Hablemos de perros

Se suele decir que el perro es uno de los compañeros más fieles del hombre y también uno de los más antiguos (según expertos estos mamíferos carnívoros nos acompañan dsde hace 10.000 años). Y algunos osados hasta dicen que algunos canes se parecen a su dueño. ¿Será tan así? Lo cierto es que en la historia de la humanidad hay muchos perros famosos, casi tan o más famosos que sus propios amos.

Por la enorme difusión del cine y de la televisión no podemos empezar de otra manera esta breve nota sino citando a “Rin-Tin-Tin”, un hermoso ejemplar de pastor alemán, protagonista de mil aventuras que siempre culminaron –no puede ser otra forma-con un final feliz.

“Lassie”, de la raza collie, por las mismas razones, es igual de famosa que “Rin-Tin-Tin”, rutilantes estrellas de la pantalla y que milagrosamente están presentes desde nuestra infancia.

Por motivos totalmente distintos la perrita rusa “Laika” (yo tuve una pequinés con ese nombre) trascendió porque fue la primera tripulante del Sputnik 2, que en el año 1957 puso en órbita la Unión Soviética. Por ella millones de perritas heredaron su apelativo.

El perro ovejero de la serie de películas “Volver al futuro”, se llamaba con total acierto “Einstein”, a tono con la profesión de su amo, físico.

“Nevado” era la mascota de libertador Simón Bolívar que tuvo la gloria digna de un soldado: Murió en la batalla de Carabobo.

El protagonista de la enternecedora película “101 dálmatas” respondía al nombre de “Pongo”.

De la literatura argentina podemos citar a “Tigre”, el perro compañero de Shunco, del hermoso libro del maestro rural Jorge Walterio Ávalos.

Y si de guardianes se trata algún día según la mitología deberemos tratar con el temible Cancerbero. ¡Qué situación!

El perro misterioso perro pastor que salvó la vida en varias ocasiones a don San Juan Bosco se llamaba “Gris”.

Se llamó “Argos” el perro de Ulises que reconoció a su amo cuando regresó después de diez años de ausencia y murió en el acto.

“Caval” fue el perro preferido del Rey Arturo y “Katmir” el perro de Mahoma que según los musulmanes fue el único animal admitido en el Paraíso.

El perro del poeta Lord Byron llevó el nombre de “Boatswat” y “Diamond” fue la mascota del científico Isaac Newton.

El de Sir Walter Scott, autor de la novela Ivanhoe, llevó, –no podía ser de otra forma tratándose de un literato-, el nombre de “Hamlet” en homenaje a Shakespeare.

La perrita favorita de Adolfo Hitler tenía por nombre “Blondie” y el mismo canciller del Reich le dio muerte en el bunker, antes de la entrada de las tropas aliadas.

Por su parte, su adversario durante la segunda guerra, Sir Winston Churchill bautizó con el nombre de “Dopo” a su bulldog y como Rufus I y II a sus caniches.

Perón y Evita, muy afectos a las mascotas tuvieron varios: “Tinolita”, “Monito” y los fastidiosos caniches, según su biógrafo Enrique Pavón Pereyra, llamados “Puchi” y “Canela”.

Más acá en el tiempo, la perra de tres patas del ex presidente de Uruguay José Pepe Mujica, fue apodada como “Manuela”; el mismo nombre según dicen algunos de la perra del malogrado cantautor Facundo Cabral, citada en la letra de la canción “No soy de aquí ni soy de allá”, aunque otros opinen que en realidad era el nombre de una mujer.

Ya en el mundo de la historieta, para nosotros los argentinos, la perra creada por el genial Roberto Fontanarrosa –ocurrente y dicharachera será siempre “Mendieta”. -¡Qué lo parió!

“Patán” es el célebre y gruñón can de los autos locos. Un amigo mío solía tener a su propio “Patán”.

También “Scooby Doo” fue el protagonista de la serie homónima creada por Hana Barbera.

Pero es hora de subir al trono al más famoso de todos: “Pluto”, creación del gran Walt Disney que lo hizo celebre en todo el mundo y en todos los idiomas.

Mi favorito es sin duda “Washington”, la pícara mascota de “Condorito”, surgido de la imaginación del chileno Pepo.

Argentino Luna me solía contar que estaba cansado de matar casi todas las noches al “Malevo”, el muy famoso perro glosado en la poesía del gran Osiris Rodríguez Castillo. Y por ahí estarán ladrando los “perros flacos” del Viejo Vizcacha, el “Callejero” de Alberto Cortés junto al “perro cojo” de Manuel Benítez Carrasco, los “feroces mastines” de poderosas mandíbulas de Hernán Cortes con el “galgo corredor” del Ingenioso don Quijote de la Mancha.

Del “perro del hortelano” sabemos que ni comía ni dejaba comer, historia contada por Cervantes en el Quijote.

Quedan por supuestos muchos más perros famosos, algunos de salvamento y de actitudes heroicas que hasta tienen estatuas y monumentos.

En homenaje a todos citaremos a “Dragón”: Se cuenta que “Aubry de Montdidier fue asesinado en 1371 en los bosques de Bondy. Su perro, llamado “Dragón”, luego de la muerte de su amo, saltaba, ladraba y amenazaba atacar al cuello de Richard de Macaire cada vez que éste aparecía. El perro con su fiereza despertó sospechas respecto de la autoría del crimen que el animal claramente señalaba. Finalmente, Richard fue sentenciado judicialmente a combatir con el perro que lo batió, infligiéndole serias heridas. Cuando agonizaba, Richard confesó haber asesinado a Aubry. Podemos decir que perro que ladra no muerde, pero sospecha”.

En la historia de la humanidad hay muchos perros famosos, casi tan o más famosos que sus propios amos. Aquí algunos casos de la historia, el cine y la literatura.

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En la historia de la humanidad hay muchos perros famosos, casi tan o más famosos que sus propios amos. Aquí algunos casos de la historia, el cine y la literatura.

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