Confundidos y discriminados

A ella la confundieron con una vendedora ambulante. A él, con una suerte de destructor de libros. Error. Ella era nada menos que la candidata a la presidencia de Guatemala y Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, que acudió a un hotel de Cancún a hacer una entrevista periodística vestida con su habitual vestimenta maya y el personal de seguridad intentó sacarla a la fuerza. Y él era el escritor de literatura de terror Stephen King, que fue a una librería de Australia a firmar ejemplares y una clienta avisó indignada a la dueña que un hombre estaba garabateando algunos libros de la tienda. Ni la fama ayuda.


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