Esperando a quienes esperan

Hoy no hay adolescentes en esta columna. O sí, está la idea de un adolescente que busca una mamá. Y esa mamá es mi amiga Ana Lía, que escribe un bello, profundo, esperanzador y a veces duro blog titulado “Y serás madre” (https://yserasmadre.blogspot.com), que vale la pena leer desde el comienzo, desde que en el 2010, con entonces 41 años, soltera, de ocupación maestra, Ana Lía deseó adoptar un grupo de hermanos para formar una familia.

Muchos le han dicho a Ana Lía que su blog tiene futuro de libro, que hay cantidad de personas a quienes les servirían leer sus escritos, no sólo porque están viviendo la misma situación, también porque son parte del sistema de adopción en Argentina y pueden verse retratados, o simplemente para conocer una realidad que no es la de uno, lo cual es mi caso.

Por eso esta vez quiero darle voz a ella, no hace falta agregar más palabras (los textos fueron apenas editados para esta columna):

Julio de 2010: “Hay quienes me preguntan por qué, si todavía estoy en edad de tener hijos propios, decido adoptar hijos ajenos. Porque puedo irme tranquila de este mundo sin hacer una extensión de mí. Personalmente elijo darle madre a esos hijos ajenos, justamente porque si están en condiciones de ser adoptados no son hijos. Esa es la primer identidad que debería tener todo niño. Mi semilla en este mundo no es un niño con mis ojos, con mis rulos o con mi inclinación natural hacia la música. Pero sé que si logro darle identidad él, con sus ojos, con su voz y con su historia, heredará mi sonrisa”.

Octubre 2014: “Hoy entregué la carpeta con DNI, recibo de sueldo, certificado de salud, fotos, certificado de antecedentes penales, seguridad de que vos también tenés ganas de conocerme. Ahora resta esperar a que me citen”.

Marzo 2015: “Ya pasaron más de dos meses y no entiendo por qué poner fecha para una simple entrevista puede tardar tanto. ¿Y si mis papeles se traspapelaron? ¿Y si no les gustó algo? ¿Elegí bien las fotos? Yo sé que esto se trata de aprender a esperar, pero esperar para que ellos lleguen, no para una entrevista. (…) La semana que viene empiezo a concurrir a charlas de gente que está en mi situación. Mientras tanto, espero”.

Noviembre 2017: “En unos días tengo la que será mi primer entrevista por un caso concreto. (…) Intenté no ilusionarme, porque es una entrevista, porque entrevistan a varios futuros padres adoptantes, porque puede ser un no. (…) En estos últimos meses me llamaron ya cinco veces, todas por un niño solo. Y dije: no, sólo un grupo de hermanos. Pero esa mañana fue diferente. Llamaron a la escuela y atendí totalmente convencida de que esta era la última vez. Lo primero que me preguntaron fue si estaba con la guarda de algún niño, o en vinculación. Contesté sin pensarlo… estoy lista para recibir este llamado”.

Diciembre 2017: “En unas horas emprendo el gran viaje. El que estoy segura me llevará hacia ellos. Tantos años soñando, deseando e imaginando… Tengo la plena seguridad de que antes de fin de año voy a tener una respuesta positiva de todo esto. (…) Río y lloro, todo al mismo tiempo. Es que los siento tan pero tan cerca que hasta los escucho alrededor mío”.

Junio 2018: “Ayer volví a Mar del Plata por un grupo de 3 hermanitos. (…) La espera terminó”.

Julio 2018: “Mi idea con este blog era contar cómo era adoptar en Argentina y lo que sucedió es bien argento. Tuve una primera entrevista en el hogar donde están los chicos, con la psicóloga y la asistente social, hace exactamente una semana. En este momento debería estar viajando para una segunda entrevista, pero se canceló. Ellas, que conocen a los chicos y sus necesidades, están reevaluando el caso, consideran que no están en condiciones de abandonar los vínculos ya establecidos allí y no sería muy conveniente que dejen su ciudad. Otra de las causas es que uno de los niños expresó la necesidad de conformar una familia con una mamá y un papá. Quiero aclarar que esto último lo planteé tanto al equipo técnico del juzgado como a la jueza, y que me dijeron que los chicos aceptaban una mamá sola. En unos días me tienen que llamar para decirme qué decidieron… aunque ya está evidentemente definido. Esto es para los que dicen la ley de adopción debe cambiar, es cruel, es burocrática. Desde mis distintas experiencias puedo afirmar que no es la ley sino las personas que trabajan para ella. Como en tantos casos aquí lo que falló (por suerte, sólo para mí, ya que no llegaron a exponer a los niños) fue el accionar de los psicólogos y de la jueza, y una muy mala articulación entre el juzgado y el hogar. Por mi lado, ya está. De este lado siguen quedando las camitas vacías. ¿La ilusión? La ilusión no me la quita nadie. Los que me conocen saben que soy una típica escorpiana y que como el ave fénix renazco de mis propias cenizas. Aquí seguiré esperando a quienes realmente me estén esperando a mí. Y sé que algún día eso va a pasar”.

“Hay quienes dicen que la ley de adopción debe cambiar, es cruel y burocrática. Desde mis distintas experiencias puedo afirmar que no es la ley sino las personas que trabajan para ella”.

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“Hay quienes dicen que la ley de adopción debe cambiar, es cruel y burocrática. Desde mis distintas experiencias puedo afirmar que no es la ley sino las personas que trabajan para ella”.

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