Con susto, Boca ya está entre los mejores cuatro

Abbondanzieri atajó dos y el campeón sigue.

Con la angustia en la garganta y el destino colgando de las ma- nos de su arquero, Boca eliminó al Sao Caetano por penales 4 a 3 y es semifinalista de la Copa.

Cuando a los 8 minutos el endemoniado Gilberto y su zurdazo sacudieron el travesaño -fue tan fuerte el disparo que la pelota rebotó hasta fuera del área- la cancha de Racing vivió un segundo de escozor, pero también de sensatez: ese remate parecía indicar que Sao Caetano no sería fácil para el campeón.

Porque el equipo brasileño salió a buscar también el partido, parándose desafiante y sereno, sólido y con autoridad. Resultó entonces una pulseada, un reñido partido de Copa jugado con los músculos tensos, sin un centímetro de libertad y con mucho de incertidumbre.

Presionado Tevez, Boca llegó con más astucia que fútbol. Una de sus chances más claras fue una avivada de Guillermo, que adivinó el pase de Anderson al arquero Luiz, logró anticiparse pero su disparo salió por arriba.

Entre los 10 y los 35 el campeón se pareció al de siempre, con Vargas desequilibrando y distribuyendo, con Tevez participando y con Barros Schelotto prendido. No generó chances muy claras -un disparo de Vargas y no mucho más- pero pareció merecer una luz de ventaja.

Aquella presunción del primer tiempo tomó forma de amenaza real en el segundo, con el golazo de Gilberto en el borde del minuto 10. El hábil brasileño desacomodó a Burdisso con una gambeta definió con maestría de zurda, al segundo palo de Abbondanzieri. Un silencio sepulcral, muy parecido a la muerte, recorrió el cilindro de Avellaneda. ¿Podría Boca, con sus limitaciones ofensivas, lastimar a un equipo que durante más de un hora no había hecho otra cosa que escaparle a sus golpes?

Pudo, porque Bianchi, con la rapidez de los desesperados, lo puso a Barijho en el campo, quien en la primera que tuvo definió 'a lo Romario'. Fue en el momento justo, porque apagó la llama que amagaba convertirse en incendio.

Comenzó otro partido, ya que la reacción del gol en contra sobrevivió el empate y empujó a Boca -alentado por su gente- a la victoria. Eso hizo que se adueñara emocionalmente del partido, que lo controlara más desde la pasión que desde lo futbolístico.

Claro que Sao Caetano no de- jó de atacar tampoco, resultando de ello un partido plagado de tensión, coraje y misterio. Un batalla de Copa, en suma, sin destellos de preciosismo, es cierto, pero con ambos combatientes dejando la piel en cada cruce.

El mismo Gilberto se lo perdió desde muy cerca y Boca pareció abrazar el empate. No quedaba otra que jugar con el destino desde los 12 metros.

El Táchira se encomienda a los dioses

CARACAS (AFP) – El Deportivo Táchira, que en una sorprendente campaña mantuvo el invicto hasta ser goleado 3-0 por el Sao Paulo la semana pasada en cuartos de final de la Copa, buscará hoy el milagro de vencerlo por cuatro goles y clasificar a las semifinales cuando lo reciba en su feudo de San Cristóbal.

El partido se jugará a las 2045 locales en el estadio Pueblo Nuevo de la andina San Cristóbal (650 km al suroeste de Caracas), que se augura con un lleno de 25.000 fanáticos. El técnico del Táchira, Manuel Farías, dijo ayer martes a periodistas: «Vamos a buscar los puntos y los goles, pero no como una fiera herida de muerte, sino con disciplina y fútbol». «Sin importar lo que pase, pueden tener la confianza que con mucho coraje, talento y fútbol vamos a salir a buscar la clasificación», prometió.

La hinchada del Táchira tiene en la mente la hazaña de 1989, también en cuartos de final de la Libertadores, cuando el equipo venezolano fue goleado 3-0 en Asunción por el Sol de América. Una semana después -el 12 de abril-, en San Cristóbal, el Táchira logró la hazaña y venció por idéntico marcador, pero cayó 3-2 en la tanda de penales.

Ahora sus jugadores confían en que podrán repetir esa épica actuación, aunque reconocen el poderío del equipo brasileño.

Por ello, se reforzó la parte táctica, colocando delante de la línea de cuatro zagueros a Leonel Vielma, dejando el ataque y la creación en el medio a los argentinos Héctor Bidoglio, Emerson Panigutti y Guillermo Peraza, quienes buscarán los espacios por los cuales buscará filtrarse el único punta de lanza del equipo sobre el papel: el ariete Alexander Rondón.

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