Con algo de susto, pero justo

Con goles de Schiavi y Guglielminpietro, Boca derrotó a Independiente. Descontó Muñoz.

Boca venció merecidamente a Independiente, aunque finalizó el clásico sufriendo y sin ocultar su pobre rendimiento. Tras la derrota en México por la Copa Libertadores, el conjunto de Jorge Benítez aterrizó en la Bombonera ansioso por obtener tres puntos para, al menos, mantener la ilusión de una remontada en el Clausura. Aunque alcanzar la punta parece hoy una quimera. El ruinoso equipo que conduce César Menotti ayudó a disimular las carencias de Boca, que logró reencontrarse con el triunfo favorecido por las ventajas que le ofreció su rival. Boca hasta dispuso de un puñado de ocasiones para conquistar una holgada diferencia pero por diferentes motivos no lo consiguió. Uno de los mayores responsables de que eso no sucediera fue Navarro Montoya, quien estuvo brillante en dos oportunidades: una vez ante Guglielminpietro y, la otra, frente a Ledesma. Boca cimentó su victoria en la actuación de sus “suplentes” Gago, Ledesma y Palacio, más el aporte a cuentagotas de Guly. Los dos volantes de recuperación realizaron un importantísimo despliegue para anular las insinuaciones ofensivas de Independiente. Y, además, sumaron claridad en la iniciación de las jugadas. Pero contar con la posesión de la pelota no es algo que revitalice a Boca sino expone sus inconvenientes: no genera fútbol desde la mitad de la cancha. Vargas abandonó la posición de enlace pero ayer, igualmente, naufragó por el sector izquierdo. Guly aparece como una opción más positiva, pero es evidente que no está es su puesto natural por más que se esfuerce en ocultarlo. Y Palacio desbordó energía, un aspecto el que ningún compañero puede competirle. De esta manera, Boca mostró una clara superioridad sobre Independiente en la etapa inicial. Palermo cabeceó bombeado y la pelota dio en el palo. Luego Guly no pudo superar al “Mono”. Los de Benítez se enchufaron en el partido en la recta final del primer tiempo y casi liquida el encuentro. Sobre los 39 minutos, tras un corner de Palacio, Schiavi ganó con facilidad en el área y colocó a su equipo en ventaja. Luego Palacio llegó a la línea de fondo y cuando el Mono salió para atorarlo, el delantero habilitó a Palermo, quien ensayó una media chilena que fue despejada en línea por Abraham. Boca continuó estimulado por el resultado favorable y lo demostró en comienzo del complemento. Su carta desequilibrante seguía siendo el movedizo Palacio. El delantero picó a fondo por la izquierda y sacó un remate cruzado que Guly empujó casi abajo del arco. El 2-0 y la impotencia de Independiente hacían pensar que ya la historia estaba definida. Si bien luego fue así, Boca sufrió por sus propios errores. Abbondanzieri salió lejos de su arco y Frutos anticipó errada acción del arquero tocando por encima pero la pelota dio en el travesaño. Palacio le dejó su lugar a Delgado y eso coincidió con un Boca adormecido. Pusineri, adelantado, tocó por encima de Abbondanzieri y Muñoz Mustafá descontó sin resistencia. Los de Benítez aguardaron el final encerrados en su campo y reventando la pelota. Quedaron cinco minutos en los que Independiente hizo sufrir al local con sus embestidas desesperadas. El estadio era un hervidero. Los nervios de todos estaban crispados. Un tiro libre de Insúa salió muy cerca y, en la última jugada, el “Pato” desvió un mano a mano ante Pusineri -de lo mejor del equipo de Menotti-, jugada que sintetizó la tarde: el local delirando y los visitantes lamentándose. Boca ganó, sufrió y no despejó las dudas: sigue sin encontrar fútbol.

Juan Ignacio Pereyra (ABA)

“Trabajó, peleó y jugó al fútbol”

“Sangre, sudor y lágrimas”. O “trabajo, pelea y fútbol”. Esa fue la santísima trinidad a la que, según el técnico Jorge Benítez, se abrazo Boca para derrotar 2 a 1 a Independiente. El técnico del ganador dijo que hubiera sido «muy injusto» que el rival lograra empatar en la última jugada del partido, cuando Roberto Abbondanzieri desvió un mano a mano a Lucas Pusineri. “Ante un rival tan difícil, con buen fútbol, con una característica muy particular, con jugadores rápidos, me gustó todo el equipo, todo el funcionamiento en general”, señaló Benítez al evaluar el rendimiento de sus dirigidos. Y destacó que “Boca tuvo cinco, seis oportunidades de gol”. Consultado sobre qué representó la victoria tras la caída frente al Pachuca por la Copa, el “Chino” respondió: “Ni tiempo para un desahogo hay acá…hay que salir otra vez. Llegamos de México el viernes y hoy tuvimos que salir a pelear otra vez”. Y sentenció: “Ganar un clásico no es salir campeón. Boca tiene que ganar siempre”. Aunque elogió al plantel que conduce, Benítez consideró que sus dirigidos aún “deben convencerse de que son muy buenos jugadores y que tienen muy buen manejo con el fútbol”. Respecto de la rotación, el entrenador admitió que le resulta “muy difícil mover piezas”, no por un problema de decisión personal sino por la calidad de los integrantes del plantel. Refiriéndose puntualmente a la línea ofensiva, observó: “Tengo al Melli a-fuera… tengo a Delgado…lo de hoy me pareció interesante, sabemos lo que da Rodrigo (Palacio), que es rápido, vivo y en poco metros puede fabricar un espacio para Martín (Palermo). Lo mismo pasaría con Delgado, pero Delgado tiene otra velocidad, es más larga la velocidad”. “El que puede tener más seguridad (en cuanto a su continuidad) es Martín, pero por afuera cualquiera de ellos puede jugar”, amplió. Sobre el mediocampo, sostuvo que pretende que Fabián Vargas, “se ponga el equipo al hombro y lo pueda llevar. La confimación la darán ellos mismos a medida que vayan jugando. (Raúl) Cascini es un excelente jugador, con mucho temperamento y buen andar. (Fernando) Gago es un juvenil que tiene que madurar”. El técnico indicó además que Boca “necesita un enganche porque el fútbol argentino normalmente pasa por ahí. Con Guly o con Vargas estoy buscando poder desequilibrar, poder jugar detrás de los volantes contrarios. Estoy conforme con los dos”.

Insúa: “No somos un desastre”

Mientras el director técnico de Independiente, César Menotti, se retiró del estadio de Boca sin hablar, algunos de los futbolistas del equipo de Avellaneda sí dejaron sus impresiones y entre ellos, Federico Insúa consideró que “no creo que hayamos hecho un mal partido. Obviamente que no es un momento bueno, pero de esto se sale trabajando, entrenando, mejorando y ganando los próximos partidos. En este momento tenemos que estar más tranquilos que nunca y saber que no somos un desastre”, apuntó. Agregó Insúa que “no pudimos remontar el partido. Estuvimos cerca en las últimas jugadas” e interrogado sobre si el campeonato se terminó para Independiente, expresó que “no, para nada. En los primeros veinte minutos no nos pudimos acomodar, no podíamos encontrar la pelota. Después emparejamos hasta que hizo el gol el Flaco (por Rolando Schiavi) y el segundo tiempo fue de Independiente”, opinó. “Yo no hablo de los arbitrajes -aclaró ante otra pregunta-, si digo que fue penal (en referencia a una jugada en la cual Ismael Sosa cayó en el área de Boca), porque estoy al lado. Pero ya está, no me gusta decir si un árbitro dirigió bien o mal, yo me dedico a jugar”. Reveló Insúa que la sensación dominante en el vestuario de Independiente fue de “bronca, por esa jugada, por la última de Lucas, que lo pudimos haber empatado. Pero en el primer tiempo no jugamos bien y fue justo el resultado hasta ahí. Es más, si en la jugada de Palermo que saca en la línea Abraham se ponían 2 a 0, se iba a hacer más difícil, pero el segundo tiempo fue todo de Independiente, a mi modo de ver. Ni bien empieza tuvimos un centro atrás de Biglia, que llegó por el fondo, después tuvimos varias situaciones, una en el travesaño”, dijo.

Palacio, contracara de Palermo

En Boca hay alguien que intenta contagiar y desborda energía: Rodrigo Palacio. El ex Banfield se movió por todo el frente y facilitó el trabajo de los mediocampistas, además de disimular por momentos la escasez de fútbol de su equipo. El delantero muestra una facilidad sorprendente para jugar con o sin la pelota, en cualquier sitio del ataque, y fabrica espacios por ambos costados. Ante Independiente tuvo su primer partido desde el arranque en el Clausura, acompañado por Martín Palermo en el ataque. Palacio fue el jugador más desequilibrante e intervino en la previa de los dos goles. En el primero envió el centro para que Schiavi convirtiera de cabeza. Y luego remató cruzado para el ingreso de Guly. El delantero no abusó de su mayor virtud, encarar de frente, y apareció siempre como una opción de pase . A diferencia de Palermo, que perdió la mayoría de las pelotas que recibió de espaldas y afuera del área, Palacio demostró una gran habilidad para tocar de primera o para aguantar a su marcador. En el primer tiempo asistió a Palermo quien intentó una chilena que fue despejada sobre la línea. En el complemento Palacio probó por encima del Mono y su tiro salió cerca. Aunque no logró convertir, la gente le reconoció su entrega y premió su buena actuación bañándolo en aplausos cuando fue reemplazado a cinco minutos del final. (ABA)

  Se tiró atrás, encaró, probó al arco y preocupó a los defensores cada vez que tocó la pelota. Rodrigo Palacio, la figura.  

Se tiró atrás, encaró, probó al arco y preocupó a los defensores cada vez que tocó la pelota. Rodrigo Palacio, la figura.


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