Comer asado en Sierra Grande es un lujo 1-4-03

Los carniceros no saben qué hacer, ya que irremediablemente deben trasladar el costo al precio final de la carne. SIERRA GRANDE (Especial).- Los comerciantes de Sierra Grande se sienten damnificados y discriminados por la barrera zoofitosanitaria, impuesta por el Servicio Nacional de Sanidad Animal (Senasa), que impide el ingreso de carne con hueso a Sierra Grande. Algunos hasta piensan en cerrar sus puertas al no poder amortizar la compra del producto. La barrera sanitaria pone a Sierra Grande en una isla ganadera e impide el ingreso de carne bovina, ovina, porcina y caprina faenada con hueso, animales en pie y reproductores, según la resolución 58/01 del Senasa. La barrera comienza unos kilómetros al sur de San Antonio Oeste, sobre la ruta nacional Nº 3, donde personal del Servicio Nacional de Sanidad Animal realiza los controles correspondientes a todo vehículo que se dirige al sur, a fin de impedir el ingreso de carne con hueso, el otro límite de la barrera se encuentra en el paralelo 42, en el límite de Río Negro con Chubut. Esta zona se encuentra libre de aftosa. La única vía terrestre con acceso a Sierra Grande que queda liberada de la barrera es la ruta provincial Nº 23 que conduce a Valcheta y es por ello que los carniceros y comerciantes del rubro gastronómico adquieren animales a esa localidad sureña. Marta Holzmand, propietaria de una carnicería serrana, ha realizado innumerables reclamos en todos los órdenes, inclusive a la Defensora del Pueblo Nilda Nervi de Belloso, pero no ha encontrado las respuestas necesarias a su petición, y a pesar de haber realizado el reclamo en esa repartición el año pasado, hace unos días recién recibió una respuesta. «Tenemos vedada la posibilidad de comprar carne en otros lugares y abaratar precios», expresó ofuscada la comerciante en diálogo con este medio. Al tiempo que comentó que ya no sabe que puertas golpear. El tema de la barrera zoofitosanitaria ha sido también un constante, pero débil, reclamo de algunos funcionarios municipales y nacionales. Por caso, el senador nacional Miguel Angel Pichetto ha mantenido contactos con Bernardo Cané, titular del Senasa e integrantes de Funbapa, tendientes a buscar una alternativa de solución al problema de la carne y lograr el levantamiento de una de las barreras sanitarias que mantienen cercada a la ciudad. El senador comentó el fin de semana a este medio que analiza con técnicos del Senasa correr la barrera mas al sur, concretamente en la rotonda sur de Sierra Grande. El objetivo del corrimiento de la barrera sin dudas responde a que se pueda ingresar carne de frigoríficos del valle inferior, lo que abarataría considerablemente el precio de la carne. Por otro lado, desde la municipalidad, el intendente Nelson Iribarren amagó el año pasado con recurrir a la justicia por considerar la ubicación de la barrera en este sitio, como un acto de discriminación. Pero sólo fue un amague. También el año pasado, la Cámara de Comercio local planteó la situación del tema ante el mismo Cané, sin resultados. El precio es un 40% más caro

SIERRA GRANDE (Especial).- En esta localidad, el kilo de carne se paga un cuarenta por ciento mas desde hace casi dos años. Mientras que en cualquier carnicería de la región el kilo de asado de novillo promedia un valor de 4,70, en Sierra Grande cuesta 8,20. Aldo Delfino desde hace varios años posee sobre la ruta nacional Nº 3 un estratégica parrilla que obviamente utiliza como principal materia prima la carne de zona. Desde la implementación de la barrera se ha visto sumamente damnificado y confesó a este medio que piensa en cerrar su comercio lo que implicará que 15 empleados se queden en la calle. «No le veo ninguna salida y estoy pensando en cerrar», expresó Delfino, quien ve como se le escurre entre sus manos la inversión de tantos años y no le encuentra salida. Además reflexionó que los campesinos de la zona no están vendiendo corderos porque les conviene más criarlos para vender la lana, que carnearlos. Por ahora, como muchos comerciantes, se abastece con carne de ofrecen proveedores de Valcheta. Anhela que el problema se solucione porque aspira a volver a adquirir los productos del frigorífico de Viedma. Delfino asegura que «no hay contestación de los funcionarios y nos pasamos hablando entre nosotros,». «La problemática que expresan los comerciantes, que repercute en el bolsillo del consumidor final, debe dejar de ser un tibio reclamo de los funcionarios y pasar a ser una causa que prime por los derechos de los comerciantes, consumidores y la fuente de empleo», aseguraron.


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