Okja: objeciones a la explotación animal

Un año atrás se estrenó la muy atractiva película dirigida por el director coreano Bong Joon-ho. Sucedió en ocasión del Festival de Cannes y no tardó en suscitar polémicas y aplausos.

Okja invita a reflexionar acerca de las consecuencias de la ganadería industrial y los peligros de la investigación transgénica. E incluso indagada sobre nuestros límites morales en la relación con los animales no humanos.

Su director expresó que generalmente hay dos maneras de tratar a los animales, una como mascota y la otra como comida. Y que su intención al realizar el film consistió en vincular esas dos formas de percibirlos.

Los avatares que le tocan experimentar a Okja nos recuerda que los animales no humanos son utilizados cotidianamente, de forma sistemática e institucionalizada, como recursos a nuestra disposición para múltiples fines.

Aquellos van del entretenimiento y el uso en laboratorios a la producción de ropa y, especialmente, de insumos destinados al rubro alimenticio.

Según datos del año 2010 provenientes de la FAO, entre 55.000 y 60.000 millones de mamíferos y aves son matados anualmente para su consumo en todo el mundo. Las cifras de peces y otros animales acuáticos muertos con tal fin son mucho mayores y van en aumento.

Pese a ello, una gran proporción de seres humanos da por sentado que los demás animales no han de ser respetados como los miembros de nuestra propia especie.

Acaso sea el legado de uno de los padres de la filosofía moderna, René Descartes, quien el siglo XVII sostuvo que sólo los humanos son capaces de sentir, mientras que los animales son autómatas mecánicos, asimilables a una cosa.

Mucha agua ha corrido desde entonces por debajo del puente y Okja se encarga de mostrarlo a través de una trama hilarante y distópica.

Diferentes razones se esgrimen para justificar la explotación de los animales no humanos. Entre ellas cuentan la ausencia de conciencia, su inferioridad cognitiva y sus reducidas capacidades comunicacionales.

Sin embargo, en julio de 2012 expertos mundiales en neurobiología y ciencias cognitivas se reunieron en la Universidad de Cambridge y firmaron la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia.

Allí expresaron: “Pruebas convergentes indican que los animales no humanos poseen sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de estados conscientes, junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales (…) el peso de la evidencia indica que los humanos no son únicos en poseer los sustratos neurológicos que generan consciencia”.

Okja, el cerdo modificado genéticamente que logra escapar de las fauces de la industria alimentaria, cuestiona un modo de vida que exige el sacrificio organizado y continuo de animales no humanos.

El desopilante ejército de liberación animal que finalmente lo salva, a su vez, nos sugiere la necesidad de asumir una consideración moral para con esas criaturas.

Una consideración que conduzca no solo a prescindir de utilizarlas como recursos, sino también a evitar las diferentes agresiones y daños que continuamente padecen.

* Doctor en Derecho. Profesor titular de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN)


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