Cómo hablar con nuestros hijos

Proponen una suerte de guía para padres para tratar la sexualidad adolescente

Cuando los hijos comienzan a transitar su adolescencia, los padres se preguntan si deben hablar con ellos sobre las cuestiones de la sexualidad o esperar a que sean ellos los que acerquen para plantear sus inquietudes. En primer lugar es importante comprender que la sexualidad comienza a manifestarse a través de cambios físicos y emocionales que pueden dejarlos en situaciones de mayor desprotección. El cuerpo de un adolescente ya está en condiciones biológicas de iniciar relaciones sexuales y poder generar un embarazo o contraer una infección de transmisión sexual. Frente a esta realidad, los especialistas del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam) proponen una posible guía para transitar esta etapa de cuestionamientos, dudas y muchos cambios.

Para tener en cuenta

– El cuerpo del adolescente se está desarrollando y lo lleva a explorarse, a conocerse y a traer el tema de la sexualidad a sus charlas cotidianas. – Están ávidos y ansiosos por saber sobre los temas de sexualidad y creen, desde un pensamiento mágico y omnipotente, que van a estar protegidos sin aplicar ninguna conducta preventiva. – Los hijos, por lo general, tienen los mismos valores morales que sus padres, aunque a veces intenten oponerse para diferenciarse y separarse de ellos. – La educación y la información sobre sexualidad y los métodos anticonceptivos han probado retardar el inicio de las relaciones sexuales y llevar a adoptar en su ejercicio, conductas más responsables. – Si los padres tienen temor o no saben responder a las preguntas de sus hijos, pueden recurrir al apoyo de algún especialista para informarse. – Si los adolescentes no se animan a hablar con sus padres son los mismos padres los que deben traer el tema a la discusión a través de preguntas no invasoras. Este tema puede y debe hablarse en familia. Iniciar y proponer el tema deja abiertas las puertas para que los hijos puedan acercarse y preguntar cuando ellos lo deseen. – Los padres deben acompañar a sus hijos en la búsqueda y construcción de soluciones y caminos saludables en las diferentes etapas de su desarrollo. – Las actitudes represoras y las prohibiciones alejan a los hijos de sus padres y generan más deseo y trasgresión. La información que los jóvenes no reciban en sus hogares la van a buscar afuera y, de esta manera, actuarán con informaciones erróneas. – Es muy importante ayudarlos a tener proyectos y a que pongan sus energías y capacidades al servicio de crecer y aprender. Un adolescente con proyectos de estudio y trabajo seguramente estará más interesado en planificar su vida y proteger su salud adoptando un método anticonceptivo. -Si una adolescente se embaraza durante su escolaridad, es importante mantenerla integrada a la escuela para que finalice sus estudios. El estudio le dará las herramientas para sí misma y para criar a su hijo. Un tercio de las madres adolescentes tienen su segundo hijo también en la adolescencia. Esto demuestra que la maternidad precoz no enseña a cuidarse sino que la enseñanza debe estar instrumentada por la propia familia. La enseñanza y la educación son los caminos para prevenir la repetición de la situación traumática. – Desde la perspectiva de la salud integral del adolescente, para un correcto desarrollo de la salud sexual y reproductiva se deben tener en cuenta otros factores concomitantes, como el uso del alcohol. Algunas cifras sugieren que el 50% de los adolescentes varones y el 70% de las adolescentes mujeres, han iniciado sus relaciones sexuales bajo la influencia del alcohol, circunstancia que dificulta la implementación de la prevención del embarazo no deseado y de infecciones de transmisión sexual. Andrea Gómez Colaboró la doctora Alicia Figueroa, de Celsam

El derecho a saber y elegir

“La sexualidad es parte de la vida de todos los seres humanos. Negarla es como negar que somos personas. Nuestros hijos merecen y deben estar informados sobre los riesgos y las medidas preventivas en cuanto a la salud sexual y reproductiva. El desconocimiento y la desinformación los deja en un lugar de mayor vulnerabilidad. Todas las personas tienen derecho a saber y a elegir. “Si queremos formar adultos responsables, sanos y felices, tenemos la obligación, desde la propia familia y desde el Estado, de ofrecerles las herramientas para que lo intenten y lo logren”, opinan los especialistas del Centro Latinoamericano Salud y Mujer (Celsam).


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