Comprometen a dos imputados en juicio contra represores

Un testigo vinculó directamente a Hilarión de la Pas Sosa y Osvaldo Laurella Crippa con la muerte del empresario José Luis Albanessi secuestrado en 1977.

Neuquén :: Causa ‘La Escuelita II’

El ex médico militar, Hilarión de la Pas Sosa y el ex jefe de la policía de Neuquén, Osvaldo Laurella Crippa, quedaron comprometidos luego de la declaración de un testigo que los vinculó directamente con la muerte de un empresario secuestrado en 1977, durante la audiencia de hoy en el marco del juicio conocido como “Escuelita II”.

El 23 de abril de 1977, José Luis Albanessi fue secuestrado en su chacra de la ciudad de Cipolletti, Río Negro, por un grupo de policías que lo trasladaron a la comisaría de esa ciudad y, posteriormente, al Centro Clandestino de Detención “La Escuelita” que funcionó en el batallón militar de Neuquén.

Albanessi, propietario de la Cooperativa “La Colmena”, fue sometido a un salvaje interrogatorio y torturado durante varios días hasta que murió en medio de una sesión de picana eléctrica.

Un amigo de la familia, el médico Enrique Coronel declaró hoy que por encargo de la familia fue a retirar el cuerpo del empresario al Comando de la Sexta Brigada de Neuquén.

“Cuando llegué al Comando, salían por un portón Hilarión de la Pas Sosa y otra persona que supe después era Antonio Laurella Crippa, el jefe de la Policía de Neuquén”, relató.

Y añadió: “Nos saludamos y les pregunté con quien tenía que hablar para retirar el cuerpo de Albanessi. Hablaron en voz baja y Sosa me informó que ahí no estaba y que tenía que ir al hospital Neuquén”.

Según relató, en el centro de salud pudo ver el cadáver en una oficina donde había un soldado de custodia: “Entré y vi el cuerpo de Albanessi en el piso, vestido y con hematomas en el dorso de ambas manos”.

Indicó que “no hubo explicaciones de lo que había sucedido, ni tampoco se hizo una autopsia. El certificado de defunción lo firmó Hilarión de la Pas Sosa”.

Carlos De Filippis fue trasladado a “La Escuelita” donde fue sometido a torturas durante el cautiverio que se extendió por casi un mes.

Dos años después de haber sido secuestrado y torturado, en 1979, fue destinado a cumplir el servicio militar obligatorio al batallón militar de Neuquén y se dio cuenta por las características del lugar que allí había estado.

Télam


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