Comunión del equipo con la gente

Guillermo Coria y Agustín Calleri completaron la faena y consiguieron un 5 a 0 aplastante ante los checos. Coria ganó 6-3, 6-0 y el cordobés 6-2 y 6-4.

Palermo vivió una fiesta, con el agobio del sol como testigo, las burbujas de champagne para el festejo y el encantamiento de un equipo con la gente, que se abrazó con ellos como si fueran suyos. Fue 5 a 0. Fue una celebración. Argentina ganó con la abrumadora solidez de los candidatos, y consiguió ayer darle el matiz de goleada a su victoria anticipada ante República Checa por la Davis. Los triunfos de Guillermo Coria y Agustín Calleri le dieron el triunfo a un equipo que ya estaba enterado desde el sábado de lo que viene: Australia, de visitante en el césped, el rival y la condición más complicada que podía tocarle. La serie de julio no está, ni mucho menos, perdida de antemano. Porque si bien Lleyton Hewitt y Mark Phillipoussis son célebres sobre el césped, Argentina pareció ayer comenzar a macerar una idea de equipo -eso que se llama mística, eso que se llama unión- que, sin duda alguna, ayuda y mucho cuando se trata de desafíos más empinados. Al margen de eso, cuenta con cuatro de los doce mejores jugadores del mundo, quienes ahora sí parecen dispuestos a dar el alma por esa ensaladera tan esquiva como pretendida. Ayer, para completar una faena que terminó en panzada, Coria apabulló a Jan Hernych 6-3 y 6-0. Más tarde, Calleri se dio el gusto de sacudir la Catedral a puro saques y derechas: liquidó a Tomas Zib por 6-2 y 6-4. Coria, una vez más, utilizó cinco games para entrar en ritmo. Luego, lo suyo, tuvo el esfuerzo de los trámites: sólo esperar a que se hagan. Excepto en el comienzo donde Henrych le quebró para 2-1, el santafesino fue el dueño absoluto del encuentro, yendo de menor a mayor con su rendimiento en general y con su servico en particular, golpe que le funcionó muy bien y donde ha experimentado notables progresos en cuanto a la velocidad. En el segundo parcial, Coria comenzó a jugar para la tribuna con algunos lujos y chiches que se animó a tirar cerca de la red. Tras el 6-3 y 6-0, el 5 del mundo se paró en el medio de la cancha y le agradeció al público todo el afecto recibido en esta serie llevándose en varias oportunidades la mano al corazón. El último punto lo tuvo como protagonista al cordobés Calleri. El “Gordo” comenzó impreciso (los cinco primeros games fueron largos y aburridos), pero promediando el parcial inicial su derecha empezó a lastimar a Zib y su servicio hizo el resto, tanto que clausuró el primer capítulo con tres aces. En el segundo, Calleri quebró en el séptimo juego para el 4 a 3 y, hasta el final, defendió muy bien sus games de servicio para darle a la Argentina el quinto punto. La fiesta ya era completa. Tras el triunfo del cordobés se desató la celebración en Palermo. Coria y Nalbandian mojaron a todo lo que se movía alrededor. Luego se abrazaron los cuatro integrantes junto al capitán para dar una vuel-ta, con la satisfacción del triunfo colgando de sus rostros y el cariño hecho canción acariciando sus oídos. Duró unos segundos pero fue casi mágico. La gente y esos chicos lo recordarán un buen tiempo. (AR)

Lo que viene

Tras quedar empapado en champagne, llegó el turno de la serenidad y en análisis para el capitán del equipo argentino, Alberto Mancini. En relación a Australia, próximo rival de Argentina, señaló: “Seguramente se sienten favoritos, porque jugarán en su casa y sobre césped; eso es lógico, pero creo que interiormente alguna intranquilidad pueden tener”, indicó. Mancini comparó ese favoritismo de los australianos para la siguiente fase de la Davis con el de su equipo, este fin de semana, ante República Checa. “Nos pasó a nosotros aquí”, recordó, pero agregó: “Ellos deben pensar también que, en el fondo, no será tan fácil a pesar que tienen un equipo muy fuerte”. El capitán no quiso anticipar nada sobre cómo encarará la planificación para esos encuentros, marcados para el 15, 16 y 17 de julio. Intentará que sus pupilos puedan jugar la mayor cantidad de partidos posibles sobre césped, “y no solamente en Wimbledon”, aclaró, aunque admitió que eso no depende de él.

La celebración

¿Cuál es el precio para una fiesta pagana alrededor del fuego de una bandera? ¿Cuán-to vale esa comunión? Por primera vez desde que es una potencia del tenis mundial, Argentina pudo contar con todas sus estrellas en su casa para disputar una serie de Copa Davis. Como era de esperar, el equipo comandado por Alberto Mancini pulverizó a República Checa, cediendo apenas 3 sets en cinco partidos. El trabajo de Guilermo Coria, David Nalbandian, Guillermo Cañas y Agustín Calleri fue impecable. Como las patas de una mesa, cada uno sostuvo y entregó lo que se esperaba de él, para conformar un bloque único, eso que se llama equipo. Se generó, a lo largo del fin de semana, una corriente de empatía que tuvo su clímax ayer luego de que Calleri redondeara el 5 a 0. Coria, Nalbandian y Cañas -los dos primeros, especialmente- festejaron con el desenfado y la pasión de los fanáticos. Se abrazaron, sal- taron, dieron una apresurada vuelta olímpica al grito de “dale campeón”. La comunión con el público era ostensible: se palpaba en el ambiente, golpeaba en la panza con la intensidad de un bajo. Eran los mismos chicos -millonarios, talentosos, de personalidades complejas- a quie-nes hace no mucho tiempo se les señaló algún desgano para jugar la Davis para Argentina. Pero allí estaban, coloreando un clima de tarjeta postal, albergando sueños populares, subidos a la cresta de la ola de la euforia, surfeando entre aplausos, mojados por el mar de un estado de ánimo colectivo que necesita festejos cercanos. En esos minutos de comunión todo pareció tener un poco más de sentido. En esa manifestación emocional esos chicos y esa gente viajaron por algún atajo del tiempo y se ubicaron allí donde todo es menos pesado, donde todo es menos aburrido: la infancia. Hace unos días, el filósofo Tomás Abraham daba en el blanco tratando de explicar las razones de la fascinación popular por el fútbol y el deporte. “El fútbol -señaló Abra-ham- es la niñez, el velo de la ilusión, de la leyenda, del encanto. Porque el mundo -o la pura verdad- desnudo, resulta insoportable”.

Pablo Perantuono

EL DATO 15 Aces consiguió ayer Agustín Calleri en su partido ante Tomas Zib. El cordobés, además, llegó a sacar a 220 kilómetros por hora y cerró el primer set con tres aces consecutivos.  


Palermo vivió una fiesta, con el agobio del sol como testigo, las burbujas de champagne para el festejo y el encantamiento de un equipo con la gente, que se abrazó con ellos como si fueran suyos. Fue 5 a 0. Fue una celebración. Argentina ganó con la abrumadora solidez de los candidatos, y consiguió ayer darle el matiz de goleada a su victoria anticipada ante República Checa por la Davis. Los triunfos de Guillermo Coria y Agustín Calleri le dieron el triunfo a un equipo que ya estaba enterado desde el sábado de lo que viene: Australia, de visitante en el césped, el rival y la condición más complicada que podía tocarle. La serie de julio no está, ni mucho menos, perdida de antemano. Porque si bien Lleyton Hewitt y Mark Phillipoussis son célebres sobre el césped, Argentina pareció ayer comenzar a macerar una idea de equipo -eso que se llama mística, eso que se llama unión- que, sin duda alguna, ayuda y mucho cuando se trata de desafíos más empinados. Al margen de eso, cuenta con cuatro de los doce mejores jugadores del mundo, quienes ahora sí parecen dispuestos a dar el alma por esa ensaladera tan esquiva como pretendida. Ayer, para completar una faena que terminó en panzada, Coria apabulló a Jan Hernych 6-3 y 6-0. Más tarde, Calleri se dio el gusto de sacudir la Catedral a puro saques y derechas: liquidó a Tomas Zib por 6-2 y 6-4. Coria, una vez más, utilizó cinco games para entrar en ritmo. Luego, lo suyo, tuvo el esfuerzo de los trámites: sólo esperar a que se hagan. Excepto en el comienzo donde Henrych le quebró para 2-1, el santafesino fue el dueño absoluto del encuentro, yendo de menor a mayor con su rendimiento en general y con su servico en particular, golpe que le funcionó muy bien y donde ha experimentado notables progresos en cuanto a la velocidad. En el segundo parcial, Coria comenzó a jugar para la tribuna con algunos lujos y chiches que se animó a tirar cerca de la red. Tras el 6-3 y 6-0, el 5 del mundo se paró en el medio de la cancha y le agradeció al público todo el afecto recibido en esta serie llevándose en varias oportunidades la mano al corazón. El último punto lo tuvo como protagonista al cordobés Calleri. El “Gordo” comenzó impreciso (los cinco primeros games fueron largos y aburridos), pero promediando el parcial inicial su derecha empezó a lastimar a Zib y su servicio hizo el resto, tanto que clausuró el primer capítulo con tres aces. En el segundo, Calleri quebró en el séptimo juego para el 4 a 3 y, hasta el final, defendió muy bien sus games de servicio para darle a la Argentina el quinto punto. La fiesta ya era completa. Tras el triunfo del cordobés se desató la celebración en Palermo. Coria y Nalbandian mojaron a todo lo que se movía alrededor. Luego se abrazaron los cuatro integrantes junto al capitán para dar una vuel-ta, con la satisfacción del triunfo colgando de sus rostros y el cariño hecho canción acariciando sus oídos. Duró unos segundos pero fue casi mágico. La gente y esos chicos lo recordarán un buen tiempo. (AR)

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios