de la electricidad se mantuviera en los valores del 2015, la tarifa que se paga en Argentina (residencial, comercial e industrial) alcanzaría para cubrir los costos y el Estado no tendría que destinar fondos a subsidiar.

En las empresas de servicios de índole energética hay tres grandes actores: los que producen, los que transportan y los que distribuyen. Todos deben tener una remuneración que asegure una rentabilidad razonable luego de cubrir los costos de operación, mantenimiento y muy eventualmente ampliación de redes.

El precio del gas en la boca del pozo es el que reciben petroleras como YPF, Pampa o Chevron. Hoy está entre 4 y 5 dólares por millón de BTU (una unidad térmica) pero llegará, en el plan que tiene el Ministerio de Energía, a casi 7. “Río Negro Energía” reveló el año pasado que en México cuesta 2,7; en España, 4,13; en Reino Unido, 4; en Japón, 4,10; y en Canadá 4,2 dólares por millón de BTU.

Eso tiene un impacto lógico en la factura de Camuzzi, que también tuvo su reconocimiento tarifario, luego de muchos años de ingresos casi congelados.

Según datos que el vocero del Ministerio de Energía, Alejandro Bianchi, dio por buenos en Twitter, en el 2016 la participación de la factura residencial promedio del gas y la electricidad en el salario medio era de 2,3%; este año es del 5,8%. En 2000 era del 6,1%, un año antes de que estallara el gobierno de De la Rúa.

Los marcos regulatorios de los años 90 nunca fueron derogados a pesar de que el kirchnerismo los aplicó a medias. Su principal debilidad es que no está bien resuelto sobre quién recae la obligación de invertir cuando la demanda crece: ¿quién paga los nuevos gasoductos si el transportista no tiene incluido el financiamiento en la tarifa?, ¿cómo hacer que la ampliación de redes de alta tensión eléctrica se paguen con la factura que llega a los hogares cuando el universo de beneficiarios es tan chico que el impacto sería enorme?

El gobierno anterior extendió gasoductos y electroductos, sin trasladar el costo a los usuarios. Y el gobierno de Macri hace lo mismo. En Río Negro las obras las está asumiendo el Estado, con financiamiento del plan Castello.

Edersa tiene una declaración de hostilidades con el gobernador Alberto Weretilneck que a veces es batalla y otras, armisticio. Su tarifa es la más baja del norte de la Patagonia. A diferencia de la CEB barilochense, hay un atraso evidente en el reconocimiento de sus costos salariales en su tarifa.

Esta semana hubo protestas por el impacto de las tarifas en el bolsillo de los trabajadores. El gobierno habla de “sinceramiento”, pero mientras no se ponga freno al aumento de los costos mayoristas será como la carrera de un caballo con una zanahoria delante.

El gobierno habla de “sinceramiento”, pero mientras no se contengan los costos mayoristas será como la carrera de un caballo con una zanahoria delante.

Edersa compraba el MWh a 90 pesos hace tres años. Hoy paga (y lo traslada a sus usuarios) 1.200% más. Pero el costo real previsto por Nación aun no llegó a las boletas.

Datos

El gobierno habla de “sinceramiento”, pero mientras no se contengan los costos mayoristas será como la carrera de un caballo con una zanahoria delante.
Edersa compraba el MWh a 90 pesos hace tres años. Hoy paga (y lo traslada a sus usuarios) 1.200% más. Pero el costo real previsto por Nación aun no llegó a las boletas.

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