Cómo prevenir y tratar las molestas alergias de otoño
por MARIA NARANJO
La rinitis (goteo de la nariz) es una de las afecciones alérgicas más comunes del otoño, con estornudos e irritación en la nariz y en los ojos. Pero la alergia también se manifiesta en la piel a través de dermatitis y eccemas, en los bronquios con el asma, en el aparato digestivo, con intolerancias a alimentos, o en todo el organismo (anafilaxis, su forma más peligrosa, aunque menos frecuente).
El origen de la alergia es una hipersensibilidad del organismo a sustancias comunes del ambiente, y está estrechamente ligada a factores genéticos y hereditarios. Está ampliamente probado que los cambios climáticos son disparadores de episodios alérgicos. «Las tormentas están precedidas de una ionización atmosférica con cargas negativas. Y si un niño tiene asma y sus bronquios son muy sensibles, esta carga iónica negativa puede desencadenar una obstrucción bronquial», señala el alergólogo y neumonólogo Natalio Salmún, co-director del Instituto Argentino de Alergia e Inmunología (IAAI) y presidente de la asociación Fundaler.
Alergias y resfríos
El frío produce cambios en las secreciones nasales y bronquiales y disminución de los mecanismos de defensa naturales de la vía aérea. Estos cambios predisponen a las virosis respiratorias. «En los niños con hiperreactividad bronquial (HRB), los bronquios responden contrayendo sus paredes y desarrollando un proceso inflamatorio, muchas veces durante el período de incubación viral, antes que se presenten los síntomas propios de cualquier virosis, tales como decaimiento y febrícula», explica el doctor Salmún. Existe una clara relación entre infección viral respiratoria y broncoespasmo en los niños alérgicos, tal como lo demuestran los estudios en servicios de emergencia domiciliaria.
En general los alérgicos comienzan con los síntomas de la alergia nasal pero terminan en un resfrío. Esto se debe a que tienen un mayor número de receptores para virus del resfrío común (rinovirus) en las células de la mucosa respiratoria nasal. Cuando los chicos empiezan a ir a la escuela, al relacionarse con sus compañeritos resfriados, los alérgicos rápidamente contraen este virus.
Sin embargo, no hay que confundir a la alergia con el resfriado o la gripe. A diferencia de las alergias, el resfrío provoca una secreción nasal amarillenta, de acuosa a consistente, un poco de temperatura y decaimiento. En el caso de la gripe, los síntomas de fiebre, dolores musculares y cansancio son más acentuados. Además mientras la alergia perdura en tanto se está expuesto al alergeno, los resfríos y la gripe se extienden alrededor de una semana. Los síntomas de la alergia varían según el órgano que afecten. Actualmente se la considera como una enfermedad sistémica, es decir, que afecta a todo el organismo. Pero se expresa localmente. A veces se producen todas las manifestaciones en la nariz, en los bronquios, en la piel en un mismo paciente. Puede ocurrir que un niño tenga problemas gastrointestinales como diarreas, por intolerancia a la leche de vaca cuando es lactante y más adelante aparezcan eccemas en la piel. Con el tiempo podría llegar a ser un asmático.
Los tratamientos de hoy
Ante los primeros síntomas de la alergia se aconseja consultar al médico y hacer un diagnóstico respecto del tipo de enfermedad, sus causas y desencadenantes. Aunque no se conoce una cura definitiva para las alergias, los síntomas se pueden controlar a través de medicación adecuada, el alejamiento de los alergenos y la aplicación de vacunas.
Esta última resulta una terapia muy efectiva, ya que genera un cambio en el sistema inmunológico, que aprende a protegerse de los alergenos y reacciona a ellos de una manera diferente. Al tratar los síntomas alérgicos iniciales, se previene que éstos empeoren, ya que algunas patologías dejan secuelas importantes.
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