Nuestra hora más oscura

Los argentinos tomamos conciencia de cómo estamos siendo gobernados durante las últimas décadas? ¿Llegamos a comprender el grado de endeudamiento en el que nos estamos sumergiendo? ¿Los años que vamos a demorar en pagar lo que pedimos? ¿Continuaremos con el despilfarro en la administración de los fondos públicos y el dinero de nuestros acreedores? Nuestra ceguera es total, nuestra pasividad e indolencia rayana en la candidez y nuestra irresponsabilidad orilla la inimputabilidad.

Si nos limitamos a los últimos quince años el deterioro de la responsabilidad de nuestros gobernantes es asombroso, los anteriores por delincuentes y los actuales por incompetentes. En cuanto a estos últimos, a su honestidad, sólo el tiempo nos develará la verdad…

Durante los primeros 30 meses de gobierno, Mauricio Macri no cumplió ninguno de los compromisos contraídos en la campaña electoral. Hoy tenemos más inflación, más pobreza, más indigentes, más endeudamiento, más desocupados, más empresas pymes quebradas, más economías regionales en emergencia, más desorden callejero, más jubilados abandonados a su suerte; menos salud, menos educación, menos seguridad. Me pregunto y les pregunto: si estos resultados correspondieran a una empresa, ¿cómo la catalogaríamos? Simplemente con que está quebrada y debe declararse en bancarrota, es decir que debe concursarse.

Desgraciadamente, aun para los países no se instituyó un sistema que contemple estas situaciones, pero nosotros los ciudadanos tenemos el deber de afrontar con entereza, voluntad y decisión esta situación y exigir a quienes nos gobiernan tanto en lo ejecutivo y legislativo que se hagan cargo de la responsabilidad que asumieron. La coyuntura requiere de idoneidad y honestidad, de lo contrario que se retiren y dejen que los más capaces y honestos se hagan cargo.

Durante los dos primeros años de esta administración nos endeudamos para poder continuar con la infantil creencia de que sin hacer nada los capitales del exterior nos inundarían de dólares porque los Newman Boys se habían hecho cargo del gobierno, disparate rayano en la necedad. Como era lógico, la plata se terminó, el despilfarro continúa y el deterioro está en constante expansión. Ante el abismo con igual candidez salen ahora a buscar 70.000 millones de dólares del FMI.

¿Para qué piden esta astronómica suma? No lo sabemos, desconocemos si tienen un plan sobre cómo utilizar estos fondos. Preguntamos: ¿cuánto para pagar deuda, inversión, educación, salud, obras de infraestructura, para auxiliar empresas pymes en desesperante situación, asistir a economías regionales asfixiadas y bajar las tasas de interés? ¡Cuántos cuánto más hay sin respuesta!

Pero cuidado, que no se vayan como los 30.000 millones de dólares de reservas que fueron a la especulación financiera, o en importar lo que nosotros producimos, y mejor; o en abaratar viajes al exterior.

Cuidado que tenemos con fundados motivos la fama de morosos e insolventes: sólo recordemos que demoramos 90 años en pagarle a la Baring y abonando esta triste fama tenemos en nuestro haber el mayor default de la historia. Aquí bien valdría recordar a Einstein cuando decía que hacer una y otra vez lo mismo y esperar resultados diferentes es la definición de la locura.

Nosotros los argentinos repetimos constantemente nuestros errores, y esperamos resultados diferentes, nada aprendimos de las lecciones de las crisis tantas veces vividas. Pero hoy no podemos darnos nuevamente el lujo de repetir los equívocos.

Mientras tanto seguimos endeudándonos, total, paga Dios. Me pregunto y pregunto: quienes nos prestan, ¿desconocen quiénes somos y cómo procedemos? No. Entonces, ¿por qué nos siguen prestando? Para esto hay una sola respuesta: somos el octavo país del mundo en extensión territorial, con la casi totalidad de sus tierras fértiles, excelentes regímenes de lluvia y, para completar las ventajas y hacerlo casi único, de clima templado. Además tenemos las mayores reservas de agua, de gas y petróleo y quizás de litio del mundo, una cordillera con reservas mineras incalculables e inexplotadas y la capacidad para alimentar a más de 400 millones de personas, un inmenso litoral marítimo de incalculable riqueza. Y para cerrar el círculo somos un conjunto de alegres irresponsables.

El desorden alcanza a casi todos los sectores de nuestra sociedad, la luz sólo se vislumbra con intensidad en algunos jueces, fiscales y periodistas que con valentía, trabajo e idoneidad tratan de que la justicia y la verdad prevalezcan.

Unos con su labor enaltecen a la Justicia, tan bastardeada por el anterior gobierno. Los otros hacen honor a su profesión, que es la de salvaguardar la libertad de prensa y pensamiento. Sin duda ambos con su proceder se convirtieron en la esperanza del cambio y reconstrucción de la república.

En todos los otros órdenes nuestra incapacidad e irresponsabilidad es de antología.

¿No llegó la hora de que reaccionemos y le demos la espalda a los corruptos, ineptos y vividores que nos vienen gobernando y comencemos a comportarnos como supieron hacerlo quienes durante los primeros 120 años de nuestra vida como nación lo hicieron? De lo contrario no tengamos ninguna duda de que nuestra unidad territorial está seriamente en riesgo. Muchas opciones no nos quedan: o reaccionamos o desaparecemos.

*Presidente del Instituto Argentino para el Desarrollo de las Economias Regionales (Iader)

Como en la definición de locura de Einstein, los argentinos repetimos nuestros errores y esperamos resultados diferentes, nada hemos aprendido de las crisis tantas veces vividas.

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Como en la definición de locura de Einstein, los argentinos repetimos nuestros errores y esperamos resultados diferentes, nada hemos aprendido de las crisis tantas veces vividas.

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