¿Cómo sigue la relación Iglesia-gobierno?

Los obispos comandados por el cardenal Jorge Bergoglio no esperan grandes cambios en la compleja y siempre difícil relación con el gobierno tras la súbita muerte de Néstor Kirchner, aunque el nuevo escenario obligará a la Iglesia a redefinir la comunicación con las autoridades políticas del país. Un contexto diferente que puede llegar a derivar la semana próxima, cuando se reúna en Pilar el último plenario episcopal del año, en un pedido formal de audiencia de la mesa ejecutiva con la primera mandataria. “No hay nada definido todavía, pero no sería descabellado que (la cúpula episcopal) quiera llevar un mensaje y manifestar la disposición de la Iglesia a acompañar a la presidenta en este momento ‘doloroso’ del país”, dijo una fuente eclesiástica habitual. Puertas adentro, los obispos reconocen que el estilo de gestión de la jefa de Estado “es diferente” al de su difunto marido, que se caracterizó por la confrontación permanente, en particular desde marzo del 2005 cuando se desató el conflicto diplomático por la destitución del obispo castrense, Antonio Baseotto. “(Aquella relación) fue despareja, más que mala”, graficó un obispo del noroeste argentino. A modo de comparación, los prelados consultados hicieron notar las alusiones religiosas a las que apeló la presidenta el lunes en su primer mensaje público tras el fallecimiento del líder santacruceño. Cristina Fernández no dudó en agradecer a “todos los que rezaron” por el eterno descanso de su esposo y a quienes le entregaron rosarios durante el velatorios. Objetos religiosos que, aseguró, guarda en su flamante casa de Río Gallegos. Muy distinta fue y sigue siendo la relación del gobierno kirchnerista con los obispos Jorge Casaretto o Fernando Bargalló, responsables de las cuestiones sociales de la Iglesia desde la Pastoral Social y Cáritas Argentina, respectivamente. Estos mantienen fluidos contactos con varios funcionarios, entre ellos la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner. Un diálogo no exento de sobresaltos. En particular, porque estos prelados no suelen callarse para denunciar situaciones de desigualdad social y pobreza extrema en el país. Advertencias que no pocas veces son tomadas como conspirativas u opositoras por los residentes de Balcarce 50. Sin embargo, no es un dato menor que Casaretto, junto al jubilado obispo Justo Laguna, hayan sido quienes se acercaron a la capilla ardiente de la Casa Rosada para rezar un responso por Néstor Kirchner. Tampoco pasó desapercibida la presencia en ese contexto del también jubilado arzobispo Rubén di Monte, a quien el ex presidente firmó el primer decreto de su gestión para disponer fondos para la restauración de la basílica de Luján. Pese a la diferencia de estilo con su marido, Fernández de Kirchner también supo mantener distancia de la prédica eclesiástica, pero siempre evitó replicarla. No obstante, ya se reunió tres veces con la mesa ejecutiva que encabeza el cardenal Bergoglio en lo que va de su mandato. El último encuentro fue el 17 de marzo pasado, cuando la cúpula episcopal llevó a la presidenta el documento “La Patria es un don, la nación, una tarea”. Un texto donde la Iglesia reclama a la clase política “superar el estado de confrontación permanente” y expresa preocupación por “la baja calidad institucional” que, advierte, produce “un alto costo social”. El 27 de noviembre del 2008, Fernández de Kirchner recibió a la cúpula de la Iglesia -integrada por Bergoglio y los arzobispos Luis Villalba y José María Arancedo- luego de que el Episcopado transmitiera inquietud por las repercusiones de la crisis financiera global. Como resultado de esa reunión, la primera mandataria fue a la misa en la basílica de Luján para conmemorar el 30 aniversario de la mediación de Juan Pablo II al diferendo entre la Argentina y Chile por el Canal de Beagle. En medio del conflicto del campo, esa ceremonia religiosa tuvo un condimento político: la presidenta y su vicepresidente Julio Cobos se ubicaron a menos de dos metros de distancia en el templo, pero evitaron saludarse. En tanto, la anterior mesa ejecutiva -también presidida por Bergoglio, pero con Agustín Radrizzani en lugar de Arancedo- se había entrevistado por primera vez con Fernández de Kirchner el 19 de diciembre del 2007.

GUILLERMO VILLARREAL DyN


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