Cómo vivir en un campo partido en dos 24-7-03
Munira tiene 38 años y vive con su esposo y los seis hijos del matrimonio en una modesta casa en el límite de la aldea de Mas'ha, en Cisjordania, que tiene unos 2.000 habitantes La casa de Munira fue construida hace unos 30 años y ella se mudó con su marido tan pronto se casaron. Viven a un paso del asentamiento ilegal de colonos judíos de El Kana.
A pesar de que las tierras empleadas para El Kana son palestinas, Munira tenía buenas relaciones con sus vecinos. Se visitaban mutuamente y celebraban juntos los nacimientos de sus niños. Esa amistad se quebró desde el comienzo de la segunda intifada. Desde entonces, la vida de Munira y de su familia es cada vez más difícil Una franja de terreno al este de su casa ha sido confiscada por el ejército israelí para la construcción del muro. Todo lo que queda de su parcela original de tierra es dos dunums (2000 metros cuadrados), en donde está su casa y un pequeño fondo con varias cabras y pollos. La casa quedará del lado oriental del muro, en tierras que son palestinas, pero más allá del alcance de los palestinos ¿Cómo podrán ellos comunicarse con otros palestinos cuando el acceso a su propio pueblo esté bloqueado por el inmenso muro ?
Le dicen que habrá una puerta en el muro para facilitarle el acceso al pueblo, y que le permitirán pasar tres veces por día, a la mañana, al mediodía y al atardecer. Esto impide toda posibilidad de una vida social normal y les provoca angustia, especialmente al pensar qué sucederá en emergencias médicas. ¿Y si se trata de un viernes por la tarde, en que comienza el Shabat judío?
¿Por qué no puede ella entrar en Israel y hacer las compras, ir a ver a un médico o llevar a sus niños a la escuela? La respuesta es simple. Ella no puede entrar a Israel libremente. Como cualquier otro palestino, si tuviera un automóvil, no podría manejar en caminos israelíes La familia tiene otra opción: dejar la casa y mudarse a alguna parte del otro lado del muro. Sin embargo, la familia decidió quedarse y vivir con todas las dificultades. «Ésta es nuestra forma de resistencia», dice Munira. (Extractado de El Corresponsal de Medio Oriente)
Munira tiene 38 años y vive con su esposo y los seis hijos del matrimonio en una modesta casa en el límite de la aldea de Mas'ha, en Cisjordania, que tiene unos 2.000 habitantes La casa de Munira fue construida hace unos 30 años y ella se mudó con su marido tan pronto se casaron. Viven a un paso del asentamiento ilegal de colonos judíos de El Kana.
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