Condenaron a un hombre por abusar de sus hijas

Recibió ocho años y medio. A una de las nenas la reconoció legalmente. Antes de acostarse, ellas ponían palos y latas para escucharlo cuando iba a la pieza.

CIPOLLETTI (AC).- La Cámara Primera del Crimen de Cipolletti condenó a 8 años y 6 meses de prisión a un hombre que durante años abusó de sus dos hijas: una reconocida legalmente por él y otra biológica.

Los jueces lo consideraron autor de «abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y circunstancias, agravado por el vínculo y situación de convivencia reiterado (dos hechos, uno por cada víctima) en concurso real».

El Tribunal, en base a la prueba colectada, dio por probado que desde «1998 aproximadamente y hasta fines de 2002″, el imputado, un soldador de 33 años, abusó sexualmente de su hija mayor efectuándole tocamientos libidinosos y exhibiéndole sus partes íntimas». Detalló que esta situación ocurrió en la vivienda donde convivían, desde que la nena, reconocida legalmente por él, tenía 8 años.

«Ingresaba al dormitorio donde aquélla dormía para tocarla en sus partes pudendas e introducía sus dedos en la vagina en ocasiones. Los hechos sucedieron con una frecuencia semanal», describieron los jueces.

Asimismo, dijeron que en fecha no determinada con exactitud, pero desde el 2003 y hasta el inicio de la causa, en el mismo domicilio en el cual convivían el imputado abusó sexualmente de su hija biológica «desde que contaba con 9 ó 10 años de edad, realizándole en número indeterminado de veces tocamientos libidinosos en pechos y vagina por debajo de las ropas y exhibiéndole sus partes viriles».

El fiscal Ricardo Maggi había pedido justamente la pena de 8 años y 6 meses de prisión, que recayó sobre el procesado, tras narrar los padecimientos de las menores. Relató, por ejemplo, que las nenas para evitar los abusos «de noche ponían palos y latas para oírlo si se acercaba a la cama donde dormían». La mayor, que en ocasiones se acostaba vestida, a los 12 ó 13 años «comenzó a hacerle frente» motivo por el cual «los hechos no pasaron a episodios más graves», consideró Maggi en su alegato.

«Esta niña tuvo una vida desgraciada pues habiéndose retirado a vivir sola a los 15 años, debió subsistir haciendo trabajos de hombre en las chacras. No sólo influyó en los hechos la duración en el tiempo sino también las consecuencias dañosas que éstos ocasionaron. Considero corresponde calificar los abusos como gravemente ultrajantes pues marcaron la vida de la joven», había mencionado el fiscal.

Ya adolescente, la mayor (que ahora tiene 19 años) se fue de su casa y le relató todo a una tía con la que se había ido a vivir. Lo hizo, temiendo por su hermana menor, que actualmente tiene 14 años.

La defensa había hecho hincapié en el problema de adicción a las drogas del acusado, pero en base a los relatos quedó en claro para el Tribunal que los abusos también ocurrían cuando el procesado estaba «completamente lúcido y consciente».

«De modo que la intoxicación no ha sido lo que ha determinado al incuso a observar estas conductas», concluyó la Cámara.


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