Condenaron a un patovica por matar a un joven

Le disparó en un pub ubicado en el balneario Río Grande de Neuquén. Es un sujeto con pesados antecedentes, que fue declarado reincidente. Ahora lo condenaron a 12 años de cárcel.

NEUQUEN (AN)- El custodio de un local nocturno ubicado en el balneario Río Grande fue condenado ayer a 12 años de prisión, porque asesinó de un balazo a un joven que le reclamaba bebidas gratis. El crimen ocurrió después de que el autor invitara a varios jóvenes a beber con él, aprovechando que tenía las llaves del local.

El fallo, que resultó dividido, recayó sobre Néstor Hugo «Huevo» Salinas, de 33 años, quien fue declarado reincidente por segunda vez porque tenía condenas anteriores por robos con armas. El imputado se declaró inocente, dijo que al momento del hecho estaba con sus familiares en Andacollo, pero varios testigos lo desmintieron.

El homicidio ocurrió a las 6 de la mañana del 12 de febrero de 2001 frente al pub «2001», ubicado frente al río Limay. La víctima fue César Horacio Sandoval, alias «Boquita» (21).

De acuerdo con la sentencia conocida ayer, Salinas tenía las llaves del local porque era una especie de custodio o «patovica» e invitó a beber a varios jóvenes de ambos sexos después del horario de cierre. Les convidó champagne y cerveza; el grupo integrado por unas seis personas se reunió en el exterior del pub y estuvieron tomando entre las 3 y las 6 de la mañana.

Uno de los que integraba el grupo era Sandoval, quien fiel a su apodo vestía una camiseta de Boca. Era, también, el que se encontraba en un estado de ebriedad más avanzado y el que pedía «algo más fuerte» para tomar.

Salinas tenía un arma para cumplir sus funciones de custodia. La discusión con Sandoval se puso más densa, la víctima hizo un gesto que para algunos se pudo interpretar como un intento de extraer un arma, y el patovica le disparó.

El balazo, calibre 22, ingresó por la cara anterior del abdomen, le atravesó el hígado y la arteria aorta descendente, provocando una abundante hemorragia que derivó en la muerte de «Boquita».

Después, Salinas amenazó a los testigos para que no dijeran nada y se encerró en el local. Un policía del puesto que todos los veranos se instala en el balneario Río Grande fue hasta «2001» porque había escuchado la detonación, golpeó y fue atendido por el «Huevo». «Acá no pasó nada», le respondió el sujeto. Luego escapó hacia Andacollo y cuatro meses después cayó detenido.

Los jueces no se pusieron de acuerdo respecto de la conducta del imputado. Para los camaristas José Andrada y Juan José Gago, cometió homicidio simple. Pero su colega Emilio Castro dijo que Salinas creyó que Sandoval iba a sacar un arma y por eso disparó.

Hay un testigo que señala que «Boquita» hizo un gesto con sus manos que pudo interpretarse como que iba a extraer un arma de entre sus ropas. Para el juez Castro, el patovica reaccionó ante ese gesto, o por lo menos hay una duda razonable que debe jugar a su favor.

«Debe procederse sobre el supuesto de que el gesto de Sandoval existió y que fue interpretado por Salinas como una agresión con arma inmediata, así como que éste reaccionó en forma también inmediata, disparando con la finalidad de defenderse contra ese supuesto ataque», expresó el juez en su fallo.

El juez Andrada opinó en forma muy distinta. «Nada justificó la acción homicida», señaló en la sentencia. «Todo indica que se trató, lisa y llanamente, de una reacción temperamental y por completo innecesaria del acusado. Su integridad física en nada peligraba pues se encontraba encerrado dentro del local, otras personas estaban tratando de calmar al supuesto agresor, y no encaró la situación defensiva sino agresivamente».

El subrogante Gago opinó en similares términos. En consecuencia, le impusieron los 12 años de prisión que había reclamado la fiscalía en su alegato.


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