¿Interesa erradicar a los barrabravas?

Hay un cambio de época y lo que antes parecía normal ya no lo es. Lo que pensábamos que era natural no corresponde. Mucho más en la visión de los hombres”.

Estas palabras, dichas por el presidente Mauricio Macri luego de las denuncias por abuso sexual de público conocimiento, cabe preguntarse si están circunscriptas a ese ámbito o si pueden extenderse a otros contextos, donde la violencia y el machismo hacen estragos.

Pues bien, ¿qué son los barras bravas sino la versión exacerbada del machismo? El hombre que lo puede todo. No sólo ante las mujeres, sino ante los demás hombres y la propia ley.

¿Qué es un barrabrava sino quien mejor corporiza la “cultura del aguante”? Al decir de los sociólogos Pablo Alabarces y José Garriga Zucal, esta teoría responde a tres ejes: 1) Estético: una manera de concebir el cuerpo, en el que lo legítimo es ser un tipo “groso”, donde las cicatrices son distinciones para exhibir. 2) Retórico: basado en la metáfora de la sexualidad, que pide “tener huevos” y discrimina al diferente. 3) Ética: ya que divide el mundo en amigos y enemigos, en buenos y malos, cuya diferencia puede saldarse, incluso con la muerte.

La bochornosa “final de todos los tiempos” ha dejado muestras claras de que en el fútbol argentino ese pregonado cambio de época lejos está de avizorarse. Una mínima cronología de hechos demuestra la aquiescencia generalizada hacia ciertas conductas, que en otras sociedades serían duramente condenadas.

Cuando el ómnibus de Boca fue atacado a mansalva, se tardó semanas en encontrar algún culpable. Luego de un sinnúmero de pesquisas sólo se identificó a uno, a quien se sancionó con trabajo comunitario y prontamente recuperó su libertad.

En paralelo, se secuestraron armas y una gran cantidad de entradas para la reventa, dadas por la dirigencia de River al barrabrava Caverna Godoy. Cual película de terror, el operativo que condujo a Boca al aeropuerto de Ezeiza rumbo a Madrid fue encabezado por Rafael Di Zeo, transformado en el patético garante de la seguridad del plantel.

Al unísono España enviaba un mensaje ejemplarizador, al deportar al jefe de la otra facción xeneize, Maximiliano Mazzaro, apenas aterrizado en Barajas.

Todo este cúmulo de sucesos acontece frente a la laxitud de los poderes del Estado, que conciben tácitamente el fútbol como una zona liberada.

Es por ello que cabe preguntarse si verdaderamente interesa erradicar a los barrabravas. ¿El proyecto impulsado por Macri y la ministra Patricia Bullrich, luego del papelón de Núñez, es una solución al problema o simplemente un fuego de artificio para salvar la coyuntura?

Si bien tal proyecto fue comenzado a tratar dos veces durante el presente mes, la desavenencia de muchos diputados obligó a postergar nuevamente la sesión. Con lo cual hasta el 2019 no habrá una nueva ley sobre el tema.

El texto reformulado contempla penas de 6 meses a 2 años, al que tuviere en su poder, introdujere, guardare o portare objetos cortantes, instrumentos contundentes, artefactos químicos, de pirotecnia, inflamables, asfixiantes o tóxicos. La financiación a los barras quedó como excarcelable, ya que las penas van de 1 a 3 años. Para los denominados “trapitos” se propone prisión de 1 a 6 meses si se pide pago a voluntad, y 2 a 4 años si se exige.

La resistencia política a endurecer las penas, e incluso que el proyecto sea el mismo que perdió estado parlamentario en agosto de 2016, habla a las claras de la improvisación y falta de consensos interbloques. Así el remedio aparece como un anticonvulsivo destinado a calmar los espasmos que dejó el superclásico.

Si bien es cierto que se ha avanzado con programas como Tribuna Segura y listas de admisión y que prontamente habrá que empadronarse para entrar a las canchas (algo parecido al Fan ID que se utilizó en el Mundial de Rusia), mientras tanta vista gorda evada el entramado de negocios y corrupción difícilmente se avanzará en la erradicación de los barrabravas.

Sería ingenuo ignorar que los clubes han sido cunas de formación de muchos políticos que hoy ven con malos ojos resignar dichos bastiones de poder. Por otra parte la AFA no pone en práctica la resolución de la FIFA del 2005, que obliga a que cada espectador tenga asignada una butaca durante el juego.

Mientras tanto, hemos visto perplejos cómo la final más larga de la historia se disputó a 12.000 kilómetros, sin que se haya producido un solo desmán y con los hinchas sentados como señoritos, a metros del campo de juego.

Un cachetazo que nos pone en evidencia y desnuda las enormes dificultades que tenemos para convivir en sociedad. También el desinterés que durante décadas ha existido y aún hoy perdura por combatir a los barrabravas, ya sea por conveniencia, incapacidad o desidia.

*Abogado, profesor nacional de Educación Física, docente universitario. angrimanmarcelo@gmail.com

¿El proyecto impulsado por Macri y la ministra Patricia Bullrich, luego del papelón de Núñez,
es una solución al problema o un fuego de artificio para salvar la coyuntura?

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¿El proyecto impulsado por Macri y la ministra Patricia Bullrich, luego del papelón de Núñez,
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