Combustibles pisados, la estrategia para combatir la inflación
Ni la tasa de interés ni el tipo de cambio. El gobierno que cuestionó desde sus orígenes la heterodoxia económica busca controlar la inflación con un extraño timón: los combustibles.
Aunque tuvieron varios roces durante la gestión, el tridente compuesto por el ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, y el “manager” económico de Mauricio Macri, el ex Lan Gustavo Lopetegui, coinciden en que hay que elimiar el barril criollo. No se trata de purismo libremercadista. Lo que buscan los hombres fuertes de las finanzas nacionales es evitar subas en la nafta y el gasoil durante 2017. Se trata de un componente que impacta de lleno en el índice de precios, no sólo de forma directa sino indirecta a través de los fletes y el transporte público.
Aunque en sintonía con la idea, el ministro de Energía Juan José Aranguren no recibió con mucha simpatía la propuesta. El funcionario aspiraba en un principio a empalmar el barril criollo con el internacional de forma escalonada. Pero en las últimas reuniones con los actores del sector planteó una convergencia total a partir de enero.
Pero así como tiene detractores, el barril criollo tiene quien lo defienda. Macri mantuvo encuentros con consultores privados que le plantearon el impacto de una quita total de los incentivos. No sólo en términos sociales o laborales sino también económicos: caería la recaudación impositiva a cambio de una medida con impacto discutible.
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