Conducía un colectivo a Chile, alcoholizado
Lo detectó un control policial en Junín de los Andes. Tenía 1,96 de alcohol en sangre cuando en su caso debe ser 0. La unidad, de Igi Llaima, iba con el pasaje completo: 46 personas.
José Cusit
JUNÍN DE LOS ANDES (ASM).- Una mezcla rara de indignación y gratitud vivieron los 46 pasajeros de un micro de larga distancia de línea internacional que fue detenido ayer en su travesía hacia Chile, debido al elevado grado de alcohol en sangre que tenía su conductor.
El chofer, de apellido Ávila Poblete, fue arrestado por efectivos policiales al constatarle una medida de 1,96, cuando el máximo permitido para los conductores no profesionales es de 0,50, y es de 0 para quienes prestan el servicio de transporte de pasajeros.
El vehículo de la empresa Igi Llaima, con pasaje completo, fue parado a su salida de esta ciudad a las 7:10 de la mañana de ayer, luego de que un efectivo policial sospechara de la conducta asumida por el conductor en la Terminal de Ómnibus y diera aviso a sus pares, quienes le practicaron el test de alcoholemia en el cruce de las rutas 234 y 23.
Lo insólito es que el transporte colectivo había salido desde San Martín de los Andes una hora antes sin que alguien se percatara del estado de ebriedad de quien tenía la responsabilidad al volante.
Los 46 pasajeros quedaron atónitos en ocasión del arresto y no tenían más que palabras de gratitud para los oficiales. Pero al paso del tiempo les terminó por ganar la bronca, ya que permanecieron varados en la ruta más de 4 horas, hasta que un nuevo chofer se hizo cargo de la unidad y continuó a las 12:30 con el traslado.
“Cuando entendí de lo que se trataba me pegué un susto terrible”, dijo a este diario Daniel, uno de los pasajeros.
“A mí me pareció que íbamos un poco rápido, nada más, pero era una verdadera locura que nos condujera un borracho por esta zona de montañas, con caminos de tierra a uno y otro lado de la cordillera”, agregó, sin poder salir de su asombro.
Otro pasajero, de nombre Jaime, se manifestó “recaliente por el pago de un servicio que no se cumplió, aunque es preferible esto a que nos hubiera pasado algo en el camino, obvio.
Pero disgustado agregó que “igualmente podrían haber conseguido un chofer un poco antes, porque perdimos toda la mañana sentados debajo de un árbol a un costado de la ruta”, graficó.
De cualquier modo, entre los pasajeros reinaba la tranquilidad previo a la reanudación del viaje.
Un viaje que les deparaba varias horas por caminos de plena montaña, con el riesgo que ello plantea ante un conductor que no está en condiciones, como fue el caso.
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