Preocupa la creciente presencia militar iraní en Medio Oriente

La creciente expansión de la presencia militar iraní en Medio Oriente genera las naturales prevenciones y suspicacias. Entre ellas las de la vecina Israel, que observa preocupada como las fuerzas regulares y las milicias iraníes controlan ahora buena parte del sudoeste del territorio sirio cercano a su frontera. A lo que se suma la cada vez más asertiva presencia de un Hizbollah ya más peligroso, desde que ahora cuenta con un arsenal de misiles realmente de pesadilla, que le ha sido suministrado en los últimos tiempos, en gran medida, por irán.

Por esto Israel está solicitando abiertamente a Rusia, que se ha transformado en un actor principal en el conflicto que desde hace siete años afecta a Medio Oriente, que presione a Irán para que, una vez pacificada que sea la zona en la que operaran sus tropas, se aleje de ella. Especialmente en torno a las Alturas del Golán. El objetivo es esencialmente que se respete la zona desmilitarizada que fuera definida luego de la guerra de 1973.

Mientras tanto, los aviones militares israelíes bombardean insistentemente a los contingentes y columnas militares que, se presume, están suministrando, en la propia Siria, pertrechos y modernos misiles a Hizbollah. En mayo pasado, los bombardeos israelíes alcanzaron a una base militar siria, destruyendo buena parte de su infraestructura y depósitos.

En paralelo, Israel apoya desde el aire a los contingentes de seis movimientos seculares sirios que combaten en su país contra el fundamentalismo islámico. El conflicto de Israel con Siria se remonta en rigor a 1948 y, desde entonces, ha pasado por distintas etapas de enfrentamientos e intensidad.

A todo lo que se agrega ahora que la presencia militar y política iraní en la propia Irak está ya generando el recelo abierto del líder chiíta iraquí, Moqtada al-Sadr, ahora transformado en uno de los personajes nacionalistas más influyentes de la política interna iraquí, país que -cabe recordar- tiene una población mayoritariamente “chiíta”, pese a que estuvo en su momento subyugado por la minoría “sunita” que encabezara el recordado líder autoritario Saddam Hussein, destituido en el 2003.

Irán enfrenta una ola de renovadas sanciones occidentales. Según Mike Pompeo, ellas serán las “más duras de la historia”. Irán quedará efectivamente aislado del resto del mundo. El valor de su moneda nacional se esfuma ya constantemente, como consecuencia de una inflación desbocada, que se estima es galopante. La presión económica externa crece día a día. Y el gobierno “reformista” que encabeza el presuntamente moderado clérigo Hassan Rouhani está sumergido en lo que luce como un incontrolable tembladeral. Pese a lo cual, Irán está otra vez aumentando su preocupante producción doméstica de uranio enriquecido, apto para ser utilizado en la producción de armas atómicas.

(*) Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.


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