Irán reglamenta la pena de muerte
para narcotraficantes

Irán es desgraciadamente uno de los países del mundo que más frecuentemente aplica la pena de muerte. Sin contemplaciones, ni consideraciones. En esto es tan sólo superado por China.

En el 2016, solamente, Irán utilizó –oficial y abiertamente– unas 567 veces esa dura pena. Sin que existieran mayores controversias en su derredor. Ocurre que los clérigos que cual oligarquía gobiernan duramente al país creen fervientemente en la pena de muerte, esencialmente por considerarla una medida útil de “disuasión”, por excelencia, en relación al narcotráfico.

Porque saben bien que las tentaciones y oportunidades que se generan en la vecina Afganistán, país que hoy es el mayor productor de opio del mundo, son constantes y de gran peligrosidad. Y porque, además, advierten que, en Irán, donde el 28% de la juventud está desocupada y desprotegida, el consumo de drogas por parte de más jóvenes es muy preocupante.

No obstante lo antedicho, el Parlamento iraní sancionó, en el mes de agosto pasado, una norma reglamentaria que, en los hechos, suspendió las condenas a penas de muerte que pendían y aún penden sobre las cabezas de unos 5.000 traficantes de drogas que están ya detenidos. De esta manera, los jueces iraníes deben ahora reexaminar agónicamente algunas de las condenas capitales que fueran impuestas en el pasado y que, por distintas razones, aún están pendientes de ejecución.

Irán lo dispuso indirectamente, definiendo las cantidades de drogas que, en cada caso de tráfico o distribución, conllevan la posible aplicación de la pena de muerte. Con distintos “umbrales” reglamentarios. La pena capital se reserva ahora tan sólo para aquellos casos en los que se trate de más de 50 kilos de opio, o de más de 2 kilos de heroína, o de más de 3 kilos de anfetaminas. Para los demás no es ya de aplicación automática.

Las normas iraníes no suspenden, sin embargo, las ejecuciones ya dispuestas contra los jefes de los carteles de la droga; ni contra aquellos que la han puesto a disposición de menores de edad; ni cuando la droga es secuestrada a traficantes o tenedores que –cuando son descubiertos– se resisten a las autoridades mediante el uso de armas de fuego. Recordemos que tanto los asesinatos como la pedofilia hoy están, ambos, específicamente penados en Irán, con la imposición, implacable, de la pena de muerte.

*Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas


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