Confirman que Marilina Lagos recibió una paliza

Los restos de la adolescente cipoleña fueron sepultados ayer ante un millar de vecinos. El padre de la víctima sigue detenido

CIPOLLETTI / ROCA (AC /AR).- La muerte de Marilina Janet Lagos (13) en el barrio Anai Mapu de Cipolletti fue brutal. La autopsia determinó que el golpe en pecho fue sólo una parte de la terrible golpiza que sufrió el martes. Por el hecho, se encuentra detenido su padre, Domingo Lagos (46).

«La descompensación que llevó al paro cardiorrespiratorio fue producto de una agresión en varias partes del cuerpo. Se trata de golpes que aplicándolos solos nunca conducirían a la muerte, pero al sumarse producen un efecto grave», explicó anoche una fuente judicial.

Como si fuera poco, se hallaron indicios de malos tratos anteriores al fatal episodio, casi confirmando las habituales conductas violentas de Lagos que la madre de la víctima denunció horas después del homicidio. También se supo que la menor padecía un cuadro de desnutrición.

En tanto, un marco de congoja e indignación rodeó a los más de mil vecinos de Anai Mapu que despidieron ayer los restos de la adolescente. Lo hicieron primero en el propio barrio de Cipolletti y luego en el cementerio.

Ayer el padre hizo gestiones para despedir el cuerpo de su hija, incluso con la mediación de una religiosa, pero los vecinos cortaron de cuajo esa posibilidad. «Si lo vemos se queda en el cementerio con la piba», disparó un poblador, con el consentimiento de varios más.

El salvaje suceso ocurrió el martes por la mañana en Lamarque al 1.800 donde Lagos vivía solo con la pequeña, porque su mujer Alicia Bustos, cansada de los malos tratos del sujeto, había dejado el hogar hace unos seis años junto con sus otros tres hijos.

Los vecinos en muchas ocasiones encontraron a la chica con moretones y golpes, pero siempre la respuesta era que se había caído o algo por el estilo. Las agresiones anteriores también fueron comprobadas por la autopsia realizada por el forense Ismael Hamdan.

Incluso las responsables de la Escuela 294 -Patricia Maneiro y Stella Maris Ortega- intuían alguna situación anómala con la niña, alumna de sexto grado -muy retraída y callada- pero ella nunca llegó al establecimiento con marcas en el cuerpo que hicieran presumir que su padre la maltrataba, aclararon ayer las docentes.

Los restos de la chiquita fueron velados desde la medianoche del martes hasta las 16 de ayer en el Centro Comunitario del Anai Mapu, ubicado junto a la escuela. Luego, acompañado por los vecinos, el féretro confluyó con el servicio de la empresa Ocaso al cementerio, donde se produjo el sepelio, entre llantos y algunas amenazas contra el padre matador. «Hay que colgarlo», «este tipo no merece vivir» y otras consideraciones se vertían en voz audible desde algunos puntos de la manifestación.

Mientras Lagos seguía ayer incomunicado en un calabozo del destacamento de las 1.200 Viviendas, fuentes judiciales indicaron que la causa fue caratulada como homicidio calificado y el juez Pablo Iribarren analizaría hoy con mayor profundidad el informe forense para definir los pasos a seguir.

El miércoles el detenido estuvo inquieto, casi irascible, aunque ayer se hallaba tranquilo, dijeron fuentes extraoficiales sobre el padre de la chica.

El detenido sigue sosteniendo lo que dijo en su confesión a la Policía: que se trató de un golpe «casual» en el marco de una «reprimenda» que le quiso dar a su hija.


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