Comandante propone retiro muy limitado de Irak

El general Petraeus dijo que mejoró la seguridad en el país. Ante un Congreso hostil, defendió las tesis del gobierno.

WASHINGTON (AFP/DPA/ AP).- Finalmente, el comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak, general David Petraeus, no se apartó del libreto oficial. Al hablar ante un Congreso dominado por los demócratas, que exigen un rápido regreso de todos los soldados, señaló que se están realizando progresos en materia de seguridad y propuso una retirada muy gradual de diciembre a julio de los 30.000 refuerzos entre diciembre y julio del 2008.

En una esperada audiencia, Petraeus aseguró que el aumento de las tropas, decretado a principios de año por el presidente republicano George W. Bush había cumplido «en gran medida los objetivos militares», y advirtió de las «consecuencias devastadoras» de una retirada «prematura» del país del Golfo Pérsico.

Frente a la presión de los demócratas, cuyos dirigentes exigen una rápida salida de Irak, invadido hace más de cuatro años, el general se limitó a señalar que hay avances suficientes para que se retiren en forma gradual algunas tropas el año que viene, pero no para avizorar el final de la invasión.

«Creo que vamos a poder reducir nuestras fuerzas hasta el nivel que existía antes del refuerzo para los equipos de combate de aquí al próximo verano (boreal), sin hacer peligrar los avances en la seguridad por los que tanto hemos luchado», dijo.

El general precisó que la reducción se iniciaría gradualmente a partir de diciembre, cuando una primera brigada de cerca de 4.000 hombres regresará a Estados Unidos sin ser sustituida, y que el proceso culminaría a «mediados de julio» del 2008.

En la misma línea que el general, el embajador estadounidense en Bagdad, Ryan Crocker, advirtió asimismo que Irán sería «el gran vencedor» en caso de una retirada precipitada de Irak.

En todo caso, el discurso de Petraeus, a menudo interrumpido por pacifistas no convenció a los demócratas. «El envío de refuerzos militares a Irak quizás haya logrado éxitos tácticos, pero ha sido un fracaso estratégicamente», aseguró Tom Lantos del Comité de Asuntos Exteriores.

Tras su victoria en las elecciones legislativas de noviembre, los demócratas exigieron el regreso de las tropas, tras más de cuatro años de despliegue en Irak, donde murieron más de 3.700 de soldados estadounidenses y decenas de miles de iraquíes.

La opinión pública estadounidense se muestra cada día más contraria a la guerra. Según una encuesta publicada ayer por el Times, 68% de los estadounidenses considera que ha sido un error, un nivel jamás alcanzado.

Petraeus y Crocker iniciaron así ante el Congreso una serie de audiencias que durante dos jornadas evaluarán el desempeño de la impopular estrategia del gobierno de Bush de reforzar el contingente militar en Irak .

Pero la meta de ese éxito se asemeja en muy poco a las grandes esperanzas que tenían los arquitectos de la invasión del 2003. Bush no sólo quería eliminar en Irak las armas de destrucción masiva o derrocar a un dictador, sino instaurar una refulgente democracia pro-occidental en el corazón del mundo árabe. Ahora, la «victoria» sería salir sin que se derrame mucha más sangre y evitar más daños perdurables, sea a Irak o a EE. UU.


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